Hello Angel

938 105 21
                                    

- Frank cariño, salí de casa hace menos de 20 minutos ¿Cómo puedes extrañarme tan pronto? -sonrío contra el celular, causando miradas de molestia entre los demás ocupantes del ascensor, aunque sin prestarle atención a ninguna- Esta tarde cenamos juntos ¿Está bien? -murmuró caminando fuera en el piso número 34- Yo también te amo... adiós mi bombero favorito.

Y apresurándose a cortar se acercó por el largo pasillo alfombrado hasta la que sería su nueva oficina. Hace casi dos meses había entrado a trabajar con contrato luego de hacer sus prácticas con una de las cadenas comerciales más grandes del país. Se sentía afortunado al haber encontrado tan rápido trabajo con su título de Ingeniero Comercial y podía decir que ahora estaba completamente listo para hacer su vida junto a Frank.

Había estado viendo casas en venta por Internet y consiguiendo un crédito podría adquirir la que quisiera, también había hablado con el centro de adopciones y cualquier día de estos le darían la respuesta con respecto a la adorable niñita a quien iban a visitar hace ya casi un año. Gracias al trabajo de Gerard, Frank podía ejercer el trabajo tan mal remunerado como bombero, pero que alimentaba sus sueños desde que tenía memoria. Estaban felices, llenos de sueños.

- ¡Gerard! -el rubio de quien se había hecho amigo el primer día de trabajo salió a su encuentro, ambos en un casto traje negro con corbata del mismo color.

- Hola Bob -respondió con un gesto de la mano, para luego adentrarse a su nueva oficina e inspirar profundo. Todo estaba yendo bien.

Minutos después su amigo entraba a la nueva oficina con dos vasos de café y un par de rosquillas con glaseado, ambos compartieron una sonrisa cómplice y se dedicaron a admirar la madera tallada de las paredes. Era ciertamente perfecta.

- Creí que los ingenieros no entraban a trabajar hasta después de las 9 -murmuró Bob desde su lugar en uno de los mullidos sofás reclinables.

- Ingeniero... ¿Puedes creerlo? -sonrío Gerard dándole una enorme mordida a su rosquilla- Y llegué a esta hora porque no podía más con la emoción de tener mi propia oficina -confesó sonriendo una vez más, para luego tomarse el café en su totalidad con un solo sorbo.

Esperó a que Bob terminara con su rosquilla para ordenarle volver al trabajo, después de todo ahora estaba tres cargos por encima de su amigo. Pero un fuerte estruendo que sacudió todo le interrumpió y ambos se quedaron estáticos en sus lugares, intentando escuchar el molesto ruido nuevamente.

- ¿Escuchaste? ¿Qué fue eso? -exclamó Gerard incorporándose de pronto.

- No lo sé, Gerard... Sonó como un fuerte estruendo -se veía bastante nervioso. En el pasillo comenzó a escucharse el murmullo de miles de pasos corriendo de acá hasta allá, acompañados por gritos de temor e indicaciones varias.

- ¿Qué mierda? -Gerard gritó nervioso, corriendo a la ventaba de su oficina sólo para ver algo que le erizó completamente la piel. Un enorme avión se había estrellado contra la torre norte, y a duras penas seguía con su camino. De pronto su amigo estuvo a su lado, con una mano apoyada en su espalda y el corazón latiéndole a mil por segundo.

- Tenemos que salir de este lugar -ordenó Bob.

Gerard seguía estático, su mente estaba a un par de kilómetros del edificio. Frank era bombero, lo llamarían para socorrer al edificio... y era malditamente peligroso estar ahí. Con nerviosismo comenzó a rebuscar en sus bolsillos para marcar el número de su novio, pero éste sonaba ocupado. Sin dudas ya lo habían llamado por la emergencia.

Demonios, Frank...

- ¡GERARD REGRESA, TENEMOS QUE SALIR DE AQUÍ! -le gritó Bob, por el calor de sus mejillas podía adivinar que había sido abofeteado un par de veces. Con la boca completamente seca asintió y ambos salieron al pasillo.

scary thoughts, dark feelings ・ frerardWhere stories live. Discover now