(Parísh)
Soy un Anima.
A diferencia de los halcones y las tribus de aves rapaces, las tribus de águilas nos
enfocamos mucho más en el manejo de la magia.
Nuestro cuerpo es delgado y nuestros músculos son difíciles de manejar. En otras
palabras, es complicado para nosotros convertirnos en bestias o tan siquiera utilizar
nuestras alas. Por supuesto que hicimos lo mejor que pudimos y tratamos con todas
nuestras fuerzas el ser una buena especie, pero ¿Qué podemos hacer? Nuestros
músculos son y siempre serán terriblemente pobres.
En ese sentido, aunque existe el orgullo de que mi raza tiene un excelente poder
mágico, no somos muy atractivos para los Animus así que, es habitual que nosotros
luchemos diariamente por encontrar un compañero.
Mi abuelo es el jefe de la división mágica del reino de Leónidas, mi casa está en
una posición decente dentro del país y en otras palabras, en realidad no es necesario
que yo tenga hijos... No me siento bien con esto.
Mis padres se conocieron porque son "compañeros". Se aman honestamente desde
el fondo de su corazón así que siento que la mayoría de las veces les tengo
demasiada envidia. Puedo imaginar y asegurar que tanto mis padres como mi abuelo
están pensando constantemente en mis sentimientos, pero para ser honesto, tal vez
me estoy acostumbrando a la idea de estar solo por el resto de mis insignificantes y
patéticos días.
En el peor de los casos, supongo que podría usar el apellido de mi familia para
encontrar a mi pareja... Sin embargo, también quiero encontrar a un compañero que
pueda amarme como soy. Un Anima débil, un ave que no puede volar.
Se escucha difícil.
En realidad, también esperaba unirme a la División Mágica de algún gremio pero,
pregunté y me dijeron que tenía que comenzar como un aventurero... ¿Aventurero
yo? Si no era posible utilizar mi magia, entonces quería comenzar en un lugar que
tuviera un ambiente un poco más "sencillo".
Conocí a Mintz así.
Cuando lo vi, era sanador y farmacéutico. Un médico muy capaz e inteligente del
departamento de higiene del gremio. Perfecto, de la cabeza hasta la punta de los
pies. Inmediatamente después me di cuenta de que los latidos de mi corazón eran
bastante fuertes.
Sí, tenía que ser eso...
Lo estaba buscando a él.
Pero, como en realidad no era muy valiente no pude confesarme de inmediato. Un
hombre como él probablemente quiere un compañero más fuerte ¿Y qué puedo hacer
yo? Solo mostrar mis alas.
Traté de mejorar entonces mi autodisciplina y decidí que estaría bien ser parte de