04 🐰

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—Creo que escuché mal —fingió limpiar sus oídos —Por favor, vuelve a decirlo.

—Te apuesto el doble a que no lo haces de nuevo.

—Oh santo kumamon —murmuró para él mismo, abriendo mucho sus ojos y mirándole con las mejillas teñidas. —¿Estás loco?

—El triple.

—Estás loco, Xiao Zhan gege.

Rió. —Quizás, ¿rechazarás la apuesta?

Lo pensó. Tendría siete mil ochocientos yuanes en sus bolsillos si aceptaba, pero eso implicaba volver a atreverse a besar los labios de Xiao Zhan. Y siendo honesto, no sabía de donde había sacado tal atrevimiento.

—Hecho —habló firme, asintiendo una vez y sintiendo sus mejillas teñirse aún más cuando Zhan cerró los ojos y acercó su rostro, esperando por él.

Tragó saliva y cerró sus ojos, sosteniendo los hombros ajenos, humedeció sus labios y se acercó lentamente hasta que sus labios tocaron los delgados de Zhan por unos segundos para después separarse.

Zhan frunció.

—¿Qué fue eso?

—Un beso.

—No, un beso es así.

—¿De qué ha-...?

Zhan había sostenido sus mejillas y había tomado sus labios entre los suyos en un rápido movimiento, logrando que abriera la boca sorprendido y aprovechara para moldearse mejor entre ellos.

Suaves, delicados, dulces. Los labios de Xiao Zhan eran los más exquisitos que alguna vez había probado en su vida. Se había quedado quieto, observando los ojos cerrados de Zhan con calma, como si hubiese estado esperando ese momento durante mucho tiempo. Cerró sus ojos lentamente, dejándose llevar por las sensaciones que le causaba y empezó a mover sus labios, así creado una increíble sincronización entre sus bocas.

Sus manos se movieron a sus hombros y enredó sus brazos en su nuca sin poder evitarlo, mientras que las manos de Zhan sostenían su cintura, acercándole más a su cuerpo. Su corazón latía descolocado y sus pulmones pedían aire, por lo que detuvo el beso lentamente, aún con los ojos cerrados y fruncidos, como si temiera que en cualquier momento fuese a despertar de aquel sueño.

—Eso fue... —murmuró relamiendo sus labios, sintiendo el dulce sabor de los ajenos impregnados todavía.

—Increíble —terminó Zhan, pegando su frente con la suya, dejando que sus respiraciones se controlasen.

Al abrir por fin los ojos pudo observar de cerca aquellos pequeños, muy pequeños hoyuelos que se dibujaban en las comisuras de sus labios al sonreír. Logró admirar aquella sonrisa tan brillante y aquellas delgadas mejillas teñidas de aquel hermoso color carmín.

Por un momento se sintió avergonzado porque había besado al gran Xiao Zhan tres veces.

Por un momento se sintió avergonzado porque había besado al gran Xiao Zhan tres veces

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Por una apuesta◞♡° YiZhan Where stories live. Discover now