Capítulo 13

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El famoso tirón.

Esa sensación que creía solo un invento para hacer más tolerable una vida llena de luchas y desafíos por sobrevivir, ese sentimiento que aprieta su pecho y acelera su corazón, un impulso que quema todo su cuerpo.

El tirón... Le empuja hacia Sage.

La loba está paralizada por su confesión, Harry ya no puede controlarse, no con ella demasiado cerca, su frágil cuello, el pulso de la vida palpitando, llamando al monstruo que empuja más fuerte con el reconocimiento. Harry puede desgarrar su garganta en un corte limpio, pero cuando sus ojos de tormenta lo buscan, con un conocimiento tácito de lo que sus palabras implican, su cordura regresa.

Harry fue criado y entrenado para ser el cazador asesino de un vil engendro, hambriento de crueldad, poder y dinero. Pero ahora, veinte años viviendo en libertad... Su bestia se calma bajo las manos de una loba Omega.

—Dime.

La invitación suena como un murmullo que duerme la tormenta violenta en su cuerpo, esta necesidad que quiere dominarlo, para ir hacia ella sin remedio ni permiso y marcarla hasta que nadie pudiera dudar que ella era suya. Harry nunca había conocido la posesividad, hasta ahora.

El monstruo mostró los colmillos.

Y comprendió que Sage era todo menos un objeto de su propiedad, no la merecía, tampoco tener estas sensaciones dentro de su pecho, ninguna de las drogas que probó en su vida le había echo efecto alguno, pero esta pequeña mujer cambiante lo estaba embriagando con su calma.

¿Cómo podía mancharla, empañar sus hermosos ojos con las imágenes del inmundo y sangriento pasado?

Ella es un ser de luz, abrazando al monstruo de la oscuridad. Y entre sus brazos, Harry cae, su corazón irremediablemente roto y torcido, late duro en su interior. La protección que nunca le dieron, regresa a él en este momento.

Una loba le cuida.

—Omega, no me entiendes.

Sage lo rodea, su rostro enterrado en su pecho, sus brazos lo cubren por completo, sus manos acarician su espalda en un vaivén lánguido que despiertan cosas que deberían continuar durmiendo por siempre.

—Lo hago. Estás tan solo, Harry.

Su voz parece tener el peso de un yunque aplastando su pequeño cuerpo, como si algo quisiera salir de ella. Él baja la mirada, la ternura lo azota como un látigo, Sage tiene una pequeña corona de cabello trenzado que rodea su cabeza, como una pequeña reina que hace su vida menos oscura de lo que ha sido en un largo tiempo.

Hasta encontrarla, Harry se estaba hundiendo en la culpa, ahora..., ella le estaba extendiendo una mano para salir del pozo negro.

¿Era capaz de aceptarla?

—Dime, Harry —su voz se escucha frágil—. El peso de emociones dentro de ti..., es tan grande... —Sage levanta la mirada, ojos de lobo tan feroces lo buscan—. No entiendo como has podido soportarlo.

Los lobos son empáticos, sienten las emociones de los demás y reaccionan a eso. Una loba sumisa... Multiplica eso por cien. Sage está sintiendo la asfixiante culpa que arde sobre su corazón, la enorme rabia, lava liquida fluyendo en sus venas, remordimientos viejos como huesos blanqueados por el sol caliente del desierto. Ella está llegando al núcleo, un punto oscuro dentro de él, aplastado desde niño por la crudeza brutal de la vida que le tocó. Un punto donde su fragilidad insegura late y grita que en realidad solo fue un inocente moldeado por un maldito bastardo infeliz.

—No quiero que sientas lastima por el hombre que has escogido.

Harry se atreve a caer en esos ojos grises, a estar cerca de otra loba sumisa que intenta ayudarlo. Nuevos recuerdos, el escozor duele, la última que intentó hacer eso terminó con su creencia de que era alguien bueno y con capacidad de remediar su vida.

Omega [Moon Fighters 5.1]Where stories live. Discover now