Capítulo 14

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Noviembre 16, 2019Norilsk, Rusia

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Noviembre 16, 2019
Norilsk, Rusia.

El viaje de ida a Norilsk había sido más largo de lo que imaginé. Durante el transcurso, me había colocado cercana a los pilotos y me habían enseñado como era la ruta por la que acostumbraban a ir estos aviones. Se iban base por base, siendo Moscú siempre la primera parada, de ahí le continuaba un recorrido por San Petersburgo, Samara, Perm, Ekaterimburgo, Omsk, Novosibirsk, Irkutsk, Blagovéschensk, Yakutsk y finalmente Norilsk. Esos eran algunos puntos de reunión por los cuales pasaban a dejar y a recoger gente, no en todas aquellas ciudades había bases militares.

Las compuertas traseras del avión se abrieron, siendo que el aire helado de la zona nos pegara de lleno a todos los presentes. Ajusté mi mochila a mi hombro, y soltando un suspiro comencé a encaminarme hacia el exterior del mismo. Junto a mí, muy pocas personas más bajaron, el lugar parecía estar desolado y la nieve cayendo le daba un aspecto aún más vacío al lugar. Dejándome guiar por el resto de los novatos, llegamos hasta un edificio en el cual parecía haber un poco más de movimiento.

Un jefe nos recibió en la entrada del mismo, para guiarnos a los pocos recién llegados, hacia donde nos íbamos a concentrar. El ambiente en este lugar era demasiado diferente, no solo por el exceso de frío, si no que su gente por ende era diferente. Podía oler el ácido del aire, los rostros casi inexpresivos de los militares eran lo primero que se hacía notar en el lugar.

La llegar a nuestro piso, no me sorprendió el ver un exceso de mantas sobre las camas, me dirigí a una de las que estaban libres y dejé caer mi mochila sobre la misma. El grito inmediato del mismo encarado nos alertó para hacer que todos los nuevos fuéramos al frente para formar una fila frente a él.

—¡Soldados! Bienvenidos a la base de Norilsk. Déjenme decirles que este es el peor lugar al cual pudieron ser enviados, aquí los descansos no existen y a todos los tratamos por igual, no esperen recibir tratos especiales solo porque son nuevos. A este lugar vinieron a entregar su vida para poder cumplir con el deber del ejército, cuidar al país y hacerlo funcionar si los otros no pueden...

Que discurso tan motivador, al menos aquí si nos dieron la bienvenida general, en Moscú únicamente... bueno, no me puedo quejar, conocí al General Smirnov en mi primer día y colocaron el peso de expectativas muy altas sobre mí solo con saber de quién era hija. Pero bueno, les dieron una idea al resto de lo que se va a venir. Al parecer, no éramos muchos los nuevos, pues únicamente estaba junto a otros cuatro chicos más, quienes no parecían estar en su mejor forma, tanto física como mentalmente.

Analicé rápidamente a mis compañeros, y dándoles una barrida con la mirada, mis ojos cayeron en el chico a mi lado y solté un suspiro demasiado silencioso al ver como una gota de sudor caía por su frente; di un pequeño paso hacia mi lado derecho, en el cual no estaba absolutamente nadie.

—... ¡¿Entendieron?! —aquello último me hizo regresar mi concentración al frente, para observar una gran vena saltona en la frente el superior.

—¡Sí, señor! —respondimos todos al mismo tiempo.

Caricias de Calibre 40 (Saga Mentiras Piadosas) Libro #1Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin