CAPITULO 7

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MARIZZA

Candela reía mientras Marizza le ponía caras, Mía salía de la casa rodante observando esa tierna escena entre su hija y su hermana, había dormido durante un par de horas. Marizza se dio cuenta, y con preocupación le dijo

- ¡Ay Mía! Perdón, ¿te hemos despertado?

- No tranquilas, ya dormí lo suficiente.

Mía se acercó a ellas, cogió a Candela en brazos, dándole un tierno beso en la cabeza y se sentó junto a Marizza.

- Tendremos que responder muchas preguntas cuando volvamos a casa – Comento Mía – No sé si Sonia nos perdonara el haberla dejado sin explicaciones, y mi padre.... ¿Cómo voy a explicarle todo esto a mi padre?

- Mía no te preocupes ahora de eso, seguro que tu padre entiende que te jugaste por amor, y en cuanto vea a Candela se le calmara ese rencor. Y mi vieja lo entiende...Mía tengo que contarte algo, aunque es posible que no te caiga muy bien...- Marizza observo a Mía, que le dio su aprobación para contarle lo que fuera. – Sé que cuando decidimos comenzar este viaje, todos prometimos irnos sin dar explicaciones, yo entendí perfectamente que vosotros tres estabais huyendo de vuestros problemas, pero yo....no podía hacerle eso a Sonia....

- ¿Le contaste del viaje? ¡Marizza los prometimos!

- No...Espera a que termine la historia y luego me retas...antes de salir de casa le escribí una nota, enseguida me arrepentí y la tire, pero....cuando paramos en el primer pueblo le mande un correo, y cada vez que podía le mandaba correos.

- ¿Entonces todo este tiempo tu mama supo todo?

- No todo, solo superficialmente, que estábamos bien que poco a poco nos íbamos haciendo más famosos... obvio nunca le dije el lugar donde estábamos

- ¿Y le contaste de Cande?- Mía dudo por un segundo si hacer la siguiente pregunta. - ¿y de mi enfermedad?

- No, de ninguna de las dos cosas. – La tranquilizo Marizza

- ¿Y ella te contesto? ¿Te conto de mi padre? ¿De Darío?

- Si me contesto, pero sin profundizar al igual que yo. Simplemente me decía que todos estaban bien, y que Darío estaba creciendo muy rápido.

- Esta bien Marizza, no pasa nada. Voy a acostar a Candela, se está quedando dormida.

Mía entro dentro de la casa rodante, dejando una Marizza pensativa, recordando aquellos días en los que su vida dio una vuelta, hasta llevarla a tomar la decisión de iniciar aquel viaje.

Marizza colgó a Pablo sin percatarse de que estaba angustiado por la llamada que recibió antes de la suya. Mientras fuera de la habitación se oía como Sonia intentaba calmar a un histérico Franco.

- No entiendo nada, cuando mi pa descubrió lo de la venganza de Manuel, no se lo creía, ¿Por qué ahora si se cree esta mentira?- Comentaba entre sollozos Mía

- ¡Yo voy a averiguarlo! Me va a oír tu dady.- Contesto Marizza saliendo de la habitación

- ¡Para Marizza! ¡No armes más bardo!- le gritaba Lujan

Pero el carácter de Marizza no iba a hacer caso a Lujan, ella luchaba por defender a los suyos, por las injusticias, y tenía claro que esta era una de ellas.

Cuando llego a donde estaban Franco y Sonia no lo pensó se fue directa a él.

- ¿Qué te paso a vos? ¿Se te fundieron las neuronas o qué? ¿Cómo podes ser tan boludo de pensar que Manuel haría algo en contra tuya?

- Marisita ciela, esto son cosas de mayores por favor no te metas.- Dijo Sonia intentando calmar el carácter rebelde de su hija

- No ma, no voy a calmar, no voy aceptar que se digan mentiras de Manuel, que se le acuse sin pruebas

- ¡Sí que tengo pruebas!- Grito Franco

- ¿Los correos truchos? Cualquiera pudo entrar en el correo de Manuel y mandarlos. – Marizza no pensaba recular

- ¡No tengo porque darte explicaciones a vos! ¡Sos una nena malcriada que no sabe respetar a sus mayores!

- Ahhh no...Por ahí no paso...no te voy a permitir que le hables así a mi nena- Sonia saco su vena de madre protectora.

- Eso, tu seguí permitiéndole que se comporte como una rebelde sin control, ¡Nunca le pones limites! – Franco dirigía su ira hacia Sonia

- ¡Claro es mejor hacerlo como vos!, meter a la nena en una burbuja de mentiras, prohibiéndole las cosas porque lo decís vos.- Le contesto Sonia también alterada

- ¡Para Ma! Esta alteración te va a hacer daño- Marizza intentaba calmar a su madre

- Pues sí, al menos mi hija sabe desde siempre quien es su padre.- Franco ignoro a Marizza

- Si claro.... ¿Cómo era eso de que Mariana estaba muerta? ¡Ese es tu método! Hacerle creer a tu hija que su madre murió cuando en realidad la abandono. – Sonia ya no atendía a razones- Al menos la mía siempre tuvo una figura materna y paterna

- Si menuda madre le toco a la pobre, no me extraña que tu hija tenga ese carácter y esa forma de ser con la madre que le toco – Le respondió Franco en tono burlón

- Pues la que tu decidiste que fuera la madre de tu futuro hijo.- Contesto Sonia comenzando a llorar y llevándose las manos a la tripa.

Al darse cuenta del daño que sus palabras le habían hecho a su mujer, Franco se clamo, e intento acercarse a Sonia para disculparse con ella.

- ¡Lárgate de aquí! ¡Fuera de esta casa! – dijo Sonia retrocediendo para que Franco no se acercase.

El cogió sus llaves de la mesa que estaba al lado de la puerta, miro a su mujer por última vez pidiéndole perdón con la mirada, y salió.

En cuanto Franco se marchó, Sonia se abrazó a su hija y comenzó a llorar. Llevaban juntos más de año y medio, y durante ese tiempo habían tenido alguna discusión, pero siempre por cosas absurdas, en lo referente a sus hijas siempre se ponían de acuerdo, y con respecto a sus trabajos cada uno hacia el suyo y respetaba el del otro.

Marizza solo podía sentirse culpable, por defender a su amigo había propiciado esa discusión entre su madre y Franco. Aunque ella no veía a Franco como a su padre, siempre le respeto, hasta ese día, que su impulsividad le hizo reaccionar de la peor manera. ¿Cuándo iba a aprender a controlar ese carácter impulsivo? ¿Por qué no era capaz de pararse a escuchar a los demás y a pensar las cosas?

ERREWAY: 4 CAMINOS Y 1 DESTINOWhere stories live. Discover now