Capítulo 11

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Alfa y omega llegaron a la enfermería caminando a paso lento. Chifuyu cojeaba un poco pues los raspones en sus rodillas le ardían siempre que apoyaba sus pies en el suelo. Keisuke abrió la puerta de la enfermería y buscó con su mirada a la enfermera encargada. Ambos chicos miraron a su alrededor sin encontrar a nadie.

—Al parecer no hay nadie ahora.— Dijo el pelinegro mientras sentaba a Chifuyu en una silla que se encontraba cerca de la entrada, al lado de una mesa con varios utensilios médicos.

—Yo esperaré aquí a que la enfermera vuelva. Tú mejor vuelve a la clase.— El rubio miró sus heridas un poco mejor, haciendo una mueca por lo feas que se veían, luego miró al pelinegro con algo de vergüenza. —Gracias por traerme.—

—No me iré, presidente. No sería bueno dejar esas heridas así por mucho más tiempo, sé que no son muy graves, pero podrían infectarse.—

El alfa comenzó a buscar los materiales necesarios a su alrededor mientras que el rubio lo miraba algo confundido.

—¿Qué piensas hacer? Deja todo eso, no creo que deberías registrar estas cosas. Ya te dije que puedo esperar.—

—La situación lo requiere. No creo que la enfermera se moleste, más cuando ella es la primera que no está en su puesto de trabajo.— Habló sin dejar de rebuscar entre las cosas.

Al lado de Chifuyu había una mesa con varios utensilios médicos. Algodones, alcohol, gasas, algunas jeringas dentro de sus paquetes, un espéculo, e incluso algunas toallas limpias.

Cerca de la mesa había un aparador con varias pomadas y otros frascos con medicinas para diferentes malestares. Keisuke tomó todo lo que necesitaba. Primero llenó un recipiente con agua del lavamanos del pequeño baño de la enfermería. Tomó también un jabón y llevó ambas cosas a donde estaba Chifuyu.

Se agachó frente a él para quedar a la altura de sus rodillas y mojó una de las toallas en el agua para luego pasarla sobre la herida. Chifuyu soltó un leve quejido ante el contacto de la tela con su piel lastimada y movió un poco su pierna por reflejo. Keisuke lo miró y volvió a repetir la misma acción, esta vez sin obtener respuesta del contrario.

Movía la toalla suavemente, sin raspar su piel, casi como si el omega fuera de porcelana. Luego enjabonó bien su mano y pasó la misma por la herida. Su objetivo era limpiar bien el área y quitar cualquier resto de suciedad que pudiera tener. Con sus dedos pudo sentir la piel lastimada de Chifuyu. Esta se sentía rasposa, pero a la misma vez más suave en los lugares donde su piel se levantó.

El omega no decía nada, solo apoyaba sus manos en el asiento y mordía su labio inferior a la vez que observaba todo lo que el contrario hacía. 

Keisuke repitió el mismo proceso con la otra rodilla para finalmente volver a enjuagar esta con el lado mojado de la toalla, secándola luego con una parte seca.

El de ojos cian observaba fijamente el chico arrodillado frente a él. Podía ver lo concentrado que se veía mientras lo curaba con cuidado. El alfa era más alto que él, pero en esta posición Chifuyu realmente sentía que era más grande. Miró sus hebras azabaches, un poco húmedas y brillantes por el sudor de la carrera, pero ni siquiera así lucía despeinado. El omega lo observó pensando en los suaves y sedosas que se veían, y se preguntó a sí mismo si se sentirían así también.

Siguió bajando su vista hasta las pestañas del contrario. Estas eran largas y finas, y batían con elegancia cada que el alfa pestañeaba. Una mirada cayó sobre él repentinamente, lo que le causó un rubor al sentirse descubierto en su observación. Cambió su mirada a otro lado de la habitación.

—Ya limpié la herida, ahora solo colocaré un poco de pomada antiinflamatoria y una pequeña venda que no se adhiera para que sane mejor.— Keisuke estiró su mano para tomar un pomo de pomada que había dejado sobre la mesa cerca de él. —Debes cambiar estas luego, en casa.—

¡El presidente del consejo estudiantil es un omega! || BajifuyuWhere stories live. Discover now