Cuando Dhay fue a verlo al gimnasio, él ya se había enterado de ella hablando con su hermana y se cruzó de brazos apenas le tuvo al frente. Ella sonrió culpable.
—¿Estás enojado?
—No. Pero tienes que saber que le he dicho que esa cena, no pasará.
—¿Por qué no?
Tomó su mano y la guió con destino a camerinos, dónde no había nadie y así ellos hablaban mientras empacaba su bolsa, había acabado con sus clientes de esa noche.
—Escucha, cariño, me encanta que intentaras arreglar las cosas con mi hermana, significa mucho.
—Lo sé~
—Pero, mi hermana, es un poco arpía y tiene sus truquitos, por eso es mejor mantenerla controlada.
Puso una expresión llena de desconcierto, empacando con él apenas abrió el casillero y todo era un desastre ahí adentro.
—Hay algo llamado el arte de doblar la ropa.
—Soy desordenado, noona.
—Eso veo. Pero, dime, porqué cancelar la cena, Nam.
—Porque sé que ella hará una cena dónde llevará a toda la familia y yo no quiero eso, solo logrará arruinarlo todo, porque ella no está de acuerdo con mi decisión, así que traerá a más personas que la apoyan y será un enorme desastre. Conozco a mi familia, noona.
Entonces con eso le confirmaba que su familia jamás estaría de su lado con el hecho de él queriendo hacer su vida con Dhay. Y Namjoon aún sabiendo eso, quiere estar con ella.
Suspiró, viendo su semblante un poco triste.
—Está bien. No tenemos que hacer ninguna cena que sabemos saldrá mal— negó — miento, si tenemos que hacer una cena, pero con mis padres, tú, yo, tus amigos, mi amiga y todo será de lo más agradable porque estaremos con personas que nos aprecian y apoyan.
Rió un poco, asintiendo.
—Deberíamos hacer eso, me agrada la idea— tomó ambas manos—¿Por qué eres tan maravillosa, mujer?
Arrugó la nariz riendo con un poco de vergüenza.
—Solo quiero que dejemos de tener momentos horribles e incómodos. Aunque debo decir que tu hermana se escuchaba sincera cuando me dijo que estaba dispuesta a conocerme— aseguró— y conocer a Joon.
—¿Crees que será niño?
—Lo será, estoy muy segura—cerró la bolsa, quiso llevarla pero no la dejó, estaba pesada— vamos, hay mucha ropa que lavar. Se me ocurre que puedes decirle a tu hermana que asista a nuestra cena y que tiene prohibido llevar a alguien más.
—¿Y obligarla a quererte y aceptar que su hermano hace lo que le da la gana? Me agrada, suena malvado.
Rieron, saliendo de los casilleros y cruzando todo el lugar, Dhay alcanzó a ver a algunas de las que eran sus amigas y supo que se quedaron viéndola, solo podía esperar que sintieran envidia por el hombre que iba abrazándola.
Ella volvería a casarse y estaba trabajando en sus pensamientos, haciendo de todos ellos unos buenos y positivos. Su bebé necesitaba alegría y buena vibra, no inseguridades.
Se detuvieron.
—¿Qué pasa?
—Nos están mirando unas señoras.
—Oye, algunas tienen mi edad, también soy una señora.
—Ellas son señoras horribles.
—¡Namjoon!— regañó— Eso es muy grosero, no seas así.
Dejó un pico en sus labios, asustandola y burlándose de ella luego, se puso a mirar a todas partes asegurándose de que nadie vio eso.
—A nadie le importa si te beso o no, son chismosos, todos, pero no juzgan.
—Ese es un gran consuelo, eh, gigantesco.
A Namjoon le encantaba salir de trabajar y saber que no iba a estar solo camino a casa y una vez en ella, era una sensación difícil de describir con solo palabras, podía resumirlo en gozo, en alivio y genuina dicha.
Ellos eran como muchas otras parejas de la cotidianidad y eso le gustaba también. Era bello, era bonito.
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