NOONA❞ knj

"Lindos momentos"

Namjoon le había preguntado por sus amigas y en lugar de decirle que ya la mayoría le habían dejado de hablar, le dijo que no era tan cercana a ellas así que no le apetecía ir a verlas.

Le compró cuatro banderillas que se comió bastante rápido, luego se antojó de helado y él accedió a darle el gusto, pero no más que eso porque luego terminaría sintiéndose con malestar.

Dhay estaba tomando su mano, colgándose de su brazo y señalando distintas cosas, contándole acerca de estas.

Y le sonreía. A Namjoon le encantaba cuando ella sonreía, cuando iba a entrenar, sonreía un montón luego de terminar alguna sesión y él tenía la dicha de presenciar esa imagen.

Él la eligió desde el primer día.

—¿Quieres un bote de basura miniatura?

—¡Para la cocina! Hay que ser ordenados con nuestra basura.

Habían entrado a uno de esos lugares donde había de todo. Namjoon levantó a Dhay de un solo tirón y la sentó en uno de sus hombros, esperando a que alcanzará el mencionado bote de basura para regresarla al suelo.

—¿Ya?

—Ay, es que no sé qué color. Dime uno.

—¿Verde?

—Mm, no hay verde, hay amarillo, blanco, negro, púrpura, azul, gris...

—Blanco.

—Está hasta atrás— se inclinó un poco— no me sueltes, que me da miedo.

Las demás personas que pasaban cerca se quedaban viéndolos, algunos se reían por la escena y otros se impresionaban por la fuerza de Namjoon para sostenerla durante tanto tiempo. Dhay le dijo que ya podía bajarla y cuando la regresó al suelo, vio un bote de basura negro.

—Eso no es blanco.

—Es que el blanco no combina con la cocina, Nam. Lo siento.

Se apretó el puente de la nariz y rió, asintiendo.

—¿Qué otra cosa necesitamos?

—Dijiste que querías termos nuevos para llevar al gimnasio. Vamos a la zona de deportes.

—¿Seguro no quieres que llevemos un carrito para llevar todo?

—No es necesario, solo necesitamos esto.

Él igual decidió llevarlo y fue su mejor idea, porque sí que lo necesitarían.

Regresar a casa y acomodar todo al gusto de Dhay siempre sería algo que lo haría reír mucho, porque como ya era obvio, Dhay era la reina de la indecisión, entonces estuvieron eligiendo dónde iría cada cosa un buen rato hasta que ambos tomaron asiento en la sala.

Dhay se removía un montón en el sillón, se quedó viéndola hasta que le dijo:

—Estoy incómoda.

—Puedo darme cuenta— volvió a reír, ella lo miró apenada— a ver, déjame lo arreglo.

Tomó varios almohadones de los más suaves y los acomodó estratégicamente logrando que la posición en la que Dhay se encontraba, fuese la definitiva y cómoda. Sabía que ya no se movería de ahí en unas horas, luego la cubrió con el cobertor de felpa y ella le sonrió, a gusto.

—Gracias~

—¿Mejor?

—Si, Nam.

—Bien, iré a prepararme para el trabajo.

La dejó viendo la televisión, reparó en el anillo todavía en la mesa, lo tomó y pensó en qué haría con el. Por el momento solo podía guardarlo, entró a la habitación pensando en empacar la bolsa del gimnasio y se sorprendió al verla ya lista, con todo.

¿Cuando había hecho Dhay aquello? Solo la descuida un momento y ella ya ha hecho de todo sin que él se entere.

Su teléfono vibró con un mensaje de su hermana, lo ignoró a propósito, le estaba pidiendo el código de entrada a la casa, él lo cambió precisamente para evitar ese tipo de sorpresas. Se decidió a contestar con que no estaría en casa en todo el día para que no apareciera, pero ella insistió en que iría a dejar algunas cosas que compró para él.

Lo lamento, pero honestamente no me apetece tratar contigo luego de como reaccionaste a mi relación y los comentarios que hiciste al respecto, eso me hirió, no planeo hacer como que nada pasó.

Por favor, no vengas, no quiero malos ratos.

No cuando había tenido un buen día.