Capítulo 31

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En el frío del espacio una nave se llegaba a notar rumbo a su destino. En la parte de control estaban cuatro miembros con cola, uno de ellos con la mirada hacia abajo totalmente serio y con el mayor de todos mirando únicamente la distancia que debían llegar a recorrer.

Era la nave saiyajin que estaba de vuelta rumbo al planeta Vegeta, luego de aquel "torneo" por parte del Emperador del Universo Cold, un combate que Vegeta III terminó ganando, pero rechazando aquella propuesta que se le había hecho al joven muchacho.

Había un silencio en la cabina, no había una razón por la cual. Aunque en el fondo al Rey le seguía causando cierta intriga la razón por la cual el joven príncipe había rechazado el premio que el Rey Cold tenía en dado de ganar su respectivo combate.

— Vegeta… — Habló el Rey rompiendo el silencio de lugar.

— Padre. — respondió sin mirarlo.

— ¿Por qué rechazaste lo que Cold quería para ti?  — los dos seguían sin verse, es como tener una conversación fría entre ambos. — Te tuvieron en cuenta que fue lo importante.

— ¿Acaso no escuchaste lo que dije en la arena? — devolvió el comentario con otra pregunta. — No me interesa estar con ese sujeto… lo sabes tanto como yo.

El Rey ahora sí miró a su primogénito por unos segundos, pero lo único que llegó a moverse fueron sus ojos para después seguir con la mirada fija ante el frío y oscuro espacio antes de llegar al Planeta Vegeta.

— Si me permite interrumpir, Rey Vegeta. — Shun, el sirviente del Rey, quería expresar también una opinión. — A nosotros nos interesa poco estar trabajando para el Rey Cold, siento que puede haber segundas intenciones como para llamar a otro saiyajin.

El Rey sólo lo observó, aunque tratándose de Cold para él eso era no era muy factible. Únicamente sólo se quedó pensativo viendo el oscuro del espacio alumbrado por esas estrellas hasta volver a Vegeta.

[Planeta Vegeta]

Los saltos de un pequeño cerca de la montaña lanzando tantas ráfagas de energía destruyendo cada pedazo de tierra. El poder del pequeño iba en aumento mientras a lo lejos una figura lo observaba con los ojos cruzados.

Una sonrisa se dibujo en este, aunque no era por un cariño. Eso sonaba muy estúpido para cualquier sayajin en este planeta, una simple distracción, algo anormal en dicha sociedad.

Letz estaba admirando el poder del pequeño, un ligero aumento fue el que tuvo, pero a pesar de que había llegado luego de una misión de una semana no fue impedimento para ver a su hijo y su avance.

El joven sayajin se dió cuenta de la vista de su padre, se detuvo del entrenamiento y fue hacia él. No hubo expresión, solamente una charla como si de unos amigos o camaradas se tratará.

— Pensé que habías muerto en dicho lugar. — dijo sin miedo el niño. — Padre, eres un guerrero de clase baja, normalmente a ellos los mandan como anzuelo en dado caso de ser un lugar muy poderoso.

El padre únicamente sonrió ante dicha afirmación de su hijo al caminar.

— Veo que si estás informado. Pero es que también pude haberte mandado cuando eras un bebé. Tu poder no es tan bajo, aunque al igual que yo estás condenado a ser de clase baja. No vine por eso.

No parecía ser algo de importancia para el niño, sólo agachó la mirada y cerrando los ojos ya que su padre nada interesante le podría dar. Apenas si cruzaban palabras, pero es lo de menos.

— ¿Entonces? ¿A qué puedo suponer está visita? Sólo interrumpes mi entrenamiento yo…

— Solo cállate y escucha, mocoso.

No le gustó para nada aquel regañó y únicamente frunció el seño cruzándose de brazos.

— La siguiente semana, serás parte de mi escuadrón. — el pequeño fue tomado por sorpresa ante lo que su padre mencionó. — Así que más vale que ese entrenamiento del cual te jactas sirva de algo porque sino solo me vas a estorbar, aunque si mueres también sería una carga más.

El chico no dijo nada en un principio aunque sentía esas ganas por estar en el campo de batalla. No había estado en un lugar para calificar, pero entre la clase baja Letz tenía cierto renombre y a los Saiyajins no les importaba si es que uno de los jóvenes moría ahora, no era lo importante para ellos de momento.

— ¿Sólo te vas a quedar en silencio?

— No, sólo que la emoción no me deja hablar. Esto es por lo que he esperado, sólo diré que cuando estemos ahí no me estorbes tú ya que quiero ver el resultado de mi entrenamiento… soy un Saiyajin, y sed por las batallas se debe saciar. Eso es lo que esté maldito planeta sabrá de mí, no me importa ser un maldito Saiyajin de clase baja.

El aura de su energía de encendió como una muestra de su poder aunque no sorprendía en lo absoluto a Letz quién vio como su hijo se marchó a lo lejos volando. Ese niño tan prepotente como siempre, pero en el fondo él quería ver si es que valía la pena verlo ahí, en el mar de sangre donde solo vería cuerpos a por montones.

— Espero que no seas el primero en morir, niño.

Dijo una vez que el pequeño Bardock se había alejado. Letz sólo siguió su camino en vista de que en la próxima misión su hijo estaría presente, un miembro más a su escuadrón del cual él está a cargo. Nadie lo sabía, pero esto forjará su vida y su forma de ser, la consolidación hacía un carácter guerrero como lo es un verdadero Saiyajin.

!Hola! Ha pasado mucho tiempo, supongo que si. He vuelto a escribir y con esto no digo que vaya a hacerlo semanalmente, sino que volví a entrar y vi que hay gente que le gustó. Me imagino que quieren saber más de la historia y pues con esto les digo que si o si va a seguir y que no me olvidé de esta. Por lo tanto, si subiré más, pero no puedo asegurar cuando será eso, pero voy a tratar de no demorar mucho. Espero que los que alguna vez me siguieron o comentaron continúen aquí.

Dragon Ball: IniciosWhere stories live. Discover now