[11] 𝙴𝚗 𝚎𝚕 𝚗𝚘𝚖𝚋𝚛𝚎 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚙𝚎𝚛𝚏𝚎𝚌𝚌𝚒ó𝚗

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[𝙼𝚊𝚕𝚎𝚔]

Con todo el descaro del mundo le tiré una bolsa encima de la cama, la cual era realmente horrible pero por el momento era lo mejor que podía hacer.

―Haz las maletas ahora mismo. ―Ordené en tono firme.

León se me quedó mirando desde la puerta de la habitación con los brazos sobre el pecho. 

―Por qué.

―Aunque la idea de tenerte desnudo todo el tiempo es sugerente y tentador, recomiendo que traigas algunas cosas para que estemos juntos. Como debería de haber sido desde el principio. ―Abrí el cajón de su ropa interior y eché un vistazo dentro, lo que hallé dentro me encantó y saqué un slip negro con llamas―. Este no lo había visto, así que en lugar de desnudo prefieres ir en ropa interior... no me importaría. Creo que incluso sería menos agresivo por tu parte. ―Le guiñé el ojo con un deje coqueto. 

Por fin estaba consiguiendo lo que yo más deseaba, y era incapaz de contener mi buen humor. Los últimos meses de vivida fueron una auténtica mierda sin él, y ya había admitido que entre él y yo había algo hermoso que no estaba dispuesto a dárselo a nadie. Ahora, lo que más deseaba con ganas era tener a este pedazo de hombre debajo de mí, con las piernas alrededor de mi cintura y yo devorándole ese hermoso trasero con forma de melocotón. Sus besos seguían siendo deliciosos, escucharle gemir mientras le hacía sexo oral nunca dejó de ser placentero, y mi polla necesitaba con urgencia invadir el territorio de ese león que se había vuelto malhumorado y luchador. Necesitaba disciplina, la que antes teníamos cuando estábamos juntos.

―Joel y yo ya no tenemos nada que te ponga nervioso, Malek. Técnicamente ya no tienes nada que chantajearme, y por lo tanto puedo seguir con mi vida hasta que sepáis dónde está el psicótico de tu padre.

Aunque yo disfrutaba de esa mordacidad, a veces él me soltaba comentarios de mierda como estos. Técnicamente tendría que darme un punto a mi favor. Estuve ahí cuando se sintió como una mierda, lo cuidé porque era lo correcto, y no hace mucho que lo había abrazado al comprender que ese pedazo de mierda no era capaz de ver la perfecta imperfección que León tenía guardado en su interior. 

Eso es lo que es, un pedazo de mierda. Ciego.

―Te equivocas, así no funcionan las cosas.

―Ya no salgo con él, tampoco follamos, así que ahora él tiene que quedar fuera de tu amenaza.

Lancé el slip al cajón y crucé la habitación hasta ponerme justo delante de él. Aunque intentara mostrarme un gesto rudo en el rostro, en su mirada había una veta de temor. Yo le ponía nervioso, sin siquiera decirle ni una sola palabra; por eso su cuerpo reaccionaba de forma natural al mío, alternando el calor y el frío. Aun así, León sabía de sobra que yo nunca le haría daño, ya que el único dolor que yo aceptaba era el que generaba placer cuando lo aplicaba contra mi cuerpo; y él lo hacía, era consciente de lo que disfrutaba cuando me daba una bofetada.

Yo siempre estaría arriba, en la cúspide, en el trono. Yo era poderoso. Aun así, era lo bastante inteligente para saber que también debía de bajar entre los mortales y arrodillarme contra la criatura que estaba hecha a mi medida. Todo tenía que ser seguro, sensato y consensuado sino todo se volvería imperfecto y cutre.

Nosotros teníamos normas y pagábamos a consecuencia de las negativas; pero también límites.

―Los hombres buenos como él, tienen la fea costumbre de meter la nariz por tener complejo de Madre Teresa de Calcuta; así que, por el momento, queda en stand by.

―¡Pero es injusto! ―bramó de mala gana.

León impertinente... tendría que haberte regalado una "B" en lugar de una "L".

𝐎𝚋𝚜𝚎𝚜𝚜𝚒𝚘𝚗 [En Inkitt como "Bad Temperament"]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora