Super Epílogo

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El sudor me cae por la frente sin que pueda remediarlo. El calor es insoportable, y la humedad en el ambiente hace que mi camisa se pegue a mi cuerpo tal y como lo hace el neopreno cuando salgo a hacer Esnórquel.

— Bienvenida al verano Balear.

Miro a mi compañero y suspiro moviendo mi camisa para separarla de mi cuerpo y, de paso, hacer que entre algo de aire dentro.

—¿Es siempre así?

—Me temo que sí—responde Hugo moviendo el ventilador de pie que tenemos en una esquina de la pequeña cocina, para que se fije en la zona de los fuegos en la que estoy.

—Pienso hablar con el jefe para que nos compre más ventiladores.

—Me parece buena idea. Suerte con eso—murmura volviendo a la zona de emplatado.

Media hora después, el turno termina y por fin soy libre. Me despido de Hugo hasta la cena y entro en el hotel. De lejos, saludo a Melisa y a Dolores mientras saco mi llave. Entro sola en el ascensor para empleados y giro la llave para acceder directamente a la planta en la que se encuentra mi casa.

Sí, ahora vivo en un hotel.

Es un hotel pequeño, pero de Gran lujo, situado en la isla de Formentera, España. Se llama "Riding Hood Resort" y abrió el año pasado. Es increíble la fama que ha adquirido en tan poco tiempo. El mérito del boca a boca entre los famosos y personajes de alto nivel adquisitivo es indudable para que estos últimos meses todos nuestros huéspedes sean grandes personalidades. Actores, actrices, presentadores de televisión, escritores de renombre, futbolistas, incluso el mes pasado estuvo aquí alojado el último galardonado con el MVP de la NBA, lo cual nos confirma que la fama de este pequeño resort ha cruzado el charco.

El ascensor interrumpe su ascenso y se para en la siguiente planta.

—Guau. Qué suerte la mía.

Su enorme sonrisa combina a la perfección con la camisa blanca que lleva debajo de ese elegante traje color camel. Las puertas del ascensor aún no se han cerrado cuando sus labios ya están posados en mi cuello.

—Alek!!! —me quejo separándome de él—Deja por lo menos que me duche, estoy toda pegajosa.

—Umm, me encanta cuando estás así de sucia.

—Eres un guarro—respondo entre risas intentando apartarle.

—Y eso te encanta—murmura jugando con el lóbulo de mi oreja.

Las puertas se abren en nuestra planta y una señora con cara de pocos amigos nos recibe en el hall. Su mirada hace que nos separemos en el acto como si fuésemos dos adolescentes a los que sus padres han pillado con las manos en la masa.

—Señora Ford—consigo decir colocándome el cuello de la camisa.

—Acaba de comer—nos informa señalando con la vista a Yerik y observando como Aleksei se acerca— Voy a darle un paseo para que se duerma la siesta. ¡Señor Patchencov! con un beso es más que suficiente.

Aleksei se separa lentamente del carro ante la regañina y lr mira con furia en los ojos. En este momento la tensión se podría cortar con un cuchillo, por eso me veo obligada a intervenir.

—Alek, ya sabes que Yerik se altera mucho contigo y tiene que dormir. Dejémosles ir a dar su vuelta por los jardines.

Los ojos de Aleksei cambian de objetivo y, aunque obviamente no hay la misma intensidad en ellos, sé que le ha molestado mi comentario por darle la razón a la señora Ford.
Airado se da la vuelta y aflojándose el nudo de la corbata entra en el salón resoplando.

Chef en Lisboa ✔️Where stories live. Discover now