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— ¡Ace, apresúrate! –grita una hermosa mujer de cabellos dorados desde la primera planta de la pequeña casa– llegarás tarde si no te apresuras.

— ¡Ya casi termino! –grita Ace mientras se apresura a colocarse rápidamente la blusa de tirantes de color naranja con blanco- ¿Enserio tengo que ir? –pregunta bajando las escaleras llegando hasta su madre-

— Si, ya tienes la edad suficiente para ir a la escuela primaria –dice Rouge con una sonrisa- además, eso me haría muy feliz.

— Sonríe abrazando a su madre- está bien, iré, me esforzare para que estés orgullosa de tu hijo –dice con decisión-

— Yo ya estoy orgullosa de ti –dice con dulzura acariciando los cabellos negros del pecoso- tu padre ira a recogerte.

— ¿No puedes ir tú? –pregunta formando un puchero en sus labios-

Rouge ríe con diversión, la cara de su tesoro formando un pequeño puchero es algo que no muy seguido se puede ver.

— Lo siento, estaré algo ocupada, recuerda que tengo un pequeño empleo en una panadería de la ciudad y hoy salgo un poco más tarde de lo habitual.

— Sabes que puedes no trabajar… papá gana lo suficiente para mantenernos a los tres –dice alzando su mirada conectándola con la de su madre-

— Ace, tesoro, no siempre podemos depender de lo que gana tu papá –dice acariciando las mejillas del menor- ¿Qué es lo que realmente te preocupa?

Rouge observa como su bebé nuevamente esconde su rostro entre su vestido, en otro momento, ese acto le daría un poco de ternura, pero sentir a su pequeño temblar ligeramente hace que su corazón se entristezca.

— ¿Qué sucede? –vuelve a preguntar ahora acariciando los cabellos de su hijo-

— ...

— ¿Ace?

Rouge suspira, al no obtener una respuesta.

— Ace… ¿Te preocupa que ya no tengamos tiempo para ti? –pregunta con suavidad-

Ella sabe que fue muy directa, pero no quiere que su hijo vaya a su primer día de escuela con tristeza en su corazón.

— ¿Estoy en lo cierto? –pregunta observando a su hijo asentir con la cabeza- Ace, escúchame con atención, no importa que tan ocupados estemos, nosotros siempre tendremos tiempo para ti, porque te amamos –dice alzando la cabeza de su hijo para mirarlo a los ojos- nunca lo dudes, tu eres como dicen las historias de tu padre, nuestro One Piece –finaliza besándolo en su frente-

Ace siente su cara enrojecer de la vergüenza, sobre todo por las últimas palabras de su madre, pues él es fanático de las historias que su padre le contaba cuando era más pequeño, sobre una era de piratería y un famoso tesoro codiciado por todos los piratas, un tesoro que nunca nadie había podido conocer. Aunque él le dijera que las historias sobre el One Piece eran falsas (por lo imposible que sonaban), su padre le decía que era 100% real, tanto fue la insistencia que hasta llego a querer conocer tal tesoro si alguna vez llegó a existir como le asegura su padre.

— Te creo mamá –dice formando una sonrisa-

Ace no conoce otra persona que sea igual de pura como su madre. Ella nunca le mentiría.

— Bien mi bebé –dice regresando la sonrisa con calidez- tu padre no tardará en llegar, él te llevará a la escuela y te recogerá, ¿De acuerdo? –suspiro satisfecha al escuchar un “si” de parte de su hijo- perfecto.

— Bien mi bebé –dice regresando la sonrisa con calidez- tu padre no tardará en llegar, él te llevará a la escuela y te recogerá, ¿De acuerdo? –suspiro satisfecha al escuchar un “si” de parte de su hijo- perfecto

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