3. Stripper

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Otra vez él

Siempre viene cinco veces al mes sin falta al bar. Realmente es un chico extraño, es callado, parece siempre asustado y también, sin falta, pide un baile privado conmigo. La verdad es que me da un poco de miedo, el hecho de que no sea como los demás clientes (unos cerdos) no me da nada de confianza. Cada vez que lo miro no puedo evitar pensar que es un psicópata que esta a un paso de volverse loco y sacar un arma del bolsillo para disparar a cualquier que este frente suyo. 

Si fuera por mi, no aceptaría darle bailes privados. Pero, mi jefa no esta de acuerdo ante mis sospechas sobre que el chico es un psicópata en potencia. Para ella solo es un cliente mas al cual se le debe ofrecer el servicio sin poner peros. 

— Milena — Me llama la atención Leslie chasqueando los dedos ante mis ojos — No seas tan dramática, solo es un tipo raro y ya. Haz tenido peores clientes que él. 

— Me da miedo, Leslie — Le digo a mi jefa mientras me miro al espejo arreglando mi cabello — ¿No puede hacerlo otra?.

— El cliente te pidió a ti y al cliente lo que pida — Decía Leslie también tocando mi cabello — No quieres tener problemas conmigo, rubia. — Puso una mano sobre mi hombro, hablaba con tono amenazante, adoptando esa mirada escalofriante que tiene. 

Mi cuerpo se tensa y asiento rápidamente, Leslie me da incluso mas miedo que el tipo raro que me espera en la sala cinco. Me levanto como un resorte de mi silla dejando mi reflejo de lado y me encamino hacia la sala. El sonido de la música que viene de fuera se escucha amortiguado debido a las paredes, también los gritos de los clientes casi no se escuchan. Cuando estoy frente a frente a la puerta de color negro respiro profundo y suspiro dándome valor. 

Al abrir la puerta lo puedo ver ahí sentado. Vestido se ese modo tan raro y al mismo tiempo tan formal. Usa pantalones de vestir de color café claro, camisa a rayas de colores verde y morado, una corbata de moño negra que estrangula su cuello. Ese cabello negro peinado con excesivo gel, usa tanto gel que su cabello no puede estar mas aplastado a su cráneo. 

Me mira a través de esos gruesos lentes de pasta negra, esos cristales parecen lupas. Realmente debe de estar ciego, porque hasta los ojos se les ven caricaturescos con esos lentos, haciéndolo ver mas feo de lo que ya es. 

Y esta callado como siempre, la espalda tan recta que no entiendo como no le duele. Las manos apoyadas sobre sus muslos y con los pies juntos; realmente es una persona tan anti natural. 

Camino de forma sensual por la sala, haciendo sonar mis tacones, me pongo detrás del sofá en el que esta sentado, pongo mis manos en su cuello logrando que se tense. A venido aquí las veces suficientes para que ya sepa que es lo que le gusta y que no le gusta. Conozco muy bien que clase de movimientos le gustan, que partes de su cuerpo son mas sensibles, incluso se que le gusta mucho mi cabello. Le pone tanta atención a este casi igual que a mis pechos o a mi trasero. 

De su cuello bajo a su pecho acariciando lentamente, no puedo evitar notar que su camisa esta perfectamente bien planchada sin una sola arruga. Y eso es inquietante. 

Alejo las manos de el y voy al otro lado del sofá, poniéndome delante de él. Evito mirarlo a los ojos, porque me perturba mirarlo mucho tiempo y me siento en su regazo. Hago movimientos sugerentes con las caderas y me concentro; a un lado al otro, de un lado al otro. Sus manos se apartaron de sus muslos para colocarlos a sus costados. 

Miro hacia el techo contando internamente cuanto tiempo queda para poder irme, cada baile privado dura cuarenta minutos y calculo que ya debieron de pasar cinco; realmente el tiempo pasa muy lento cuando estoy con este tipo, siempre que viene siento que el reloj se detiene o el tiempo pasa mas lento de lo que en realidad es. Entonces una voz me saca de mi conteo mental — ¿Estas bien?. 

Relatos eróticos (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora