𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟒𝟔

418 60 0
                                    

Los días pasan, y en ellos. Tanto Levi como Farlan dejaron de hablarse.

El azabache quería reconciliarse, pero su orgullo no le dejaba. Mientras el castaño: por otro lado, se encontraba resentido por su comportamiento.

Comprendía su miedo, pero tampoco aceptaría que jugara como se le dé la gana con Tn. A quien ya consideraba una hermana; y sobre todo, su salvadora. Por que no hace mucho se enteró de que: de no ser por ella, ahora mismo sería nada más ni nada menos que una bola de carne con baba de titán.

"¿No piensas hablarme?". Cuestionó ya arto de su indiferencia.

Farlan solo le ignoro por milésima vez. Encontrándose recargado en una pared cercana a la puerta, con los brazos cruzados e indagando entre sus uñas como toda una diva mientras le visitaba en compañía de una incómoda Isabel, que a su vez no perdía ni una oportunidad para decirle su opinión acerca de lo que estaba haciendo. Usando palabras como estúpido e inmaduro.

"Creo que con veinte minutos es suficiente, ¿nos vamos ya,  Isabel?". Dijo Farlan, haciendo como si viera un reloj inexistente.

Levi rodó los ojos con frustración.

"Si tanta prisa tienes, deberías solo dejar de venir". Soltó con molestia, el azabache no entendía como Farlan podía ser tan terco al respecto.

El sabía perfectamente el por qué de sus acciones, sin mencionar que ella estaría mejor sin alguien como él en su vida. Siendo un hombre que no sabe ni cómo expresar sus sentimientos; y que vive sus días con un pie dentro de la tumba. ¿Que se supone que le ofrecería? ¿Una relación estable? ¿O tal vez una hermosa familia llena de hijos, nietos y bisnietos?.

¡Pero claro que no!

Fácilmente podría morir un día de estos. Sin mencionar que ella también pertenece a la legión y está en las mismas condiciones, o peor debido a su falta de habilidad.

Isabel iba a decir algo, pero fue interrumpida tras escuchar como tocaban la puerta; para luego dar entrada a una 'tímida' Tn con una bandeja de comida en manos.

Por otro lado, las cosas no iban tan bien entre Tn y Levi. Pues este le pedía que se fuera apenas la viera entrar por la puerta, le rechazaba los alimentos, le miraba con enojo e inquiría palabras tanto frívolas como venenosas.

—Aquí está su comida, señor— informó Tn sin mirarle a la cara.

Este no contestó, solo le miró en silencio a sabiendas que si le decía algo. Las cosas no resultarían nada bien, tal y como sucedió hace unos días. Cuando se atrevió a correrla en presencia de ambos.

—¿Te ayudó?— pregunto Isabel, intentando disolver el frío ambiente que se había instado.

—S-si— afirmó dejando la bandeja en el pequeño buró, para luego revisar el suero conectado a su mano; cortesía de los Parma, al igual que la mayoría de medicina en aquella enfermería.

La revisión prosiguió por unos minutos, hasta que de pronto llegó otro joven Parma un tanto agitado.

—Tn, nos llama el comandante— informó 'recuperando' el aire.

Tn le miró unos segundos, asintió, y entregó el formulario a Isabel.

—Solo falta la temperatura, ¿podrías?— pidió con tono 'suplicante'. Aunque conociéndola bien, era más una orden que una petición.

Isabel tomó el formulario, al igual que el termómetro que Tn sacó de uno de los bolsillos en su bata.

...

—¿Entendieron?— preguntó el comandante.

—¡Si!— contestaron al unismo mientras permanecían firmes ante el.

—Entonces; andando—. Sin más, los contrarios hicieron un saludo para después marcharse con 'prisa'.

...

Los ajins se marcharon para prepararse. Pues resulta que el siguiente objetivo en la lista sería asesinado esa misma noche, y por orden del 'rey'; debían estar presentes para auxiliarlo de ser necesario.

Claro, sin tomar en cuenta que todo era parte de su frívolo plan: para atrapar al Ajin que estaba haciendo un revuelo dentro de las murallas y los estaba exponiendo a que descubran lo que son. Aunque también lo hacían por que el joven duque era el siguiente.

—Ese gordinflón sigue sin agradarme— soltó Hymel en un susurro.

—¿Por que lo dejamos vivo? Sería más fácil darle cuello y hacer que Crista suba al trono— murmuro Aiden.

—Que aún es una niña, soquete— respondió Demian, dándole un sape en la cabeza.

—¿y por que Crista? está enana seria mil veces mejor como reina—. Afirmó Hydel, para inmediatamente arrepentirse de llamarla por ese apodo mientras se preparaba para el impacto.

Pero grande fue su sorpresa, al ver que esta ni le miró. Es más, le estaba ignorando.

—¿Reina de este chiquero? Pero si ya es...

—Aun no es tiempo— interrumpió Tn. —No podemos seguir alterando la historia, ya corremos suficiente riesgo con salvar a Farlan e Isabel—

Todos guardaron silencio, continuando con sus acciones.

...

—De acuerdo, ustedes permanecerán en esta habitación— informó el mayordomo. —Los amos estarán en la siguiente para facilitar cualquier tipo de intervención. Al igual que con ellos. Habrá dos guardias protegiendo la puerta y dos en las ventanas: si necesitan algo, no duden en tocar la campana sobre el buró. Si me disculpan— hizo una reverencia para luego marcharse.

...

—¿Están listos?— pregunto Tn en cuanto se colocó sobre una de las camas en la espaciosa habitación.

Los contrarios asintieron haciendo lo mismo, e inmediatamente se concentraron en su misión.

Liam envió su fantasma frente la puerta de alado, siendo acompañado por el fantasma de Demian mientras el resto se dispersaba por las habitaciones de arriba; abajo, el patio: e incluso a un lado de la cama del objetivo.

...

—Es oficial, el maldito tiene una secta— masculló por lo bajo un Liam muy enojado; ante el cadaver del noble.

El plan era bueno, sin aberturas o contratiempos. Aunque; no contaban con que su esposa fuera quien le matara.

—¿Por que lo hiciste?— un policía militar comenzó a interrogarla. —¿quien lo ordenó? ¿Para quien trabajas?—.

Esta murmuraba incoherencias para cualquier persona común, pero para un Ajin...

—inmortal, inmortal. Jajaja, el me ara inmortal. No moriré, no moriré—. Empezó a sonreír con locura. —el esta cerca—.

Los ajins miraron hacia un fantasma desconocido. El cual, se les quedaba viendo y hacia un gesto de silencio. Acto que no propiciaba nada bueno.

Al instante, este miró hacia la esposa, se inclinó un poco, para luego salir corriendo hacia ella con sus afiladas garras preparadas. Es la regla número uno para cualquier Ajin. Nunca dejes Cabos sueltos, o no habrá hueco donde ocultarse de ella . Pero este no es uno que desecharía fácilmente, pues.

—Iluso— murmuro Tn antes de controlar a su fantasma decapitarlo en el acto.

En Shingeki No Kyojin (Levi x Lectora).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora