Encierro

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La Reina de Sangre

Capítulo 4: Encierro

Las caras de asombro fueron las principales protagonistas al ver a la mujer peliazul que tanto tiempo llevaban buscando. Su aspecto no había cambiando en especial, seguía llevando su hermosa cabellera suelta de color azul turquesa con mechones blancos. Su vestimenta era totalmente diferente al habitual que ella solía llevar, iba vestida totalmente con ropa militar desde su chaqueta hasta sus botas provocando que los que la vieran se sorprendieran todavía más.

Poco a poco el resto de integrantes del orfanato y de la extinta Academia Alius vieron la situación, al primer instante no podían asimilar que la persona que llevaba desaparecida durante meses había vuelto de la noche a la mañana.

Hiroto estaba molesto pero a la vez emocionado lo mismo que Midorikawa, Suzuno y Nagumo. Ella volvía a sonreír por enésima vez mirando a cada uno de ellos con melancolía después de volver a la que había sido su casa durante prácticamente toda su vida. El silencio era tan largo como intenso, era uno de los típicos silencios que se podían cortar con un cuchillo, normalmente eso no podía significar nada bueno. Pocos segundos después Nagumo fue el primero en alzar la palabra:

"¿Donde has estado todo este tiempo?" Antes de queHiroto respondiese Reina lo fulminó con la mirada asustando levemente al muchacho.

"Antes que nada lamento haberme ido sin ningún tipo de explicación, no puedo en este momento decir el motivo de mi marcha, es algo que llevaba mucho tiempo deseando hacer"

"¿Qué quieres decir con eso? Ya nos puedes ir explicando a todo el mundo por qué te fuiste así sin más, nos has preocupado a todos, intervino hasta la policía por tu búsqueda. Así que por tu bien dinos que hiciste durante todo esto tiempo" dijo Hitomiko enfadada

Reina por otro lado soltó una ligera sonrisa para después mostrar su cara más seria. Parecía enfadada, sin embargo, ni mucho menos lo estaba

"Como bien dije antes no puedo revelar el motivo del por qué me fui ya que es una sorpresa que llevo muchos meses preparando. Y por último ya sé que me estuvieron buscando por tierra, mar y aire ya que a pesar de no estar con vosotros sí supe lo que estuvisteis haciendo"
Un momento, ¿eso quiere decir que nos has estado espiando?" Suzuno fue el siguiente en preguntar, por cada respuesta de Reina estaban todavía más confusos y molestos, a ella en cambio no parecía importarle ni lo más mínimo.

"No, pero me lo imaginaba, muy pronto obtendréis todas vuestras respuestas. De momento no puedo decir nada, aunque sé que os va gustar"

"¿Que nos va a gustar?"preguntó Natsuhiko, jugador del Prominence en primer lugar y Caos respectivamente

"Sí, os va a gustar pero por enésima vez no puedo decirlo todavía, pronto lo enseñaré. Ahora si me disculpáis voy a colocar mi equipaje. Lamento si no son las mejores maneras de volver pero pronto veréis el motivo" La joven peliazul se alejó poco a poco de ellos mostrándoles una ligera pero intrigante sonrisa. Todos quedaron boquiabiertos al ver las vulgares formas por las cuál Reina ha vuelto.

Hiroto poco a poco se calmó, él la conocía mejor que a nadie en este podrido mundo y sabía que Reina tenía algo muy hermoso preparado para ellos. Suzuno pensó que ella los estuvo vacilando durante meses para vaya a saber qué misterioso fin. Hitomiko y Fumiko simplemente no dijeron nada, quedaron absolutamente atónitas. En cambio, para cierto pelirrojo de nombre Nagumo esa sonrisa tenía un significado claro; ella ocultaba algo que para él podría ser no tan bonito… aunque por el momento decidió no decir nada al respecto.

Reina se dirigió al fondo del pasillo donde estaban las habitaciones, la suya era la que más estaba ubicada al fondo lo cuál para ella le facilitaba mucho las cosas. Abrió la puerta y volvió a reencontrarse con el mismo espacio que tanto años la acompañó, estaba tal cuál como la dejó.

Tenía unas hermosas vistas a la naturaleza además de poder ver en su máximo esplendor el monte Fuji. Su sonrisa en esta ocasión se volvió tétrica y siniestra dándole mucho miedo a cualquiera que la viera.

"Pronto el monte Fuji será mi cima, mi nueva sede y el comienzo de la destrucción" Apoyó la maleta en su cama y abrió el candado, revisó minuciosamente que todo el material del oficio y su ropa estaba en orden, para su suerte fue así significando que el primer paso ya estaba conseguido.

Ahora debía ser prudente para ejecutar según ella "su plan maestro" que cambiaría las vidas de todos para siempre.

Sus compañeros y amigos no eran conscientes de lo que se iba a venir, un hecho que lamentarán por el resto de sus vidas.












Tenía 9 llamadas perdidas en su bandeja de notificaciones, el ambiente en la casa eran tan frío y silencioso como un sitio abandonado. Respiraba el lugar un aire de tragedia como nunca antes visto aunque nadie haya muerto allí

Endo volvió a recordarlo, aquellos amenazas en forma de frases sarcásticas poco a poco se iban haciendo realidad, estaba aterrorizado como nunca antes lo había estado. Deseaba pedir ayuda pero ya era tarde, demasiado tarde. Decidió omitir todas las llamadas que tanto sus padres como sus compañeros de equipo le hicieron, no quería saber nada relacionado con lo que vivió hace escasas horas, porque aunque lo quisiese negar… él era cómplice.

Lloraba de rabia al recordar a Natsumi, la chica de la cuál que a pesar de sus defectos estaba profundamente enamorado. Quería despertarse de esta pesadilla o empezar de nuevo pero ya no había marcha atrás. Mentir a esos agentes fue de las decisiones más duras que tuvo que tomar en su corta vida, aunque cuando lo pensó fríamente se dió de cuenta de que en realidad no les mintió, simplemente ocultó información muy valiosa para el caso. Aún así él sabía que eso moralmente estaba horrible.

Solo deseaba quedarse en casa y dejar que el tiempo pasara, quería morir, no podía seguir viviendo con ese brutal peso encima de sus hombros. Pasara lo que pasara todo iba a acabar mal para todos, había aceptado su derrota desde hace ya tiempo y todo era cuestión de tiempo para que ella acabase con todo

"Sólo quiero vivir en paz y ser feliz, ¿es pedir tanto?" Se habló a sí mismo dirigiéndose había el televisor completamente apagado. Él era otra víctima de su demencia, de su locura y de su obsesión por conquintar Japón.

Endo era de los pocos que sospechaba de esa chica del Génesis, su comportamiento era incluso más frío y calculador que el propio Hiroto o Seijirou Kira, el fundador de la Academia Alius ingresado a prisión hace meses.

"Pronto te detendrán maldita zorra" dijo con rabia. La odiaba con toda su alma, desearía estar ayudando ahora mismo a la policía, estaba por levantarse del sofá del salón principal para intentar acabar con todo esto de raíz.

Justo después de decir eso un sonido electrónico retumbó en la casa, no supo de donde vino ese ruído hasta que comprobando minuciosamente su casa pudo ver algo que no le hizo ninguna gracia, en los laterales de las paredes casi en el techo descubrió que habían puestas unas cámaras de seguridad

"¿Pero qué demonios…?"

Acto seguido otra vibración de su móvil lo hizo alertarse todavía más, pensó al princípio que era otra llamada de alguno de sus compañeros. Sin embargo, era un mensaje de Whatsapp.

Automáticamente comprobó que su mayor pesadilla le había escrito y no precisamente un mensaje cariñoso

Automáticamente comprobó que su mayor pesadilla le había escrito y no precisamente un mensaje cariñoso

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Lo próximo que se escuchó fue el sonido de un pestillo cerrándose y las luces del router parpadeando….

Continuará

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