EXTRA II: Angie y Brisa.

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"Y mira tú, estaba buscando una estrella y encontré una galaxia.
Ron Israel."

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5 meses después.

Si no fuera por la estúpida internación a la que fue sometida, estaría en los brazos de Angie y se hubiera olvidado de su mala salud.

Le había agarrado una neumonía y bueno, al menos le dejaron usar el celular, debía informarle a cierta cantidad de personas sobre su estado, como su familia, sus seguidores, su aún-no-novia, sus amigos y su jefe. Y sus gatas si fuera posible.

Pero volviendo a lo principal, al tener el alta nunca se había vestido tan rápido en su vida. ¡Por fin iba a ver a Angie! La extrañaba tanto.

Y decidió caerle a la casa sin aviso.

Okay, quizá no había sido caballeroso de su parte, ¡pero habían buenas intenciones detrás! O quizá nada más quería ser que le importaba.

Le escribió rápidamente a Lourdes para avisarle que no iría a casa ese día y que al siguiente iba a verla. Su amiga le había informado que cierta rubia se estaba quedando con ella.

Y Brisa no quería ser un mal tercio.

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Nervios.

Esa era su palabra.

Vería a SU peliazul y no daba más de la emoción. La necesitaba mucho.

Tocó la puerta y pensó en qué decirle. No quería ser cursi, pero tampoco fría, pero tampoco tan cariñosa, pero tampoco tan distante, pero tampoco...

─ ¿Sí?- ¿¡Bri!?

─ Pará Angie, estoy pensando en qué decirle a An- ¡ANGIE! ─ menos mal que su cerebro procesaba las situaciones rápidamente.

Su amada rió de corazón y la agarró de la nuca mimosamente.

─ Te extrañé, mi tontita ─ Brisa apoyó el puente de su nariz contra el suyo, sintiéndose como en casa ─ me preocupé mucho cuando no contestabas y cuando por fin nos hablamos, que me dijeras que estabas internada empeoró ─ le confesó, ahora acariciándola como si fuera algo delicado. Brisa cerró los ojos, gustosa de sentirla cerca.

Ya no quería más alejamientos.

─ Te extrañé más, ratita ─ Angie gruñó ante el apodo, pero no le dijo nada.

─ Y lo siento, no quería desaparecer de la nada ─ le susurró girando su cara, como si fuera a besarla en ese instante.

─ Tranquila. No estoy enojada, solo estoy preocupada, ¿no necesitás tomar algo? ─ le preguntó, pasando sus manos ahora por su cara, como si quisiera asegurarse de que estaba bien.

Brisa no era delicada, pero Angie igual quería guardarla en una cajita.

Y llevársela a Rosario cada vez que se iba a visitar ahí.

─ No, no ─ Brisa se acercó más, mezclando sus pausadas respiraciones ─ lo único que estaría necesitando serían tus besos ─ coqueteó.

Angie rió sonrojada.

─ ¿Sabés algo curioso? Yo también estaría necesitando tus besos ─ la acercó bruscamente de los cachetes, Brisa omitió el dolor para soltar una carcajada.

─ No soy paciente, Bri ─ agregó, obligándola a llevar la cabeza hacia atrás para apreciar mejor sus labios. No había forma de que Brisa se viera mal, con la cabeza hacia atrás seguía igual o aún más atractiva. No había remedio.

primavera ─ [BRANGIE]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant