Mi hermano mayor. _∆Katsuki Bakugo∆_ (PAUSADA).

Capitulo¹¹.

Narra Bakugo Katsuki:

Y ahí me encontraba... Cargando a [t/n] fuera de ese hospital...

—Bakugo-kun...—me llamo el doctor atrás de mi.—Si la pequeña [t/n] vuelve a perder el control de ese quirk... La tendremos que aislear... Puede ser muy peligroso...

—Como sea...—segui caminando.

Mis padres habían llamado a un taxi para que me fuera a llevar a la UA.

Era muy de mañana pero llegando podría ponerme el uniforme y ir a la Yuei.

No sabría decir si [t/n] estaba despierta o dormida, porque agarraba mi camisa con mucha fuerza y tenía los ojos cerrados.

"No me dejes... Porfavor..."

—Claro que no...—

...

Narra omnipresente:

El rubio cenizo estaba caminando a su academia mientras cargaba a la pequeña ligre.

Ella aparentemente había despertado solo que tenía su cabeza recostada en el hombro del adolescente, una de sus manos sujetaba el saco del chico, por la espalda y la otra estaba sujetando donde deveria de estar lá corbata del chico.

—Katsuki...— la pequeña niña llamo en voz baja al adolescente.— ¿No me dejaras, vedad?

—Claro que no, no lo haré...— le dijo el chico con un tono firme.

Ella ante eso río un poco, feliz, de saber que el rubio cenizo no la dejaría.

—Katsuki... Mi héroe...— dijo con una pequeña sonrisa mientras se acomodaba mejor en el hombro del chico y cerraba los ojos.

El ante eso dio una media sonrisa sin mostrar los dientes y siguió con su trayecto a la UA.

Al estar en el salón todos se lo quedaron viendo y este solo fue a su asiento y acomodo a la niña en sus piernas.

—Bro... ¿Todo bien?... Te ves... Cansado...— le dijo Kirishima a su amigo explosivo.

Este no le dijo nada solo lo miro cansado.

—Eso responde mucho...—

—¿Cómo estás [t/n]-chan?— pregunto Midoriya acercándose al rubio cenizo.

La pequeña lo miro un poco triste.

—¿Que tiene Kacchan?— le pregunto al chico.

—Se siente mal...— solo le respondió eso.

Los alumnos del 1-A miraron con tristeza a la pequeña.

El profesor llegó y todos se fueron a sus asientos.

El aire del salón se sentía pesado, párese que los alumnos se habían acostumbrado a que la pequeña ligre estuviera caminando por el salón, observandolos.

De ves en cuando alguno volteaban a ver a Bakugo y después a la pequeña.

Y Bakugo no se veía de lo mejor que digamos, tenía ojeras y su expresión estaba más relajada que de lo habitual, algo que los intrigaba y ponía tristes de alguna manera.

Al tocar la campana que avisaba la hora del almuerzo el joven de cabello rubio cenizo se levantó con la niña aún en brazos.

—¿Puedes caminar?— le pregunto calmadamente.

Esta se veía un poco cansada pero asintió con una pequeña sonrisa.

El la dejo en el suelo y se sobresaltó cuando está se tambaleo un poco.