No podía dejar de mirarlo, me tenia por completo embelesada. Respiraba de forma profunda e intensa mientras me ocupa en cerrar las piernas con fuerza. Estaba ahí, a unos diez metros de distancia, totalmente ajeno a los pensamientos pervertidos que tenia. Totalmente concentrado en su lectura, era un libro super grueso color azul. Me gustaba observarlo mientras leía
En estas semanas me e dado cuenta que cada vez que lee y le gusta el libro, empieza a fruncir las cejas, se muerde los labios cuando esta confundido, pasa la mano derecha por su cabello rizado dejando caer el pelo en su frente cada vez que cierra un libro y suelta un suspiro sexy.
Dios, si que soy una acosadora.
Avergonzada, miro mi propio libro que estaba sobre mi mesa. A diferencia de él, a mi no me gusta leer para nada. Cada vez que intento leer me distraigo demasiado rápido y las pocas veces que e logrado concentrarme termino con jaqueca. Tiro la cabeza hacia atrás; frustrada, tengo que aprobar el examen de hoy o sino estaré arruinada.
— Hola, rubia — Escucho una voz familiar y guio mi mirada hacia la silueta de mi mejor amiga, ella se sienta al lado mío dejando su mochila sobre el suelo y sus pompones rojos de porrista sobre la mesa. Mira mi libro y hace una mueca de dolor
— Hola — Saludo desganada encogiendo mis hombros
— ¿No entiendes nada, verdad?. — Niego con un movimiento de mi cabeza.
— Te dije que no tomaras esa materia, es una tortura.
— Pues ahora estoy arruinada. No puedo reprobar otra materia, mis padres me matarían. — Tapo mi rostro con ambas manos, deseando llorar, pero, me aguanto.
Violeta acaricia mi espalda tratando de consolarme, nos quedamos en silencio un buen rato sin decir nada. Hasta que ella rompe el silencio — ¿Qué día practicaremos la nueva rutina?.
Madre mía, es cierto — Aun no la termino — Con todas las tareas y exámenes que se aproximaron no tuve ni tiempo de cumplir mis labores como capitana del equipo de porristas, la entrenadora se va a enfadar — Pero, ya esta casi lista.
— Mas te vale. La entrenadora igual esta molesta contigo, dice que si repruebas mas materias te sacara del equipo. — La miro con horror. Ay, dios. Esto se esta poniendo cada vez peor.
— Quisiera gritar de frustración.
— Mejor grita de placer conmigo — Escucho detrás mío, ruedo los ojos y le doy un golpe a Chad en el brazo — No le digas esas cosas a mi hermana, puerco. — También escucho la voz de mi hermano que de igual forma le da un puñetazo en el brazo.
Ambos chicos van vestidos con sus uniformes de fútbol y mi hermano tiene una pelota en sus manos — ¿No tienen práctica a esta hora?. — Les pregunto porque no estoy acostumbrada a verlos a esta hora.
— Se atraso, el entrenador aun esta planeando la estrategia.
— ¿Y no te dejo a los chicos entrenando como siempre? — Pregunta mi amiga subiéndose a las piernas de mi hermano y besándolo. En peores situaciones los e visto y ya no me da tanto asco como antes — Por primera vez en la vida: no. — Le contesta mi hermano poniendo sus manos en la cintura de Violeta
— El entrenador abusa mucho de ti como capitán, ya casi haces todo su trabajo — El se encoge de hombros — ¡Si, bro! Mínimo que te de la mitad de su sueldo. — El comentario de Chad nos hace reír.
El sonido del timbre se escucha por toda la escuela y todos van a sus distintas actividades. Entro al salón de clases y durante toda la hora estoy tan confundida que no se ni siquiera en que pagina del libro estamos. Cuando se acaba la hora de clases guardo mis cosas para ir a mi siguiente clase, pero, la voz del profesor me detiene.
