Un club clandestino por no decir de mala muerte, no suena como el mejor escenario para encontrar el romance.
Quizá era el lugar adecuado para pasar un buen rato, desconectarte de todas las cargas laborales y frustraciones que ser un adulto conlleva...
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—¿Mataste a alguien? —Cuestiono Jae sin pudor alguno y a la par retrocedió un poco. Acción que hizo reír a Jeon.
—No pequeño, no arrebate ninguna vida, jamás tendría el coraje ni el valor para cometer una atrocidad de esa magnitud. Mi error fue involucrarme con personas malas, para hacer su trabajo sucio; normalmente es conocido como tráfico de drogas.
Bueno Jae ya podía respirar más tranquilo, probablemente era lo mismo a lo que se dedicaba su hermano. No había nada que temer al estar encerrado junto a él, ¿O sí?
—¿Qué fue lo que te orillo a cometer eso?
—Digamos que estábamos pasando lo una mala racha económica con mi familia. Mi hija más pequeña enfermo de gravedad y eso conllevo internarla de emergencia en el hospital. Yo nunca imagine que la deuda con el establecimiento por atender a mi niña sería tan grande, entonces acudí a una persona que no debía en busca de ese apoyo económico.
—¡Vaya! Eso solamente quiere decir que no tienes muchas esperanzas entonces, —Inquirió el joven. —digo no es que te desee un mal, pero tus posibilidades son mínimas; yo lo más grave que he hecho fue robarles una alcancía de propinas a los señores Kang, los del puesto de tteokbokki junto a la estación de metro de Hongdae. Esa vez JiMin Hyung tambien me atrapo y me hizo regresar el dinero. Me dejo dos días encerrado aquí, ¿Puede creerlo?
El muchachito cada que decía algo sobre como el detective le detenía en sus hazañas, parecía estar indignado por ser reprendido, ojalá y el detective no lo descuidara, aún estaba a tiempo de enderezar su vida, era solo un niño en la búsqueda de su lugar en el mundo.
—Si Jae, si lo creo capaz...
Dicho lo anterior, Park JiMin volvió a aparecer en la escena buscando a Jeon para llevarlo a su interrogatorio oficial; el abogado ya estaba presente y no había necesidad de demorarse más, pero antes de retirarse dejó un emparedado y una bebida para el joven Jae.
JiMin podría ser un poco mano dura con el niño, pero no le gustaba dejarlo a su suerte, no si estaba a su alcance protegerle como no pudo hacerlo en el pasado con alguien que era tan importante para él.
—Come eso mocoso, acabalo todo y te veo en un rato a ver si ya recapacitaste sobre que no puedes ir golpeando a medio mundo, unicamente porque te irritan.
—¡Y vuelve la burra al trigo, ya te dije que solamente le di su merecido Hyung! —dijo virando los ojos y cruzando sus brazos a la altura de su pecho.
—Como sea, ya te lo dije una vez y lo hago otra más, tienes que parar Jae, yo no puedo estar 24/7 sobre de ti. Ya eres un hombre, debes aprender a portarte como tal. Voy a dejar la reja abierta, acaba de comer y ve con SongJia a ayudarle. Y tú, —dijo refiriéndose a Jeon. —Tú sígueme, tu abogado nos espera, a ver si ahora si te dignas en hacer tu parte.
Dada la indicación, el pelirrubio le pidió al mayor que saliera de la celda, si quería que su plan resultara debía comenzar a moverse cautelosamente para ganarse la confianza de Jeon.
