Capítulo 20 "La nota"

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Me senté en la cama y me puse a leer la nota.

Abril, lo he intentado pero no puedo ser solo tu amigo. Te dije que necesitaba tiempo pero no sé cuanto. Me voy a vivir a Canarias y volveré cuando haya conseguido aceptar que sólo somos amigos. Sé que no tiene sentido porque no vives aquí, pero hasta mi casa me recuerda a ti. Te he dicho que ya lo tenía asumido, pero no era verdad.
Se que aunque me vaya no te voy a olvidar, pero necesito alejarme, más por mí que por ti, porque no logro aceptar que solo somos amigos. Siempre serás tú aunque yo nunca sea él.
PD: no me llames por favor, te quiero mucho.

Termine de leer la nota y me puse a llorar, ya entendí por qué estaba tan raro. Salí de la habitación y me encontré con Marc y Mel.

—¿La has leido? — me dijo Marc mirando la carta y Mel me miraba a mí —

—¡Lo sabías! ¡Y tú Mel!

—Abril, nos dijo que no te dijéramos nada. — me dijo Mel —

—¡Tenía derecho a saberlo!

—No hubieras permitido que se fuera.

—¡Claro que no! Era tan fácil como volverme a Valencia.

—Él no pensaba igual.

—Cuando estábamos en la piscina del hotel y te saliste me lo contó.

—Y a mí cuando nos fuimos los dos a mi habitación.

—Te dije que se había tomado mal lo de Darío.

—Yo intenté convencerlo de que te lo contara, pero si te lo decía no se iba.

—Entonces, ¿os pillaba de paso la casa de Mel porque veníais del aeropuerto?

—No, al aeropuerto fue ayer después de recoger vuestros bikinis.

—¿No estaba contigo?

—Yo lo llevé al aeropuerto, a comprar el billete.

—Tranquila. No es tu culpa. — me dijo Mel secándome las lágrimas —

—¡Si lo es! Nunca tendría que haber venido.

—No digas eso.

—Es una rabieta de mi hermano, pronto volverá. Tú no has hecho nada.

—Ya es mayorcito para estas rabietas.

—Amor, ¿nos llevas a casa? No le hace bien estar aquí.

—Venga, vamos. Os llevo.

Marc nos llevó a casa y entré llorando.

—¡Buenos días chicas! — dijo Ale sin verme la cara —

—¡Buenos lo serán para ti! — y me fui corriendo al baño —

Y al momento tocaron la puerta.

—Soy Ale, ¿puedo entrar? — y pasó —

—Lo siento.

—No, lo siento yo. Mel me lo acaba de decir.

—Tú no tienes la culpa de nada.

—Tú tampoco tienes la culpa de que Jordi se haya ido.

—Si la tengo.

—No, no la tienes cariño. — dijo Mel entrando en el baño — La tengo yo.

—Esto parece una línea de metro, anda vamos fuera. —dije y se me escapó una sonrisa —

—¡Anda! ¡Si has sonreídño! — me dijo Mel y las tres nos fuimos al salón —

Amor prohibido (1) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora