La muerte es solo el comienzo

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Tebas, Egipto 1325 a.C.


La ciudad de los vivos, una gran metrópoli ubicada extendiéndose a lo largo y a ambos lados de las orillas del Nilo y su valle. La joya de la corona del gran faraón Seti I; el toro victorioso que se manifiesta en Tebas. Hogar de Imhotep, gran sacerdote, consejero y cercano confidente del faraón, guardián de la muerte; sumo adorador de Osiris. También lugar de nacimiento de Tutankamón, el favorito y amante del Faraón. A ningún otro hombre se le es permitido tocarlo.

A pesar de su posición, Imhotep vivió un gran secreto: el amante del Faraón, Tut, era el amor de él, y tomaron precauciones para mantener su romance en secreto. Asistió a muchas ocasiones y eventos con el Faraón, incluyendo un combate entre Tut y Nefertiti, la esposa del Faraón. Nefertiti perdió la lucha ante Tut, y este fue abrazado por su sumo sacerdote, embelesado por su talento. Allí, Nefertiti fue testigo de un momento de presunto romance, uno inconcebible, corrupto y castigado con la muerte. Imhotep y el hijo de Akenatón, medio hermano de sus seis hijas; un amorío que sería más que claro en un futuro demasiado cercano, el engaño irrevocablemente tiene patas cortas.

Así es como un hermoso dios de piel aceitunada entra por el vestíbulo exterior del templo de Seti, en dirección a sus aposentos. Rizos oscuros adornados con finos hilos dorados adornan su conjunto, su cuerpo desnudo imitando un vestido ceñido, todo su cuerpo ha sido pintado a la antigua manera egipcia. Es un espectáculo impresionante para la vista de cualquier mortal. Éste es Tutankamón, hijo de Akenatón.

Él se abre paso a través de las estatuas ornamentadas. Se detiene en una cara de piedra agrietada, de oro sólido y desprovisto de cabello. Y luego, de repente, los ojos del rostro se abren. Es realmente un hombre pintado totalmente de dorado de aspecto extraño. Varios más de estos horribles hombres calvos están cerca. Son los sacerdotes de Osiris; los chicos de Imhotep. Sus oscuros ojos ven a Tutankamón desaparecer a través de las cortinas del dormitorio. Tut abraza a Imhotep, quién lo espera con deseo del otro lado. Se besan apasionadamente, casi en un estado febril. Las manos de Imhotep recorren su cuerpo perfecto, untando la pintura con descuido. Las voces se llenan de lujuria y hacen ecos en la habitación.

El gran sacerdote fue débil y se enamoró del favorito del faraón. Y por su amor correspondido, ambos están dispuestos a arriesgar la vida misma. Así es como una noche acaece la funesta fatalidad. Ese anochecer, Nefertiti miró al otro lado de su balcón en dirección a los aposentos Tut y notó que Imhotep venía a él, donde compartían un apasionado beso. Imhotep y su amado hablaron sobre asesinar al Faraón para que finalmente pudieran vivir juntos. Tut eligió su libre albedrío en la que se entregó a la pasión por tener otro beso compartido, sin embargo, mientras lo abrazaba, Imhotep agarró el brazo de Tutankamón, ensuciando la pintura dorada de su cuerpo, una señal alarmante que debía ser descubierta.

Al otro lado de las cortinas, los sacerdotes calvos se apresuran y cierran las puertas. Pero justo cuando lo hacen, las puertas se abren de repente. El Faraón entra enojado, mira a los sacerdotes sin comprender la presencia de estos en la habitación prohibida.

—¿Qué están haciendo aquí? —gruñó el Faraón. Seti está furioso, sus ojos miran rápidamente de izquierda a derecha, contando a ocho de estos hombres.

Los sacerdotes retroceden, cagados de miedo, obviamente su llegada fue inesperada, una advertencia de Nefertiti que ni él pudo ignorar. Seti avanza hacia las cortinas llegando pronto, dónde sabe que su amante aguarda. Tira hacía atrás las espesas cortinas y Tut está solo, apoyado en la estatua oscura de un león, le da una sonrisa seductora pero el Faraón ve la pintura corporal manchada dándose cuenta de que Tut había sido tocado por otro, tal como fue advertido. Señala con el dedo encolerizado.

Escrito en Papiro Dorado【MarcSteven】Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora