Epílogo: Tal vez en otra vida

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"Y espero que nos encontremos en otra vida"
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Un trayecto que parecía solo alargase se combinaba con su desesperación, la ojiverde solo rogaba que el tiempo se detuviera

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Un trayecto que parecía solo alargase se combinaba con su desesperación, la ojiverde solo rogaba que el tiempo se detuviera. Que el universo la dejara asimilar todo antes de tener que llegar, aún le era inconcebible la idea... ¿México muerta?


Imposible.


Su cerebro le decía que la voz sin vida de Chile era solo una actuación excelsa para una broma pesada, solo una manera de dañarla por parte de los hermanos de su ex. No sería la primera vez tomando en cuenta el mensaje que Colombia le envió hace tiempo; pero, ¿Qué ganaban al hacer eso?.


Cuando su auto llegó al inmueble se dio cuenta de que; por la prisa con la que salió, no llevaba ropa apropiada para un funeral. Su traje sastre color beige era demasiado alegre para esa ocasión; sintiéndose peor al ver a algunas personas que llegaban a la par de ella, no había empacado ropa negra porque confiaba que su amada estaría bien.


Se puso nerviosa, sentía que iba a vomitar.


Su chofer le abrió la puerta; al bajar se sintió mareada y a punto de pedir que la sacaran de ahí, iba a regresar al auto hasta que una voz desconcertada la hizo paralizarse.


- ¿Canadá?, ¿Qué haces aquí? - La voz triste de Ecuador sonó detrás de ella.


- Yo... No lo sé, creo que sería mejor que... - La voz de la pelirroja se entrecortaba mientras se giraba al interior del auto sin mirar a quien le hablaba.


Cuando puso su mano en el marco de la entrada del auto su cuerpo no pudo moverse, estaba ahí: Congelada sin saber que hacer o decir.


"Vine al funeral de tu hermana. A la que; por cierto, abandoné haciendo que todo esto pasara"


Porque sí, Canadá había estado culpándose a sí misma todo el camino.  


Si tan solo hubiera peleado por seguir a su lado.




Si tan solo le hubiera dicho la verdad cuando se vieron en el bar.


Si hubiera ignorado los deseos de México y le hubiera hablado antes para arreglar todo.




Ella estaría viva.




Ecuador pudo notar como los ojos de Canadá se llenaban de lágrimas en segundos; mientras su boca era incapaz de articular palabras, se acercó a ella y tomo sus manos con cuidado. Haciendo que la pelirroja la mirara a los ojos.

-Canadá, está bien... Todos estamos igual a ti... - Forzó una sonrisa en su rostro, tratando de animar a la de la hoja de maple - No termino de creer que... Ella ya no este - Miró al cielo tratando de no llorar.

La ecuatoriana se limito a disculparse antes de seguir con su camino a la casa, siguiendo a todos los que iban llegando. 

Canadá parpadeo un par de veces tratando de ahuyentar las lagrimas; una vez calmada le dijo a su chofer que podía esperarla fuera por si debía irse pronto, se colocó una mano en el pecho antes de tomar un profundo respiro.

Armada de valor, decidió avanzar.

Aún cuando seguía a los dolientes hacia el cuarto donde descansaban los restos, pensaba que aquello aún era una broma muy bien orquestada. Seguro que México estaría en el centro de la sala riendo de su preocupación y podría enojarse con ella.

Le gritaría que no hiciera eso, pues la había preocupado como nunca.

Miembros del cuerpo militar custodiaban la entrada, dejándola pasar al reconocer su bandera.

"Seguro es mentira"

Un instante después de decir eso en su mente sintió; como si una tonelada de peso la aplastara en menos de un segundo al entrar en la habitación , un silencio que solo era interrumpido por sollozos y susurros.

Sillones esparcidos por aquella íntima habitación en donde varios países de América latina, los estados de México y algunos países provenientes del exterior del globo estaban esparcidos, muchos llorando mientras eran consolados.

En la pared paralela a su entrada pudo divisar una plataforma; decorada con montones de flores blancas a sus costados, sosteniendo un ataúd negro.

Ataúd que se veía perfectamente pulido, dejando ver que custodiaba los restos de alguien importante. 

Abierto para quien quisiera ir a presentar sus respetos.

Canadá sintió como la sangre que corría por sus venas se helaba en cuestión de segundos.


"No"



"No"



"No"



Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras se acercaba lentamente.



"No es real, ella me está jugando una broma pesada"



"Ella no está muerta"


Soltera; pero, nunca solita (Countryhumans)Onde histórias criam vida. Descubra agora