Trata de amarme TÚ [BL] #3 [✔]

No soy homofóbico, pero soy...

Incómodos. Su cuerpo a mi lado, la tela de sus jeans rozan con la de mis pantalones deportivos. El sillón es lo suficientemente pequeño como para aumentar la tensión que hay en el lugar. Ninguno dice nada, resoplamos y volvemos a mirar el papel sobre la mesa.

—¿Cómo carajos haremos un guión romántico? —escupe, harto de la situación.

—No tengo la menor idea. —al igual que él, dejo salir la presión—. ¿No has estado en una relación? ¡Tienes cara de que sí!

Lo señalo, me observa indignado.

—¡Oye! —se queja—. Y tú, ¿dirás que nunca has salido con nadie?

No respondo porque claramente no lo he hecho.

—Excelente, terminamos trabajando juntos en una historia de romance y ninguno ha tenido uno... —susurro, dándome por vencido.

—Tuve una idea desde que nos entregaron el manual. —comenta Prem con mucha tranquilidad. Mi rostro se vuelve rojo.

—¡¿Entonces por qué no lo dijiste?!

—¡Porque me estabas ignorando!

Tiene un punto. Vuelvo a acomodar mi espalda contra el sofá esperando su respuesta. Él hace lo mismo.

—Y bien, ¿cuál es la idea?

Se tensa.

—Podemos... podemos empezar a salir.

Solo escuchar aquello me hace mirarlo con terror.

—¡Pervertido! —espeto.

—¡Oye! Déjame acabar. —pide y con dificultad, lo dejo—. Podemos fingir estar en una relación, como si estuviéramos grabando una película. Cada quien tomará el papel de uno de los protagonistas, será difícil para nosotros hacer diálogos realistas sin ninguna experiencia, pero si hacemos esto podemos usar nuestras emociones reales para crear una trama interesante. Piénsalo, no perdemos nada con intentarlo.

Quizá no, pero por algún motivo me siento incómodo al imaginar la situación. ¿Está él realmente seguro de lo que dice?

—No lo sé... —comento.

—Sang, ¿cuál se supone que es el problema? ¡Es solo un trabajo!

Me giro hacia él, molesto.

—¿Acaso no te das cuenta?

—¿De qué debería darme cuenta? —responde, girando también hacia mí.

—La gente hablará de nosotros, nos mirarán raro. —espeto, herido.

—¿Eso es lo que te preocupa? —está sorprendido o molesto—. Oye, no me digas que tú...

Mis manos tiemblan, mi frente suda. ¿Se dio cuenta tan rápido? Tal vez lo supo desde nuestro encuentro en el baño.

—¿Y-yo qué?

Me señala.

—¿Eres homofóbico?

Me siento feli... espera, ¿qué?

—¡No lo soy!

—¡Lo eres! —afirma—. Debí saberlo desde que te vi, tienes cara de que me vas a juzgar hasta por existir.

—¡Oye! ¡Te dije que no soy homofóbico, además soy...

Me detengo. Sang, ¡¿qué estuviste a punto de hacer?!

Lo veo sonreír. ¿Acaso planeó llevarme hasta este punto?

—¿Eres...

—¡No te salgas del tema! —exclamo haciéndolo reír.