Última parte: "Una cita y un quedamos."

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Los dioses inmediatamente se reunieron al ver que algo sucedía entre dos almas gemelas.

─ Ellas aún no tenían que reencarnar ─ habló uno, observando como en 1998 Angie Velasco había reencarnado.

─ Están adelantadas. ¿No deberíamos cambiar su final? Uno más trágico ─ opinó otro, mirando lo mismo que todos.

─ No. Creo que es mejor darles el final que merecen. Se adelantaron doscientos años ─ sugirió otro.

Todos se miraron entre sí.

─ ¿Seguro que está bien que hagamos eso?

─ Yo creo que merecen el mismo final de siempre.

─ Sufrieron mucho en dos vidas distintas. En algún momento hay que cambiar la historia. ¿No ven? Velasco se atrevió a reencarnar cuando aún no debía, eso provocará que Dominguez reencarne en 2001 y seguramente su destino ellas lo están rehaciendo.

─ Era obvio. Son almas gemelas ─ reconoció el primer Dios.

─ Dejemos que ellas manipulen la línea del tiempo. Si lo manejan bien, dejemos que reencarnen cuando se les encante. Si una muere antes de llegar a ser algo, lo controlaremos nosotros. ¿Bien?

Todos asintieron.

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“Al verdadero amor no se le conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece.
Jacinto Benavente."
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Brisa caminó decidida.

Su día estaba más que bien. Cristián tuvo el coraje de ir a terminarle, ¡por fin! Estaba liberada. Se sentía tan bien, entrar en cualquier aplicación, buscar su nombre y ver que él la había bloqueado.

Qué bien que se sentía.

Además que vería a Angie y eso la animaba más que nada. Cualquiera se sorprendería de verla tan animada por solo la mención de ella.

Angie.

Se quedó estancada en su cabeza.

Quería conocerla. Más allá de las cámaras, quizá intentar algo con ella.

Vamos, Brisa sentía algo. Sentía que la empezaba a querer y eso era algo muy escalofriante de sentir. No llevaba conociéndola apenas tres días y empezaba a gustarle.

Quizá era verdad eso de que cuando a las chicas les atrae otra, las cosas avanzaban increíblemente rápido.

Porque no tendría otra explicación.

Aunque podría ser que el universo se la mandó para que dejara de estar sola. O quejarse de estar sola. O quejarse de sentirse sola.

Angie era la única que llenaba su vacío. Sentía que conectaban y la volvía loca.

Hablando de volver loca, Brisa la divisó y por un momento se desmayó. Angie iba vestida con un saco que le llegaba hasta mitad de los muslos azul, una remera blanca que le llegaba a la cintura de bordes azules, un jean negro que le llegaba hasta los tobillos, medias azules y unas vans blancas. Y para sorprenderla, notó que llevaba un beanie azul con una imagen de un bulldog francés. Se vestía hermosa. Combinaba todo con su largo pelo azulado.

Se acercó torpemente y le sonrió cuando cruzaron miradas.

Angie parecía un ángel.

La luz del farol cayó justo en su cara, haciendo que sus ojos se notasen claros y que sus labios parecían más rosas de lo que eran.

Brisa sintió la necesidad de besarla y no sabía porqué.

─ Hola ─ le saludó su cita con un beso en la mejilla. Quiso reírse de ella al verla ponerse de puntitas de pie, pero decidió que no quería cagarla.

primavera ─ [BRANGIE]Where stories live. Discover now