El concierto.

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  Sila llegó a casa y, no encontrando ni a Halil ni a Buffy, aprovechó para correr al baño y darse una ducha. En una hora tendrían que salir para ir a cenar y luego al concierto del novio de Beren pero había estado con una amiga, posando con sus joyas, y hablando, hablando, se le había hecho tarde. Dejó la ropa preparada y se metió bajo el agua.

    –Anda, entra. Cualquier día me haces traerte a casa en brazos. Sila te tiene tan mimada que se te va a olvidar cómo se camina –Halil quitó la correa a la perra e ignoró su mirada de amor perruno.

    –No me mires así. Así ya me mira tu dueña y consigue todo lo que quiere... –le reprochó el actor a la mascota.

       Después de ponerle agua a Buffy, Halil estaba a punto de coger su móvil para llamar a Sila y saber dónde estaba cuando oyó correr el agua en el baño. Ahí tenía su respuesta. Sila se estaba duchando... Sila se estaba duchando, pensó con una amplia sonrisa. No la había visto en todo el día y la echaba mucho de menos. Y esa sería la excusa que iba a darle en cuanto se colara con ella en la ducha.

–🎶🎶🎶 kendini bana bırak.... ooooooofffff kendini bana bırak –cantaba Sila bajo el agua cuando se abrió la mampara.

    –Cariño, ya he subido las escaleras pensando en lo que iba a hacerte pero si encima te pillo cantando una canción mía... ya me vuelves loco del todo.

    Halil entró en la ducha, rodeó con sus brazos a Sila y la pegó a su ya excitado cuerpo. No la dejó acabar el estribillo, pues sus hambrientos labios buscaron los de ella en un tórrido beso. Su chica no emitió queja alguna y le devolvió el beso y el entusiasmo.

    –Te he echado de menos, Halil Bey... mmm– Sila le pasó los brazos tras el fuerte cuello y subió una pierna hasta sus caderas buscando el roce que les encendería del todo.

    Halil captó la intención a la primera. Bajó sus manos por la mojada espalda de Sila, la aferró de las nalgas y la subió a su cintura. Ella cruzó las piernas tras él y se dejó empotrar deliciosamente contra la pared de la ducha. Halil la besó más profundamente y con un certero movimiento se hundió en ella. Los jadeos de placer sonaron por encima del ruido del agua mientras se enterraba en su suave cuerpo una y otra vez. Ella lo llamaba, él la adoraba. Diez besos y diez vaivenes más tarde, Sila gritó de placer y luego Halil se dejó ir. Esta vez, los besos suaves y mimosos marcaron la vuelta a la tierra.

    –Yo también te he echado de menos –respondió entonces Halil.

    Ya en la habitación, Halil pidió a Sila que le recordara el nombre de la pareja de Beren y a qué hora habían quedado para cenar. Cuando ella se lo dijo, él se alteró.

    –Vamos a llegar tarde. ¿Por qué no me has avisado?

    –Porque me estabas haciendo el amor en la ducha, Halil ¡ni loca iba a pararte!

    –Otra vez tocará aguantar las risitas y las miraditas...–se quejó Halil en broma.

    –¿Vas a ir así vestido?–Sila cambió de tema.

    –A un concierto se va cómodo, cariño, y ¿tú qué te vas a po... ¡La camiseta del hombro al aire!

    –Claro, yo también quiero ir cómoda...

    –Y sexy, irresistible, seductora... me vas a tener babeando por ti y no le voy a hacer ni caso al grupo –Halil la tomó por la cintura y reclamó otro beso más.

    –Luego me riñes a mi por llegar tarde, Halil Bey...

––––––––––

    Efectivamente, las miradas de sus amigos fueron de cómplice burla cuando la pareja llegó con retraso al restaurante. La conversación durante la cena fue principalmente sobre música y no les dio tiempo a hablar de más cosas porque tuvieron que darse prisa para llegar a la sala. Minutos más tarde, las luces se apagaron y comenzó la magia de la música en directo. Sila se sentía feliz. Estaba con sus amigos y con el hombre que hacía tanto que amaba y esta vez sin sombras que amenazaran su relación. Seguían siendo discretos, pero sus fans leían entre líneas. Aquella misma semana, había subido una foto que le había hecho Halil dentro del Porsche. Llevaba puesto su chaleco de borreguito, se veían las bebidas compartidas y la mirada de amor hacia el fotógrafo era indudable. Si los fans notaban que su asiento no estaba subido del todo, eso ya sería para nota.

    –Brillas de felicidad –le dijo él al oído

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    –Brillas de felicidad –le dijo él al oído.

    Sila se limitó a sonreír y pasó a cantarle la letra de la canción que sonaba. "Estoy enamorada de ti..." Luego ya no quiso bailar a un metro de él. Se pegó a su fuerte cuerpo y Halil le pasó el brazo por los hombros para estrecharla. A oscuras y a solas, a pesar de la multitud, sintió su beso en la frente. Ese beso que tantas veces le había dado ante las cámaras como Yaman, ahora se lo daba como Halil. Sonrió al pensar que su novio estaba tan harto de la gomina y la laca que le tocaba llevar al interpretar a su personaje, que a la que podía se ponía una gorra para domar su salvaje flequillo.

Bueno, al principio de la segunda temporada, Yaman estaba tan destrozado por la ausencia de Seher que Halil propuso  a producción aparecer con el pelo desordenado

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Bueno, al principio de la segunda temporada, Yaman estaba tan destrozado por la ausencia de Seher que Halil propuso  a producción aparecer con el pelo desordenado... y la que se lió en las redes cuando sus fotos despeinado aparecieron. Y es que su chico estaba tremendo y ya si salía en modo salvaje y sin camiseta, era normal que las fans enloquecieran. No sentía celos de ellas, sólo orgullo por ser la afortunada dueña del corazón de Halil Ibrahim Ceyhan.

    Y al día siguiente...

    –¡Halil! Estamos en todo twitter, instagram y medio Facebook!!!

SilHalWhere stories live. Discover now