2. ¿Gané?.

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Sucrette Pov.

Me dirigí a la mesa de besos y tomé asiento. Mi fin llegaría pronto. Kentin tuvo la idea de hacer pequeños juegos para recaudar fondos, y Melody se encargó a repartir las tareas, por supuesto.

Un chico rubio y de ojos azules venía hacía la mesa, sonriendo coqueto, llevaba consigo un billete de la feria en su mano, y Armin, que estaba a mi lado, le dio un billete real, y de mayor valor a el chico, este se marchó, medio confundido.

Armin le daba dinero a los chicos para que no me besaran. A este paso, Armin ya a perdido más de cincuenta billetes, los cuales había estado ahorrando para la su próximo videojuego. Y yo, no he besado a nadie. A Alexy, en la mejilla, que no se dejó sobornar.

- Sucrette, yo te cubro. Anda, has lo que te dije. -Dijo Debrah, mientras venía corriendo junto a Rosalya y Peggy.-

Besé a Armin y lo tome del brazo, seguimos a Rosalya hasta donde nos llevaba. Peggy se encargó de distraer al profesor Farres, que estaba encargado de las tareas de los alumnos.

- Vamos. -Susurró Rosa, con su gorra en la que estaba el logo de "FBI". -

- ¿Número?. - Preguntó.-

- Cuatro. - Respondí. -

Rosalya cambio unos papeles. Así, Melody estaría en la mesa de besos, y yo, tendría mi día libre con Armin, o al menos lo que queda.

Cinco minutos después el profesor Farres nos llamó a todos para registrar las tareas, y darle el dinero recaudado hasta ahora.

- Eh..., señorita Melody, ¿cuál es su tarea?. - Preguntó el profesor Farres, confundido. -

- Estoy repartiendo folletos del colegio con Nathaniel, profesor. - Dijo, nerviosa. -

- No, Melody. Tu lugar es la mesa de besos. Sucrette debe repartir la propaganda, con Nathaniel.

Debrah, miro a Melody con su típica mirada que te dice, "Te gane, zorra". Y le dio la gorra de un color coral, que llevaba inscritas las palabras, "Chica besable, por hoy y todos los días". Abajo, decía, "La zorra de la mesa de besos".

- El chico de rojo muerde. Ah, y el de brackets puede llegar a sacarte sangre, y ese viejo de allá, apesta. - Dijo Debrah, aún con su sonrisa victoriosa. - Bueno, aunque tu también. -

Silencio, un gran silencio. Rematado cuatro grandes aplausos del profesor Farres, Melody lo fulminó con la mirada. El profesor carraspeó y prosiguió.

-Bien, pues. Los que terminen sus tareas pueden disfrutar de la feria.

Y si, prácticamente era una feria. La directora tuvo, en sus tiempos de juventud, digamos que un amor de verano. Su nombre es Bark, y este, casualmente, al otro lado de la ciudad construyó un parque de diversiones. Si, tal vez en 1963 fue exitoso, pero ahora, ya no. Tuvimos la tarea de reparar las atracciones, y poner unas nuevas. No lo creía posible, pero funciono. La directora suspira cada ves que ve a Bark, y la verdad, da asco. Sus mejillas se mueven cuando suspira. Y, por tanto, ella también. Y no era bonito.

Nathaniel tomó asiento al lado de Melody, en la mesa de besos, parecía importarle poco que ella se besara con "el chico de rojo". El simplemente suspiraba y volteaba su mirada, hacía las atracciones.

Armin llegó con las bebidas, agitado.

- ¿Estás bien?. - Pregunté. -

- Si, creo. Unos niños me perseguían. - Dijo dando un supiro y colocandose en el asiento que estaba frente a mi. -

- ¿Porqué lo hacían?.

- Digamos que a alguien se le cayó tu jugo de manzana, así que vio a un niño que tenía uno, ya sabes que paso después.

- Vaya, Armin. Que listo eres, mira que para robarle una soda a un niño se necesita valentía, digno de todo un osado.

- Eh, ¡Que el chico tenía diez años, Sucrette!, ¡Diez!. - Dijo. -

- Vale, lo entiendo. - Dije, él sonrió.-

Dirigí mi mirada hacía una atracción, Castiel y Debrah se encontraban divertidos en un puente colgante, y, cada que la atracción bajaba, soltaba una ola de agua que dejaba a Debrah completamente empapada, Castiel se retorcía de la risa.

- ¿Le tienes miedo al agua?. - Dijo Armin, con un tono de reto, con su tono de reto. -

- No, Armin.

- Entonces supongo que sabes nadar. - Iba a responderle, pero este tomo mi mano y nos llevó a aquella atracción, que había sido encontrada completamente destrozada. Armin la arregló, habría que tener cuidado, la última vez que Armin intentó arreglar algo, el televisor explotó. -

Subimos a la atracción, solo nosotros dos, ya que nadie quería subir, por alguna extraña razón.

La atracción comenzó a andar, tome a Armin del brazó, me dio una mirada divertida y después miro al frente, avanzamos treinta centímetros y después escuche un ruido extraño.

La atracción comenzó a moverse, y las barras metálicas que la sontenían se venían abajo, ahogue un grito. Castiel y Debrah dejaron de reir, y fueron alterados a la oficina de Farres.

- No, Mierda. - Gritó Armin. -

-¡AAAAAAHHHH!. - Gritó una chica asustada, no, esperen, fue Armin.

El vagón se volteó, y sentí que mi cuerpo cayó en una superficie extraña, mis oídos se inundaron de agua y deje de respirar. Traté de nadar, pero no pude.

¿Contigo? (CDM)Where stories live. Discover now