Bitácora 3

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Pasó una semana desde aquel extraño e interesante beso, últimamente he soñado con Gabriel y me apena decirlo pero han sido sueños donde aquel beso continúa dejándome una agradable sensación cuando me despierto. Al llegar a la oficina me atreví a hablar con una de las chicas del lugar, quien inmediatamente notó mi mal estar. 

Gabriel, ufff- la chica torció sus ojos. 

Todas amamos a Gabriel - es un Dios. 

Todos los fines de semana practicamos orgías y nos encanta. 

- No me sorprende que sientas atracción por el, pero déjame decirte que.

- Gabriel solo esta con chicas. - La mujer apuntó con el pulgar a Gabriel quien caminaba muy feliz con dos modelos. 

Al llegar a la oficina Gabriel me miró fijamente y me entregó un regalo. Quiero que nuestra relación regrese a la normalidad. Espero que sepas entender el mensaje de este regalo y pronto todo sea como antes. 

Las palabras de Gabriel sonaron como una hermosa melodía en mis orejas pues ya era una semana que no se refería a mi de esa manera. Ignorando lo que esa mujer dijo abrí el regalo con una gran sorpresa que le daría toda la razón a aquella extraña mujer. 

Era un vestido, un par de tacones  y otros accesorios que me dejaron completamente paralizado. agarré la caja y la guardé completamente decepcionado con la propuesta de Gabriel quien continuó con su indiferencia. Los días pasaban y Gabriel cada vez era mas distante mientras me daba cuenta que su aroma se había vuelto adictivo para mi, pues no podía dejar pasar un día sin sentir su aroma. 

Mi personalidad poco a poco iba haciéndose mas obsesiva, y no podía pensar con claridad las cosas. Era obvio que estaba a punto de llegar al objetivo de todo esto pero lo que estaba pagando era demasiado.

Mis sueños con Gabriel cada ves generaban mas tensión a un nivel que comenzaba a dudar de mi sexualidad. 

 Comencé a seguir  a Gabriel y a ver como actuaban las p*** esas con el. Eran hermosas y aunque use el vestido Gabriel jamás se fijaría en mi de la misma manera como lo hace con esas p***. 

Era muy dificil no quebrarse con Gabriel, pues su personalidad, aroma y presencia eran adictivos, así que como si se tratara de un alto nivel de abstinencia decidí caer bajo y aceptar los términos de Gabriel. Acepté usar aquel vestido que se encontraba en la oficina con todos los accesorios. Agarré el vestido y con dificultad me lo coloqué y me subí en aquellos tacones. 

Las oficinas eran con paredes de vidrio, así que todo se podía ver, pero mi nivel de desesperación había roto los limites. No pasó mucho hasta que las chicas del lugar llegaron a mi oficina y comenzaron a ayudarme. 

- Así es, debes dejarte llevar por los encantos de Gabriel - Una de las chicas se expresó mientras ajustaba los tacones en mis pies. 

- Resistirse solo empeora las cosas - Otra chica decía mientras preparaba el maquillaje. 

Fui depilado, maquillado y ajustado con accesorios hasta tal punto que aunque no lucía como una chica, me veía bastante decente pues era difícil reconocerme a mi mismo. Mientras me daban los últimos toques Gabriel llegó.

- Así es mi niña debes dejarte llevar  

Pese a que no disfrutaba verme como una chica, el hecho que Gabriel me mire como una hacía que todo valga la pena y que aquel deseo incontrolable se tranquilice. 

- Dije que te ibas a arrepentir .

- Tu solo debes dejarte llevar 

- Nadie se resiste a mis encantos.

- Se quien eres y conozco tus defectos. 

Acompáñame a comer - Gabriel caminó esperando que lo siga.

Yo a duras penas podía pararme con aquellos tacones pero me tenía en la palma de su mano, era como el vendedor de drogas que ofrecía lo que necesitaba. con pasos chuecos camine a su lado respirando su dulce aroma, un aroma que me tranquilizaba completamente. 

Después de algunas copas de trago, yo estaba en estado etílico, era algo raro para mi pues estaba seguro que aguantaba mas. 

En su automóvil nuevamente actuaba como antes, solo que ahora elogiaba mi belleza femenina, pese a que yo sabia que las chicas que lo acompañaban eran 100 veces mas hermosas que yo, pero lo disfrutaba. 

Al llegar al restaurante todos me miraban, pues era obvio que era un hombre travestido pero era algo que debía pagar si quería estar con Gabriel. ¿Acaso esto que siento es amor? ¿ Obsesión? No lo se, pero se que necesitaba estar con el. 

Al terminar la cena, yo mantenía una tonta sonrisa de chica enamorada. Como policía estaba cayendo muy bajo pero solo era la punta del iceberg pues al terminar la cena Gabriel me llevó a casa y esta vez decidió acompañarme a la puerta, algo que agradecí debido a la condición en la que me encontraba. Era alguien con quien se podría disimular que yo estaba vestido como una chica. 

Llegamos a mi departamento y al abrir la puerta nuevamente Gabriel tomó mis manos.

- Yo soy un Angel

- Y quiero sacarte de esa celda en la que estas encerrada.

De repente sus labios se acercaron a los míos, esta vez era algo que aunque no podía creer, lo deseaba como si fuera de vida o muerte. al sentir sus labios mi piel se puso de gallina esperando que aquel beso acabe pronto, pues era un beso de despedida o eso creí al sentir que sus manos agarraron mi trasero y me llevaron hacia adentro de mi departamento. 




Los Ángeles de GabrielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora