"Solo con 8 letras puedo decir todo lo que me sucede contigo, pero ¿Por qué se me es difícil?"
Jeon Jungkook no sabe como expresar sus sentimientos hacia la única persona que nunca lo juzgó por sus errores pasados. Kim Milly es esa persona, su mejor...
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La cafetería donde trabajo con Milly y es donde la conocí, ahora tiene una multitud de clientes. Nada nuevo para un viernes de mañana, que es solamente nuestro horario de trabajo. Universitarios tomando desayuno temprano para luego llegar a sus clases. Trabajadores, señores de edad, adultos con amigos. Me cuesta salir de donde estoy, más si noto la presencia de dicha persona que he tratado de evitar después de lo sucedido.
— ¿Qué pasó labios chiqui? —giro a verla, recién llega. Su cabello ondulado es recogido de forma rápida en una coleta baja. Su mandil de mesero que cuelga en su casillero es puesta en ella en un abrir y cerrar de ojos. Es sorprendente lo muy rápida que es en algunas cosas—, Hoy yo me encargo de poner la música. Es Viernes de escuchar a Selena Gomez. Y necesito gritar Sober a todo pulmón.
No respondo. Más solo se acerca a mí, observando más abajo de mis labios. Toma con sus manos mis mejillas apretándolas, formando un pico de pez. Y sin previo aviso, deja no sólo uno, sino dos besos en mi confundida boca y en el lunar que se encuentra debajo de ella.
—Ese lunar será mi nueva adicción de ahora en adelante —me guiña. Abre la puerta de entrada a la cafetería, dejándome sin palabra alguna para describir lo que siento en este preciso momento. Tenemos las cámaras de seguridad donde nuestro jefe nos supervisa, siento mi cara arder cuando me imagino al señor Wang mirando ese momento tan íntimo.
¿Es que acaso Milly se olvidó que somos vigilados?
La música de Selena Gomez se escucha entre los parlantes de la cafetería, como ella lo dijo, no lleva un volumen demasiado alto pero tampoco muy bajo. Comienza a puntar los pedidos de cada mesa, y deseo que lo haga en la mesa cinco, para no ir. Sin embargo, no lo hace, solo toma los pedidos de las mesas que están cerca a la entrada. Tomo fuerzas, fuerza y valentía que me falta.
Se nota que Milly no se dio cuenta de su presencia y no la culpo, estar atenta a mis problemas no es una obligación. Tomo un bolígrafo y la pequeña libreta para tomar las órdenes. Primero comienzo con la mesa siete, una pareja de señores, clientes muy frecuentes, que conversan a gusto sobre lugares para irse de viaje.
—Buenos días señor y señora Park, bienvenidos a Cafetería ChocChoc. ¿Pedirán lo de siempre? —sonrío, los dos asienten, tomándose de las manos, acto que me parece muy romántico pero a la vez, muy cursi—, anotado. En unos momentos le traigo su pedido.
Me acerco a la mesa poniendo mi papel al mismo tiempo que Milly.
—Me besaste cuando estamos siendo grabados —me atreví a decirle cuando la vi mirarme. Ella ríe, como si de algo no vergonzoso se tratara.
— No es nada malo, hablas del señor Wang. Él que nos hace barra y hasta por poco un amarre para andar juntos. Ver eso le bajará su locura por vernos besándonos. No te preocupes —me deja con ganas de hablarle más, aunque entiendo porque estamos en el trabajo, y hablar mucho es menos sueldo.
