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— ¿Lo escucharon?

— ¿Qué?

— Parece que uno de los chicos de segundo tuvo un celo adelantado y ataco a una omega, dicen que la marco.

— Que horror, pobre, ¿saben quién fue?

— Dicen que fue una estudiante de otra escuela.

— Bueno, al menos ya no tendrá que tener problemas con los celos, mi hermana dice que son dolorosos.

— Deberían encarcelarlo, seguramente abuso de ella. — Takemichi suspiro y prefirió sacar sus audífonos, realmente los lunes no eran los mejores. Cuando entro a su salón quiso llamar a sus papás para que fueran por él, sus compañeros lo juzgaban con la mirada.

— ¡Takemichi! — El grito de Yamagishi lo asusto, pero no tuvo tiempo de reaccionar cuando fue arrastrado dentro del salón. — Hermano, te extrañe, las cosas fueron algo incomodas últimamente.

— Te creo. — Suspiro, no llevaba ni una hora en la escuela y quería salir corriendo. — Quiero a mis papás. — Se lamentó, Yamagishi le miro con curiosidad, para después ver a sus compañeros de clase.

— ¿Qué? — Les enfrento y Takemichi le miro con pánico, algunos compañeros tuvieron la decencia de apartar de mirada de ellos, pero otros no.

— ¿No eres omega? — Le preguntaron al castaño y el de lentes frunció el entrecejo.

— Lo soy.

— Deberías tener cuidado, Takemichi ataco a uno. — Yamagishi gruño.

— Son sus instintos, era obvio que iba a querer saciar sus deseos.

— Entonces los alfas son una bola de bestias si no pueden controlarse, porque hasta los animales muestran más raciocinio. — Takemichi cubrió su rostro con sus manos, en su salón empezó una discusión.

— Takemichi no ataco a nadie y no marco a nadie, él realmente la paso mal así que cállense, son demasiado ruidosos.

— Yamagishi, basta, déjalos. — Suplico, algunos al ver el semblante del ojiazul prefirieron callar y tomar sus asientos. Lentamente dejaban de ser el centro de atención.

— Son unos idiotas.

— ¿Quién empezó los rumores?

— Al parecer alguien escucho el motivo por el cual ibas a faltar, pero en un parpadeo la escuela empezó a esparcir tantas tonterías.

— Bueno, nunca pasa nada interesante aquí, entonces cuando hay algo lo explotan. — Takemichi y Yamagishi vieron a Makoto que había tomado asiento cerca de ellos. — Mierda, agradezco ser beta, te ves horrible, ¿seguro qué ya puedes salir?

— También te extrañe, desgraciado. — Insulto Takemichi. — ¿Qué esperabas? Presente mi primer celo y fue adelantado, no es como si fuera un paseo por la pradera. — Makoto silbo ante la respuesta pasiva agresiva de su amigo. — Idiota.

— Cuidado, háblame con amor, yo soy aliado, los demás son los idiotas. — Se río ante la expresión molesta del ojiazul.

— ¿Realmente fue muy doloroso? — Pregunto con nervios y terror el castaño.

— Sí, fue tan doloroso y te da demasiado calor, sentí que podría morir en ese momento.

— ¿Más caluroso que Tokyo en verano? — Yamagishi quería hacer comparaciones para darse una idea mental.

— Más, Tokyo en verano es como una visita a las albercas.

— No quiero que llegue mi celo. — Makoto se burló de las muecas graciosas que hacia su amigo.

Omega y alfa.Onde histórias criam vida. Descubra agora