4. Súper Steve.

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Steve era un abogado, y uno muy bueno

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Steve era un abogado, y uno muy bueno. Su habilidad para convencer a las personas lo habían llevado hasta su puesto de gran importancia en uno de los bufetes jurídicos más importantes de la ciudad.

La mayoría podía pensar que era un sujeto sin sentimientos a quien solo le importaba el dinero y utilizar a las personas, pero no podían estar más lejos de la verdad.

A pesar de ser un playboy a quien no le interesaba tener una relación estable en lo más mínimo, era una de las mejores personas que cualquiera podría conocer; prueba de ello era la gran cantidad de trabajos pro-bono que realizaba para ayudar a las personas.

—No se preocupe, señora Rambeau —Steve tomó la mano de la mujer entre las suyas y le sonrió con gran calidez—, le aseguro que su hija no enfrentará ningún cargo. Tenemos una testigo que afirma haberla visto en la biblioteca a la hora exacta del crimen.

—Muchas gracias —respondió entre lágrimas la mujer, cuya hija menor de edad había sido acusada de agresión por la desgracia de estar en el lugar equivocado en el peor momento. Se trataba de un problema de discriminación racial por parte de unos policías que buscaban echar la culpa a cualquier inocente con tal de justificar su error de dejar ir al verdadero culpable.

La mujer se despidió, y en cuanto ella salió, su secretaria entró anunciando que tenía una visita de su hermana.

—Dígale que pase.

Luego de unos momentos entró una hermosa mujer con cabello rubio y sonrisa brillante.

—Por la expresión en el rostro de esa mujer, asumo que se trata de otra injusticia que será resuelta por súper Steve.

El mencionado rodó los ojos ante el apodo.

—Hago lo que cualquiera haría.

—Si eso fuera cierto, más abogados harían lo mismo que tú.

El chico sonrió con tristeza. Al saber que otros no lo hacían le ponía triste, y se llenaba de un sentimiento de responsabilidad por todos los desafortunados que hay afuera.

—Pero no vine a hablar de lo buena persona que eres, sino para decirte que mamá quiere que la visites pronto —acomodó su cabello detrás de sus orejas—. Dice que la has abandonado.

Steve frunció el ceño, al mismo tiempo que sonreía.

—La visité hace tres días.

Su hermana rió.

—Da igual, quiere verte.

—Está bien, iré a verla antes de que termine la semana.

Susan asintió con una sonrisa para después quedarse viendo fijo a su hermano con una pregunta que moría por salir, pero temía que la respuesta fuera la misma de siempre.

—¿Ya encontraste a alguien especial?

Estaba listo para responder un rotundo "no" por instinto, pero un par de ojos marrones y risa cantarina le hicieron dudar, antes de responder una negación en un susurro.

Todo el rostro de la chica pareció iluminarse por completo. 

—¡Lo hiciste! —corrió hasta su lado para jalar de su brazo—. ¡Conociste a alguien que te gusta en serio!

Steve bufó y apartó la mirada un poco sonrojado.

—Claro que no —refunfuñó, concentrándose en su computadora en vez de su hermana.

—¿Entonces por qué dudaste en responder?

Steve comenzó a escribir en un archivo en blanco para evitar pensar en su encuentro con el hermoso chico.

—Porque recordé que tengo un trabajo muy importante qué hacer —Steve señaló a su computadora con la cabeza al mismo tiempo que miraba a su hermana sin dejar de escribir.

—¿Entonces no te gusta Tony?

Steve la miró sorprendido. ¿Cómo sabía ella su nombre y qué en efecto fue por él que dudo su respuesta?

—¿Cómo...?

Susan rió ante la cara confundida de su hermano menor, y luego le señaló el texto que estaba haciendo. No se había dado cuenta de que la última palabra que había escrito era el nombre de aquel hombre, causando que sus mejillas se tornaran completamente rojas.

—Y no intentes convencerme de que ese nombre es parte de un caso, porque tu expresión te delató.

Suspiró derrotado. Ni siquiera sabía qué era lo que quería ocultar... No es como que quisiera algo serio con él.

—Es solo un chico que conocí el viernes —se pasó la mano por su cabello, desacomodándolo un poco—. No se quiso acostar conmigo.

—¿No aceptó una aventura de una noche? —Sue sonrió aún más—. Ya me agrada ese tal Tony.

—Como sea —rodó los ojos y continuó con su explicación—, nos encontramos al día siguiente en el supermercado y lo ayudé a alcanzar unas cosas, ya que es un maldito... —bajó la mirada y añadió "adorable" en un susurro—... enano, así que lo acompañé para ayudarle a bajar lo que quería. Fue agradable, se rió de mis chistes.

Susan soltó una risilla emocionada y comenzó a dar pequeños aplausos, ganándose una mala cara por parte de su hermano.

—Le gustas, si no jamás se hubiera reído de tus chistes.

Frunció el ceño, y Steve respondió en voz baja:

—Mis chistes son asombrosos —se acomodó mejor en su lugar antes de ponerse completamente serio—. De igual forma, lo único que yo quiero con él es una buena noche de sexo, pero él insiste en ser fiel a su esposo. No creo que eso vaya a pasar.

La chica suspiró, desilusionada. 

—Genial, la primera vez que mi hermano se enamora y es de un hombre casado.

Luego de eso, Susan tomó sus cosas para regresar a su trabajo antes de que su hora de descanso terminara. Se despidió de su hermano dándole un beso en la mejilla.

Cuando por fin se quedó solo en su oficina, solo podía pensar en una cosa: quería acostarse con Tony Stark a toda costa.

INFIELESWhere stories live. Discover now