i'm not gonna talk to you.

4K 339 101
                                    

31 DE JULIO 2019
MARTES, 14:34 PM
BERLÍN, ALEMANIA

Hacía unos pocos días me había despedido de mi novio y mis amigos, que volvían a sus casas antes del próximo Gran Premio, en el circuíto de Spa.

Yo acomodé mi campera y el gorro de lana que cubría mi cabello aún mojado por la anterior ducha que había tomado antes de salir de mi hogar.

Caminé hacía la casa de Lance, que no quedaba muy lejos de la mía en un intento de ordenar los pensamientos de mi cabeza.
No habíamos hablado desde ese pequeño incidente, donde aunque yo no quiera aceptarlo; mi ego se había visto herido.

Pasé la reja negra y fruncí mi ceño al darme vuelta y ver un Nissan Centra algo conocido ante mi.
Más no presté atención al auto aparcado en la entrada y simplemente sacudí mi cabeza, estaba algo distraída últimamente.
Había pasado la mayor parte de la tarde en Facetime con Lando, que me decía que hable con mi compañero de equipo sobre lo que había pasado, para arreglar las cosas.
Y le hice caso.

Golpee la puerta de madera maciza en color marrón barnizado y esperé, mirando las plantitas que habían a los costados de mis pies.

Sonreí al escuchar la llave dar vuelta dentro de la cerradura. Pero saqué mi sonrisa al ver como la cara de Lance pasaba de una sonrisa a confusión.

Se puso entre la puerta y el poco espacio que quedaba para mirar hacía adentro, más mi vista solo se centraba en él.

¿Qué estaba pasando?
¿Qué es lo que ocultaba de mi?

Fruncí mi ceño al ver su acción y su repentino nerviosismo, algo estaba mal.

—No me avisaste que venías.— dijo él, mirándome.

—Emmm... nop. Mick me dijo que estabas en casa y pasé a visitarte. No pensé que necesitaba invitación. Lo siento.—

No sabía como sentirme, el momento y el tiempo que quedamos en silencio hizo que todo se vuelva incómodo.

—Amor, ¿sabes donde están mis zapatillas?— dijo una voz.

Una voz que yo reconocería hasta en un susurro.

Mi mano se puso en el pecho de Lance y lo moví de su lugar, haciéndome espacio para pasar y ver como Carolina me miraba, con la campera en su mano.

No supe como reaccionar, ninguno supo.

Vi como Lance se apoyaba en la puerta, y como Caro trataba de hacer que las palabras salgan de su boca, más ni una salió.

Yo solo asentí, sintiéndome extraña con las personas que más me conocían en la tierra. Mierda.

—¿Era por esto que no me hablaban?— digo yo, mirándo a ella, luego a él y luego a ella.

—Clara no mal pienses las cosas...— comienza diciendo el, más yo levanto un dedo, haciéndo que se calle.

—No voy a hablar con vos.— le dije.

Me dirigí hasta Carolina, me puse frente a ella y me crucé de brazos.

—No me respondes las llamadas, cada vez que te quiero ir a ver me decis que no. Tampoco me visitas y resulta que estabas acá. Carolina, vivo como a tres cuadras y no te paraste un segundo en el camino para ir a verme en todos estos meses, ¿que te pasa?— le digo yo, soltando todo lo que venía guardandome este tiempo con respecto a Caro.

RUN | F1Où les histoires vivent. Découvrez maintenant