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Por la mañana y luego del fracaso de Olivia por acercarse a Bucky, él despertó bastante temprano, tal como de costumbre. Salió de su habitación y se encontró a Olivia sentada en la mesa de la cocina comiendo un cereal y viendo a la nada.
En ese momento recordó lo cerca que habían estado la noche anterior y pensó en hablar sobre eso, pero no era capaz de siquiera pensar en que le iba a decir. Su mente era un lío y no lograba ponerlo en orden.
Algo tenso, caminó hasta la cocina y abrió el refrigerador para sacar una botella de agua. Se quedó parado y se recargó en la pared para beber de la botella, esperando a que la pelinegra iniciara la conversación como siempre lo hacía.
Olivia sintió su presencia, pero no levantó su mirada aun cuando sentía la de él sobre ella. No quería ser rencorosa, pero lo era. El rechazo nunca le había sentado bien, sobre todo porque nunca había pasado por eso. Tal vez lo mejor era hablar sobre lo que había pasado, pero no podía, porque sabía que si Bucky terminaba por rechazarla por completo iba a destruir su ego.
─Vi el letrero de un gimnasio a unas calles de aquí─comenzó a decir Bucky al ver que ella no tenía intenciones de hablar─. Iré a ver si puedo registrarme.
En otro momento, Olivia se hubiera negado, alegando que era peligroso y poco consiente, pero lamentablemente era muy orgullosa como para hablar con él, así que solo asintió y siguió comiendo de su cereal.
─Pensé que podría ser arriesgado, pero hemos salido varias veces y no me han reconocido─siguió hablando con la esperanza de que al menos lo viera por unos segundos, pero eso nunca paso─. Necesito distraerme un poco, estar encerrado me está asfixiando.
Al ver que Olivia no iba a decir nada, Bucky asintió rendido y fue de regreso a su habitación.
Una vez que ya escuchó como la puerta de Barnes era cerrada, Olivia soltó un suspiro y pestañeó varias veces para no llorar. Tal vez estaba siendo dramática, pero no podía controlarlo, sus emociones eran un remolino últimamente y temía que escalara a algo más.
★
Los siguientes días fueron sumamente incómodos tanto para Bucky como para Olivia.
La pelinegra salía de la casa antes de que Bucky despertara y regresaba ya entrada la noche para solo llegar y dormir. Barnes no lo sabía, pero durante la tarde se la pasaba en casa de Simon y Vanessa, quienes ya comenzaban a sospechar por su actitud extraña.
Olivia era alguien bastante dependiente de sus amigos, pues prefería no estar sola durante mucho tiempo. Sin embargo, llevaba casi dos semanas quedándose en su casa por las tardes e incluso a dormir algunos días, algo bastante raro incluso para ella.
