Capítulo 26

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El estado de conmoción era total.

No solo los estudiantes se encontraban estupefactos por tal declaración, sino que también los profesores que se miraban los unos a los otros con incredulidad.

¿Realmente era cierto aquello?

Recogieron del suelo los papeles que habían sido lanzados, solo para notar que estos eran copias de un expediente de secundaria. Específicamente el del estudiante Matsuno Chifuyu. Pero lo que más captó la atención de todos fue que él estaba registrado como omega.

Los susurros y balbuceos comenzaron a correr como la chispa en la pólvora hasta que finalmente llegó al centro de la bomba que explotó cuando todos miraron instintivamente a Chifuyu sin dejar de cuchichear entre ellos, como esperando a que diera alguna explicación.

El omega rubio temblaba paralizado en su lugar, no podía mirarle la cara a nadie, no tenía el valor. Pero no necesitaba mirarlos para sentir todas aquellas miradas clavarse como puñaladas sobre su figura. No necesitaba verlos para saber que probablemente los estarían juzgando y odiando ahora mismo.

No podía soportar aquello, así que se obligó a reaccionar y corrió lo más rápido que sus piernas le permitieron en su estado de conmoción hacia la salida del gimnasio, bajo la vista fija de todos que solo armaron un alboroto más grande cuando lo vieron irse de aquella manera.

Keisuke miró a los Haitani como si quisiera matarlos con tal vistazo, sus orbes brillando de pura rabia e impotencia. Pero se controló y corrió también hacia la salida para seguir a Chifuyu, empujando a varios en su camino pero importándole muy poco.

—¿Vieron, todos? Pueden creerme o no, pero estos documentos son reales.— Ran se regocijaba de lo que consideraba como su victoria sobre la persona que había osado enfrentarlo. —Además, la forma en lo que acaba de huir como cobarde solo lo confirma.— Había ganado otra vez, él siempre ganaba y se jactaba de saberse más poderoso que cualquiera. —Tampoco pondría en riesgo mi imagen al venir aquí para contarles una mentira. El único mentiroso es Matsuno Chifuyu.— Río para sus adentros con malicia.

Por su parte el omega rubio corría sin tener un rumbo fijo. Su corazón golpeaba con fuerza dentro de su caja torácica, y calientes lágrimas rodaban como cascadas por sus mejillas, volviendo sus vista borrosa.

Se detuvo en medio del pasillo, y se inclinó apoyando sus manos sobre sus rodillas sin dejar de llorar. Las gotas cayendo sin control en las frías baldosas del suelo. ¿Por qué las cosas habían terminado así? Justo cuando estaba encontrando un poco de orden y equilibrio en su vida, todos sus esfuerzos son tirados a la basura.

¿Cómo habían logrado descubrirlo?

No lo sabía, pero aquel alfa tramposo lo había engañado de la peor manera. Mordió su labio inferior con fuerza, casi enterrando sus colmillos en un inútil intento de controlar su llanto. Pero no funcionaba, solo le daban más ganas de llorar cuando pensaba en como ahora sería repudiado por sus propios alumnos, por los mismos que una vez lo admiraron y por quienes se había esforzado tanto como para crear aquella mentira.

Se paró para volver a correr hacia quien sabe dónde, pero un agarre en su muñeca lo detuvo. Se volteó asustado pensando en que lo habían seguido pero se calmó un poco al ver que se trataba del alfa pelinegro.

Keisuke sintió sus corazón romperse al ver al omega en aquel estado en que nunca lo había visto. Él sabía que Chifuyu también sufría por dentro, que estaba lleno de preocupaciones y ansiedades; pero verlo de aquella manera definitivamente le dolía más de lo que hubiera pensado. Porque el rubio siempre lidiaba con todo por sí mismo, pero ahora se estaba mostrando tan destrozado que era difícil de creer.

¡El presidente del consejo estudiantil es un omega! || BajifuyuWhere stories live. Discover now