Capítulo 32

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Aquel palacio situado en lo más alto de las tierras del Planeta Vegeta tenía por dentro al Rey Vegeta II hablando con uno de sus subordinados, este último tenía la cabeza abajo y con el puño contra el piso ya que la gente de su clase no podía mirar a la magnificencia de los Saiyajin a los ojos.

— Habla.

Fue el mandato del Rey quién lo veía desde su trono en el enorme salón que era acompañado por grandes cristales de colores que eran sus ventanas, así como filas de subordinados de ambos lados en fila en el pasillo.

El Sayajin de rodillas teniendo únicamente de vista el suelo procedió a hablar.

— Majestad, el Rey Cold ha precisado que ha requerido más guerreros Saiyajin en lugares desconocidos de la galaxia. A decir verdad no se tiene tanta información como para poder saber sobre su nivel de pelea o no.

El Rey ante la mirada de todos no dijo nada, por la sombra que dejaba ver su silueta por momentos solo enfocaba su cara, una sonrisa irónica fue el primer gesto que se vio en su rostro.

La persona en el suelo elevó levemente su mirada para notar eso y posteriormente bajo la cabeza. Un miedo se recorría en su interior, había luchado en incontables batallas, pero ante el máximo ente de su raza no había lucha o trauma que valga.

— ¿Y eso es todo? — le preguntó el rey.

— ¿Cómo que si eso es todo, majestad? 

— Lo es, señor.

Shun, aquel saiyajin que era consejero del rey comenzó a susurrarle algunas cosas a su amo antes de que este pueda decir algo ante todos.

— Quizás el rey Cold solo confía más en nosotros, pero tengo la duda… ¿Por qué no envía a sus mejores soldados? Las mentes de ese tipo de seres como Cold son tan difíciles de entender, ¿No lo cree?

— Silencio, Shun.

Aquel saiyajin asintió bajando la cabeza como una pequeña reverencia y dando dos pasos hacia atrás. Posteriormente el rey aún con su brazo apoyándose en su rostro empezó a hablar.

— Entonces el rey Cold confía en nosotros, parece que ya nos puede tratar como su igual.

— Majestad… si me permite. — habló el Saiyajin de rodillas. — Pienso que no quiere arriesgar a sus mejores hombres ante lo desconocido y por eso nos envía a… nosotros.

— ¿Qué insinúas?

— No, nada.

— Mencionaste algo… por lo que pienso que insinuaste algo. — comentó el rey con un tono ligeramente amenazante. — ¿Tienes miedo a lo desconocido acaso?

— Solo digo que en este caso podríamos llevar a Saiyajins de clase baja a ese lugar. Además no usamos a los mejores a ese tipo de misiones, pero…

Se había levantado para esta vez mirarlo a los ojos ante lo que dijo sólo que de un momento a otro no podía articular ni una sola palabra ya que su pecho fue atravesado. Sus ojos estaban demasiado abiertos al igual que su boca presa del miedo ante lo que le había pasado.

Con las pocas fuerzas que tenía vio a su rey quién lo apuntaba con su dedo como si este fuera un arma con una ligera sonrisa, aunque no era la única del salón.

El saiyajin cayó por completo en el suelo haciendo que este termine con su sangre formando un charco siendo llevado por los otros subordinados ya que la basura no podía estar ante el más grande guerrero saiyajin como lo es Vegeta II.

— Mmm… quizás esa sabandija tenga razón. — mencionó sin ningún tipo de remordimiento después de matar a ese tipo. — Shun…

— Dígame, majestad.

Dragon Ball: IniciosWhere stories live. Discover now