Capítulo 7: Mentiras de un corazón herido.

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México sentía que tocaba el cielo, le importaba una mierda que aquel conductor la escuchara gemir

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México sentía que tocaba el cielo, le importaba una mierda que aquel conductor la escuchara gemir. Incluso parecía no incomodarle la situación y seguía con su trabajo como si no hubiera tres countrys en la parte trasera de su vehículo; completamente ebrios, casi teniendo un río en la parte trasera... Había visto cosas mucho peores en las noches de trabajo.

Regresando a la mente de la latina, el alcohol comenzaba a jugarle bromas en la mente al tener a Rusia jugando con los pequeños botones de la latina; ocasionalmente jalando por las argollas que atravesaban cada uno de esos pequeños pezones. Ella sentía su intimidad humedecerse más y más a cada segundo, ahogaba pequeños gemidos en aquel apasionado y fogoso beso que Nigeria le daba, aquella diestra lengua jugaba en su boca; succionando la lengua de la latina ocasionalmente, las manos de aquella alta chica comenzaron a acariciar las caderas de México mientras aquella latina solo sentía su piel erizarse ante aquel delicado; pero, estimulante contacto.

Sentía sus pulmones exigirle aire o se desmayaría; aún reacia a hacerlo, se separo de Nigeria, quedando a escasos centímetros de rostro ajeno, juntando ambas agitadas respiraciones mientras un fino hilo de saliva conectaba ambas lenguas y la miraba a los ojos, deseosa de más contacto; mismo deseo que, fue percibido al instante por aquel hombre que no había parado de tocar sus senos en ningún momento, quien posteriormente dejó libres aquellos suaves bultos que había estado tocando con tanta pasión y la tomó por la barbilla con la palma de su mano, simulando ahorcar a la más pequeña; ser delicado no era su estilo durante la intimidad y México lo había comprobado en aquel baño, haciendo que ella girara la cabeza para mirarlo de cerca, creando una nueva combinación de respiraciones entre ambos.

Rus: No te olvides de mi, que llevo esperando demasiado.

Posterior a esas palabras besó a aquella mujer; un beso lleno de lujuria y deseo, un deseo que superó a aquellos besos en el club. Sí, tuvieron sexo; pero, no fue como Rusia hubiera querido. Lo que él más deseaba era tener a aquella latina de caderas prominentes saltando sobre él mientras sentía el interior de ella, quería escuchar como gemía su nombre y le rogaba por más hasta que los espasmos de aquel pequeño cuerpo indicaran que nunca nadie se la habría follado como él. Sí, Rusia solo quería presenciar a la latina tocar el cielo como en todas aquellas noches de soledad en las que se complacía a sí mismo, imaginando  a México como la protagonista de sus fantasías. Para finalizar llenándola por completo. Pero, sus fantasías jamás habrían incluido a aquella intrusa, aquella mujer que se dedico a lamer los erectos pezones e México, haciendo que ésta misma arqueara la espalda y temblara.

Así es, Nigeria no quería que ese hombre la tocara porque le daba repulsión la idea de acostarse con un hombre. Y Rusia; por su parte, no quería que nadie más que México lo tocara esa noche; pero, ambos debían lidiar con el otro para poder saciar sus deseos.

Cuando en un trío no hay atracción por cada parte  involucrada... No se llegará muy lejos y aquellos borrachos, lo iban a descubrir.

México sintió su mente alejarse del placer cuando escuchó aquella maldita canción reproducirse en el radio del auto... No lo podía creer, de todas las canciones posibles... "Lie to me". Aquella canción que encajaba perfecto con sus verdaderos sentimientos. Podría estar teniendo el mejor sexo de su vida... Pero, sus verdaderos pensamientos eran algo algo que iba más allá de una simple tarde de "Loquiar", le dolía y muy profundamente.

Soltera; pero, nunca solita (Countryhumans)Where stories live. Discover now