Capítulo 4

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Dos meses duraba la gestación de un gatito, realmente se escucha rápido, pues Jennie estaba a punto de cumplir los dos meses y su panza se asimilaba a la de Rosé cuándo tenía nueve meses. La gatita estaba sumamente bipolar, podía ser un amor y en cuestión de minutos querer acabar con la raza humana.

Las cosas por aquel hogar estaban tranquilas, por supuesto que para Jisoo se trataba de una simple broma, pero se desmayó cuándo vio a la gata cambiar a su forma humana, Ryujin por su parte no entendía nada y era feliz con eso, Jennie le permitía acariciar a sus crías por sobre el vientre y le encantaba la sensación.

Lisa se paseaba diariamente por aquella casa llevándole a Jennie exquisitos manjares como ratones, cucarachas y una que otra paloma. Los Kim verdaderamente no quisieron entrometerse en el gusto culinario de sus gatas, así que se limitaban a mirar con asco de vez en cuándo y no decir nada, cabe destacar que Rosé tenía que estar detrás de Ryujin porque desde que había visto a las gatas se había puesto de cazadora de cucarachas.

ㅡQuiero una galleta... ㅡ Jennie rogaba mientras veía a Rosé comer unas ricas chocochips, hacía puchero y dejaba que sus lindos ojos hicieran lo demás, lucía totalmente adorable, imposible decirle que no.

ㅡNo, Jennie, estas son mías. ㅡ Pero Rosé era inmune, quizás no funcionaba en burros.

ㅡAjá, pero a tu infantil niña si le das. ㅡSe cruzó de brazos por sobre su prominente panza.

ㅡ ¿Infantil niña? Por supuesto que es infantil, Jennie, es una niña, no tiene sentido lo que acabas de decir. ㅡ Respondió dando otro mordisco a su galleta, riendo por las ocurrencias de la menor.

ㅡEl embarazo me tiene más estúpida. ㅡ Respondió encogiéndose de hombros. ㅡ ¿No has oído eso de que a las embarazadas no se les niega nada?

ㅡMentiras. ㅡTerminó el paquete de galletas dando el último mordisco a la faltante, haciendo enojar a Jennie. ㅡ Debes superarlo, querida.

ㅡPero...

ㅡNada. ㅡInterrumpió. ㅡ Debo salir un momento al mercado, ¿puedes creer que se acabaron mis preciados macarrones?

Rosé salió del lugar y Jennie pataleó frustrada, era de esas relaciones amor-odio, amaba a Rosé porque era como su madre, pero a ella verdaderamente le gustaba hacerla enojar, aún más sabiendo que su carácter de gato le obligaba a ser gruñona muchas de las veces.

ㅡJuro que intento, pero no me puedo acostumbrar. ㅡ La voz de Jisoo llegó a sus agudos oídos, más desarrollados que los de los humanos.

ㅡJisoo, ¿tienes galletas?

ㅡ No, Jennie, pero...

ㅡUh, me voy de aquí, nadie puede ser considerado con una mujer embarazada en esta casa. ㅡY sin esperar respuesta salió de la sala enojada, ni siquiera Lisa se había aparecido ese día, lo cuál ayudaba a incrementar su mal humor.

Jisoo levantó sus cejas y miró al mueble dónde se supone que estaría Ryujin, bien, se suponía porque la pequeña no se encontraba allí, trató de no entrar en pánico, porque podía estar en cualquier lugar de la casa, hasta con Rosé.

ㅡAmor, ¿dónde está Ryujin? Es la única que le gusta ir de compras así que la llevaré conmigo. ㅡLa voz de Rosé la hizo exaltarse.

ㅡUh, debe estar en la habitación. ㅡ Respondió insegura y rogando que allí estuviera, porque le tocaba a ella vigilarla.

Rosé caminó hasta su habitación compartida revisando en busca de la niña, y así con todas las habitaciones de la casa, buscó hasta en el patio, pero no había señales de la menor, para este punto ya tenía su corazón palpitando fuertemente.

Mininas | JenlisaWhere stories live. Discover now