𝐇𝐎𝐔𝐑𝐆𝐋𝐀𝐒𝐒악녀는 모래시계를 되돌린다ㅤ⑅ㅤAstherope Franz

𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄

Horas e incluso días habían pasado desde ese maldito escenario; fue acusada de envenenar a su hermanastra junto a Aria, su hermana de sangre. Trato por todos los medios en llevar ella la carga de esos crímenes, incluso si estaba siendo culpada injustamente, aún seguía estando preocupada por la única familia que le quedaba e incluso si debía aceptar culpa sobre todo esos crímenes, lo haría sin dudar. Gruño molesta mientras movía bruscamente sus manos aprisionada entre grilletes— ¡Colgarán a esa maldita bruja, por fin! —movió la cabeza de golpe ante aquel grito, como pudo, avanzó hasta quedar a una ventana del lugar viendo cómo cada plebeyo avanzaba hasta cierto lugar.

Tembló ligeramente teniendo un mal presentimiento— ¿Acaso no dije que fui yo quien provocó ese envenenamiento? Ahora... Colgarán a... —una rabia le invadió de solo pensarlo, se levantó de golpe y avanzó hasta la puerta, golpeando los grilletes en esta misma. Al ver que sus sospechas iban siendo confirmadas segundo tras segundos el golpe a la puerta se hizo mucho más brutal, hasta el punto donde ella aporreaba su cuerpo contra está. Tres golpes con su cuerpo fueron suficientes para que la puerta cayera con ella encima a causa de tanta fuerza ejercida— Ugh... —soltó un quejido por lo bajo, sentía el brazo que había golpeado entumecido.

[ Vamos, muévete, ¡Aria será asesinada
si no te mueves! ]

Mordiéndose cada injuria que quería escaparse de sus labios ante el dolor experimento mientras se ponía nuevamente en pie, hasta que por fin lo logró, había vuelto a reabrir una herida en su rostro, sentía la espesa sangre correr por el contado del rostro hasta llegar al final y  desaparecer en forma de gotas. Sus sentidos se activaron; escuchando pasos apresurados provenir del pasillo, puso cara de pocos amigos al ver un caballero aparecer en la esquina con espada empuñada entre manos— ¿Oh? ¿Acaso estás tan ansiosa por terminar como la perra de tu hermana? —hablo con veneno, queriendo buscar que ella reaccionará con violencia.

—No realmente, parece que quien está ansioso tocando las puertas de la muerte es otro y creeme que no voy dudar en cortarte esa asquerosa lengua, pero...¿Que crees? Ahora mismo no tengo el tiempo para lidiar con fracasados como tú, caballero de quinta. —sonó digna y arrogante como siempre lo había sido, a pesar de las severas heridas que adornaban distintas partes del cuerpo, ella seguía igual de orgullosa. Justo lo que quería ver, el hombre aproximandose hacia ella con espada en alto dispuesto a matarla.

Grave error, giro sobre sus talones dándole la espalda y alzando las manos tras de ella aprisionadas por los grilletes. Sonrió maliciosa al escuchar metal contra metal chocar e incluso uno siendo roto, precisamente, sus grilletes. Movió entretenida las manos ya libres de cualquier peso, miro por sobre su hombro al hombre tras ella quien miraba aterrado e incluso movió con vehemencia la mano buscando liberar el filo del arma— Maldición... —nuevamente se giró, pero esta vez alzó su pierna, asestando una violenta patada en el rostro del masculino que lo mando a chocar contra la pared y caer inconsciente.

—Necio. ¿No lo dije? Un caballero de quinta es imposible igualar mi capacidad, incluso si tengo mi cuerpo... —aplano sus labios buscando la palabra adecuada para describirse sin sentirse ofendida, tomo el mango de la hoja, sacándola con total facilidad—...¿Magullado? No, bueno si, algo así, el punto es que no importa mi estado, solo debiste aprender una cosa para enfrentarme, saber huir. —dejo caer el filo justo en el lado derecho cortando lo suficiente— Con eso será suficiente, fuí magnanima contigo al dejarte morir por desangramiento... —dio un paso atrás viendo la sangre comenzar a escurrir por el suelo e incluso evitando que ser tomada por aquel caballero, quien realizaba movimiento desesperados buscando frenar el sangrado.

Se encogió de hombros dejando caer el acero, mientras emprendía su camino a paso rápido ignorando los gritos ahogados del hombre, salió del edificio, comenzando a correr sobre el adoquinado sendero.

Sentía un ardor horrible en sus muñecas, había logrado deshacerse de los molestos grilletes, pero claro, esto había dejado unas cuantas contusiones dolorosas, más ella poco le importaba en esos momentos si sentía dolor o tenía alguna herida sangrante. Empujaba con brusquedad cada persona que se interponia en su camino en aquella multitud, cuando pudo visibilizar a quien buscaba, no pudo evitar el horror— ¡ARIA! —grito lo más fuerte que sus cuerdas vocales le permitieron viendo la hoja alzarse, justo cuando pudo ver ese bello orbe verde toparse con los suyo, el brillo de estos se apagó al instante seguido de ver la cabeza rodar por el escenario de madera del cadalso— ¡NOOOO! —su grito fue desgarrador e incluso envío escalofríos a las espaldas de cualquiera que lo había escuchado. Cubrió sus labios horrorizada ante tal escena, nuevamente había visto a su única familia morir frente a sus ojos, bajo la vista comenzando a caminar, nadie trataba de impedirlo.

—¡¿Que demonios creen que hacen?! ¡Capturen y traigan a esa criminal aquí, es su turno! —reconoció esa demandante voz que gritaba tales palabras, era a quien debió llamar hermano a causa del matrimonio de su madre.

Nadie obedeció tal orden, ellos lo sabían, si se acercaban a aquella mujer, probablemente perderían su vida, ¿simple miedo o una realidad? Roxanne camino a paso lento por fin saliendo de la multitud siendo observada con temor, camino directo a la cabeza cercenada, se agachó con ligereza tomándola entre sus manos hasta ponerla a la altura de su rostro— Oh, hermana Ari...ellos dañaron tu hermoso rostro, es imperdonable. —murmuro cabeza gacha sin dejar ver qué estaba expresando con sus facciones.

—Tch. ¡Inútiles! —Cain bramó saltando del cadalso, avanzando y tomando el hombro femenino con brusquedad— ¡¿Acaso debo hacerlo todo yo?! Vamos, camin-...—los gritos horrorizados al ver un filo brillante atravesando el cuerpo del masculino quien segundos atrás era un héroe que había cortado el cuello de esa bruja.

Sonrió lúgubre al ver a su “hermano” caer a sus pies, nuevamente tomo la espada y la saco sin mucho cuidado— Tan patético, siempre lo has sido, incluso estando al borde de tu óbito, jamás lograrás dar la imagen de un digno conde. —alzo el filoso mortal, bajando y dando un limpio tajo en aquel cuello, arrebatándole al instante su miserable vida.

—¡HERMANO! —otro grito femenino se hizo presente en la horrorizada multitud, una rubia se abrió paso corriendo hasta el inerte cuerpo del castaño, arrodillándose junto a este.

Una mirada indiferente se instalo en sus orbes ante aquella escena— Ah... Mielle, tu pequeña perra, ¿Estás sufriendo? —inclino su cabeza hacia un lado, extendió con una mano la cabeza de cabellos dorados perteneciente a su bella hermana— Mira, es Aria, mi preciosa hermana... Tu tambien me la quitaste, como dicen ojo por ojo, diente por diente.

𝙋𝙍𝙊𝙓𝙄𝙈𝘼𝙈𝙀𝙉𝙏𝙀...