Capítulo 4.

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Sábado 6 de octubre, 1990.

Allí estaba de nuevo, dentro del restaurante "El Dragón Dorado", nervioso porque era pleno mediodía y se encontraba rodeado de tantos clientes regulares, muchas personas lo reconocían fácilmente en la calle. Además, había llegado con Hoseok en el automóvil de la familia, quien se había quedado en este para esperarlo, con la excusa de que pasaría a retirar un pedido de comida para luego ir a la empresa a encargarse de asuntos que su padre quería enseñarle.

—Buen día, bienvenido a... —habló una señorita que se le acercó cabizbaja, pero que, en cuanto alzó su cabeza, se percató de la situación—. Oh, joven Jeon, ¿qué lo trae por aquí?

—Buen día, me gustaría solicitar un pedido por adelantado.

—¿Por qué no ingresó por la entrada de clientes especiales? —indagó nerviosa.

—Vine acompañado, así que... —balbuceó—. Podríamos tan solo hacer de cuenta que compro algo en la caja, ¿bien?

Ella, de precioso cabello rubio natural y unos ojos verdes esmeralda, sonrío sugerente y le indicó con su mano el camino sin oponerse, avanzando primero para guiarlo mejor. Jungkook la siguió, aunque no era igual que la vez anterior, pues la entrada hacia el prostíbulo estaba escondida en otro sector. No sabía si estaba haciendo lo correcto, solo sabía que necesitaba ver a Jimin otra vez.

—Muy bien —dijo, colocándose detrás de la caja registradora—. Supongo que quieres una noche con Jimin, ¿verdad?

—Así es. ¿Está disponible para hoy?

—Déjame ver... —Indicó, revisando unos papeles en una agenda—. Es tu día de suerte, Jeon. ¿Puedo preguntar por qué no hizo la reserva días antes? Pudo haber perdido la oportunidad.

El joven de cabello azabache hizo un gesto de pena mientras rascaba con su mano derecha su nuca e indicaba con la otra un platillo precocinado para llevar, aparentando ser un cliente común y corriente.

—Mi padre me está enseñando muchas cosas sobre... economía y política.

—Ah, esas cosas aburridas —balbuceó, avanzando hacia la repisa donde estaba la comida.

—Sí... de esas...

Jungkook estaba incómodo, no quería ser visto por nadie conocido, así que deseaba pronto terminar con ese asunto. Lo único que le daba ánimos mientras observaba a Irina tomar el platillo que había seleccionado antes para comenzar a envolverlo era la idea de encontrarse esa noche con Jimin otra vez. Estaba ansioso, hacía días que necesitaba volver a verlo.

—Aquí tiene su comida, joven Jeon —le entregó aquello bien cerrado—. El pago ya sabe cuánto es.

—Ah, exacto —susurró.

Llevó su mano derecha hacia su bolsillo para tomar de allí su importada billetera de cuero y sacar con sigilo el dinero necesario para pagar la jornada de esa noche y su almuerzo al parecer. Esta vez tenía billetes de gran valor, así que la cantidad que tomó de allí, ocultos entre los de la moneda de su país, fue pequeña. Rápidamente le entregó el pago a la madama, quien separó con una velocidad superior los billetes verdes de los comunes, haciendo todo aquello con tanta cautela que ni un alma se daría cuenta.

—Muchas gracias por su compra, joven Jeon.

—No, gracias a-

—Disculpe —interrumpió—. ¿De casualidad usted ve a su tío, Jeon Doo Hwan?

—Sí, supongo que lo veré esta semana, ¿por qué?

—Espéreme aquí, tengo un paquete para él.

El joven de ojos almendrados frunció su ceño y, aunque asintió ante el comentario de Irina, se quedó muy confundido por la situación. ¿Qué asuntos tenía su tío en un lugar tan común como lo era el restaurante de El Dragón Dorado? No quería pensar que también frecuentaba esos lugares, porque, además de imposible debido a que vivía dentro de un monasterio del cual nunca salía, significaría que tenía algo que ver con lo que hacían allí.

Toy [장난감] • KookMin (+18)Where stories live. Discover now