𝐅𝐈𝐑𝐒𝐓 𝐋𝐎𝐕𝐄 ━━ 𝖨𝗆𝖺𝗎𝗌𝗁𝗂 𝖶𝖺𝗄𝖺𝗌𝖺

━━ 𝟢𝟣𝟤: 𝗘𝗟 𝗦𝗢𝗡𝗜𝗗𝗢 𝗗𝗘𝗟 𝗔𝗠𝗢𝗥

𝓙un siempre se ponía nerviosa los días en los cuales debía de actuar delante de un público determinado de personas que la juzgarían por su talento; y aquel día, no fue menos.

No durmió bien en parte por la jornada de puertas abiertas, y por otra, por pensar demasiado en Wakasa. Había aceptado a eso de las cuatro de la madrugada que no podría sacarlo de su cabeza hasta que reuniera la valentía suficiente para hablar directamente con él sobre lo que había pasado.

Por si fuera poco, también se le había sumado la noticia de aquel concurso que el profesor Kimura le había explicado, y que había encendido la llama de su competitividad. Por último, pero no menos importante, sabía que el profesor Nakamura, a quien podía considerar fácilmente su padre, viajaría desde la isla donde Jun solía vivir para verla exclusivamente a ella en aquella jornada de puertas abiertas del conservatorio.

Jun vio en vivo y en directo como el sol asomaba por una montaña lejana y daba inicio al día con unos tímidos rayos de sol que no calentaban absolutamente nada. Cuando eso sucedió, dejó de dar vueltas en la cama, se levantó y se sintió extrañamente con las fuerzas suficientes para hacerle frente a todo. Quizás porque la emoción se le juntaba con los nervios actuaba así, pero desde luego, Jun quería hacerle frente.

O quizás también era gracias al profesor Kimura que estuviera así; porque él tenía razón al decir que debía de crear orquestas y no dejar que la melancolía volviera a estropear más de sus sonatas.

«Hola, Wakasa. Hoy es la jornada de puertas abiertas del conservatorio, y... No sé, me gustaría que vinieras como dijiste. Buenos días por cierto, y perdón por escribirte tan pronto» —Jun.

Nada más enviar aquel mensaje, Jun quiso pegarse por actuar como una estúpida que hacía como si nada hubiera pasado.  Veía los demás textos que Wakasa le había enviado y quería contestarlos, claro que sí, pero prefería hacerlo cara a cara. Así que, primero, sería asegurarse de que el responsable de que en parte estuviera tan exaltada, estuviera ahí.

—¡¡Buenos días por la mañanaaaaa!! —Jun se dio un gran susto cuando Ryu abrió su puerta de una patada y entró al cuarto como si fuera el suyo propio.

—¡¿Qué haces aquí tan pronto?! —preguntó ella tirándole un cojín de su cama.

—Despertarte, pero veo que ya lo estás —Ryu le devolvió el cojín dándole a ella de lleno en la cara—. Tira a la ducha, que al final se te hará tarde y me dijiste que quieres ensayar un poco con Mika para la actuación que tenéis juntas. ¡Ale, ale! ¡Al agua que ya hueles!

La tensión con Ryu había disminuido tanto como para ya comportarse como lo hacían antes. Aún había una conversación pendiente, claro, pero Jun agradecía que su hermano fuera tan increíble y comprensivo como para entender que las cosas con su hermana debían de ir lentas. Que no iba a confesar todo lo que sentía una tarde cualquiera, y que confiaba en él lo suficiente como para contarlo cuando se sintiera preparada. Además, si Jun le pedía ayuda, él se la daría aunque no fuera de su agrado que estuviera empezando a tontear con chicos.