𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 61

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Nos felicitaron por la canción, Sarah estaba sumamente emocionada y nos abrazó agradeciéndonos el momento, yo estaba aún procesando las palabras de Toni, no me lo esperaba. Estuvimos hablando un rato más y Trina nos dijo que a la mañana siguiente nos esperaban a las 9:30 para desayunar. Poco a poco se fueron yendo todos hasta que nos quedamos solas Toni y yo.

Me tomó de la mano y caminamos al piano, nos sentamos en el largo banquillo. Empezó a tocar una dulce y sensual melodía mientras yo la miraba, al terminar me besó humedeciendo primero mis labios hasta que su lengua alcanzó la mía y se unieron en una sincronía perfecta de movimientos, en tanto su mano subía por mi costado levantando un poco el vestido para luego posarse en uno de mis senos que acarició al tiempo que su lengua recorría mi cuello. Cerré los ojos sintiendo como mi pulso y mi respiración se elevaban.

Cheryl: Toni, alguien puede vernos. - Dije al sentir su mano en mi entrepierna.

Toni: Eso tiene solución.

Se levantó y puso el seguro en ambas puertas y corrió las cortinas del lado que daba a la terraza. Volvió a sentarse a mi lado con sus piernas a los costados del banquillo me rodeó por la cintura y comenzó a besar mi hombro.

Cheryl: Toni, estamos en tu casa y tu familia también.

Toni: Tranquila, nadie se dará cuenta, te lo aseguro. Pronto estarán dormidos.

Cheryl: Mejor vamos a la habitación.

Toni: Después iremos, te dije que esta noche no dormirías. - Susurró en mi oído mientras con la punta de su lengua recorría mi oreja.

Su mano acariciaba mi muslo hasta que llegó a la ingle y en automático abrí las piernas, ella comenzó a frotar mi sexo encima de la ropa interior excitándome lo suficiente para querer sentirla ya dentro de mi, así que me levanté y me senté sobre ella con mis piernas a sus costados. Besó la base de mis senos que sobresalían del vestido en tanto nuestros sexos se rozaban.

Me pidió que me levantara y eso hice, me cargó y me colocó sobre el piano, subió mi vestido y me quitó la ropa interior, hundió su cabeza entre mis piernas y comenzó a recorrer mi parte íntima con su lengua, empecé a jadear mientras me sostenía de mis antebrazos con la cabeza hacia atrás.

Mis jadeos parecían impulsarla a seguir recorriéndome, lo hacía sin cesar aumentando y disminuyendo la velocidad de sus movimientos, tratando de que su lengua tocara lo más profundo de mi ser, yo tenía abierta la boca y me lamía los labios sintiendo como mi cuerpo ardía por sus húmedos besos que seguía proporcionandome en cada rincón. No pude evitar soltar un gritito cuando a la par de su lengua sentí que me introducía un dedo y luego lo sacaba y volvía a meterlo en un acompasado ritmo que me estaba enloqueciendo hasta que sentí alcanzar el éxtasis, me mordí la mano para no gritar.

Me ayudó a bajar del piano, mis piernas me temblaban y me besó apasionadamente en tanto su mano bajaba el cierre de mi vestido y me lo quitaba por completo. Desabroché su blusa y se la quité, volvimos a besarnos mientras nuestros pechos se unían, ella recorría mi columna vertebral con las yemas de sus dedos hasta llegar a mis nalgas que acarició.

Se desabrochó el pantalón y se lo quitó mientras yo lamía uno de sus pezones y el otro lo acariciaba. Cuando estuvimos desnudas nos recorrimos con la mirada, en ambos cuerpos se notaba la excitación, mis pezones estaban firmes al igual que su miembro, de pronto fijo sus ojos en el lado izquierdo de mi abdomen y pasó dos dedos por el pequeño parche adherido a mi piel y me regaló una sonrisa de complicidad, sabía que con eso no era tan necesario usar un preservativo.

Me pidió que me hincara en el banquillo y después me hizo apoyar las manos en el mismo, ella se colocó detrás y entró en mí de un tirón, sentí como mi cuerpo se contrajo hacia ella y me tomó de las caderas para iniciar con su delicioso vaivén. Una de sus manos la subió por mi contorno hasta llegar a uno de mis senos que estuvo acariciando en tanto continuaba con sus certeros movimientos que me fascinaban cada vez más. Posteriormente, se aferró a mis caderas moviéndose a mayor velocidad hasta que sentí su orgasmo dentro de mí acompañado de un gruñido que me hizo llegar también. Se quedó unos instantes sin moverse, aún dentro de mí, exhaló fuertemente y se separó, me ayudó a ponerme de pie y me abrazó efusivamente.

Toni: La noche apenas comienza y juro que no te daré tregua. - Dijo en voz baja.

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