CAPITULO 9

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MANUEL

Estaban recogiendo todas sus pertenencias de la casa rodante antes de subirla a la grúa. Manuel observaba a Mía, se sentía orgulloso de ver como aquella chiquilla superficial con la que se cruzó el primer día que piso el Elite Way, se había convertido en la mujer que tenía delante, en la madre de su hija y en el amor de su vida.

Cuando terminaron de empaquetar todo, se pararon frente a la casa rodante para despedirse de la que había sido su casa, su hogar, los últimos tres años, y, aunque no lo reconocieran, alguna lagrima se dejó ver.

Se dirigían de vuelta a Tonco, como antes, Benito se fue en la grúa con el mecánico, al parecer había hecho un nuevo amigo, y los demás iban en el coche conducido por Manuel. Un silencio absoluto era su compañero de viaje, incluso habían apagado la radio, Marrizza fue la encargada de romperlo, tenía que contarle a los chicos lo mismo que ya le había dicho a su hermana.

- Tengo que contarles algo. Sé que hicimos un pacto, pero durante este tiempo he estado manteniendo el contacto con mi mama por correo. – Como siempre, fue clara

- ¡Pero Marizza teníamos un pacto! ¿Por qué siempre te mandas sola? – Le dijo un Pablo enfurecido

- Pablo no la trates así – defendió Mía a Marizza – A diferencia de nosotros, ella no estaba mal con sus padres, y aun así decidió bancarnos a nosotros.

- Yo también rompí el pacto. – dijo Manuel interrumpiendo a Pablo que iba a contestar a Mía

- ¿Vos? ¿Le escribiste a tu mama? – Pregunto Mía

- No, a mi mama no, a Marcos. Solo fue una vez, cuando supe que estabas embarazada, por un momento se me paso por la cabeza la idea de volver a Buenos Aires para tener él bebe y estar cerca de nuestras familias.

- ¿Y? ¿Qué te dijo?- le pregunto Marizza

- Que ya no vivía en Buenos Aires, y no mantenía contacto con nadie de allí. Ni siquiera con Lujan. Que después de todo lo que había pasado se fue a estudiar a Nueva York.

- Pobre Luji. – susurro Marizza sintiéndose algo culpable.

El silencio volvió a apoderarse del coche. Todos compartían ese sentimiento de culpa que Marizza sintió al oír como Marcos se alejó de todo. Y Manuel una vez más ese día, volvió a retroceder en el tiempo para regresar al momento en que todo cambio.

Por fin le había llegado el correo de Marizza con los documentos que le incriminaban, el primero era la copia de los correos que supuestamente había mandado a la directora de la competencia.

No cabía duda el remitente era el correo que Franco le había asignado a Manuel en la empresa, y el destinatario Nadia Trueba, el asunto "Diseños Colucci", y el mensaje:

"Buenas Nadia, tal y como quedamos, te mando los diseños de la próxima colección y del desfile del próximo mes. Acordate de nuestro pacto, no podes enseñarlos hasta el desfile para que en la empresa Colucci se la tenga que bancar y no puedan hacer nada. Estoy deseando ver destruido a Franco por lo que le hizo a mi papa y mi familia. Muchas gracias."

El resto de correos eran similares, en ellos supuestamente Manuel informaba a Nadia de las telas, colores, y cualquier modificación que la empresa de Franco realizaba en los diseños, y siempre aludía a un odio hacia Franco por lo que paso con su padre.

Manuel empezaba a entender porque Franco se había enojado tanto, pero seguía haciéndose muchas preguntas, entre ellas quien les odiaría tanto como para querer destruirles así.

Siguió revisando los documentos, el siguiente era el listado de llamadas que se habían realizado desde el teléfono que Franco le dio para los temas de la empresa. La primera llamada era de un mes y medio, fue revisando uno a uno todos los números, llamadas a Mía, a Franco y a gente de la empresa, alguna al colegio, a sus amigos...pero entonces comenzó a ver un número que se repetía bastante y no era capaz de reconocer. Sin pensarlo, descolgó el teléfono del colegio y marco, después de tres tonos una mujer respondió

- ¿Bueno? ¿Quién sos?

- Si...eee...Hola...Soy Mauro de la compañía telefónica. ¿Vos sos el titular? – Manuel tenía que inventar algo para descubrir quién era esa mujer

- Si soy yo. ¿Ocurre algo con mi línea?

- Es un llamado para comprobar la intensidad y la calidad del servicio. ¿Podría indicarme su nombre para verificar su identidad?

- Si claro, soy Nadia Trueba

Manuel no daba crédito, aparte de haber mandado correos en su nombre, la persona que estaba detrás de todo también había estado llamando a Nadia desde su teléfono.

- Estupendo señora Trueba, le informo que su línea funciona correctamente. Que tenga buena tarde.

Colgó el teléfono. Fue a su habitación a comprobar que el teléfono siguiera en su estantería, y así era. Mientras volvía al ordenador para terminar de revisar los documentos, su mente solo podía pensar una cosa, la persona que estaba detrás de todo eso se encontraba más cerca de él, sino ¿Cómo era posible que tuviera acceso a su teléfono?

Abrió el tercer documento, las fotos, reconocía el bar, reconocía a la mujer, incluso se acordó de ese día, pero esa mujer no se llamaba Nadia Trueba, sino que se llamaba Rosario Rialmonte, o eso creía él. Abrió el buscador, y como había hecho Marizza antes, introdujo el nombre de Nadia Trueba, allí aparecía la misma mujer, después de observar varias fotos y confirmar que era ella, busco el nombre de Rosario Rialmonte, la mujer que apareció nada tenía que ver con la anterior, esta era pelirroja, la otra morena.

Volvió al correo de Marizza, para comprobar quien había mandado el correo a Franco, cuando leyó el nombre de Marcelo y Luca Colucci, termino de darse cuenta de porque Franco se había creído todo, sus propios hermanos le mandaron los documentos en los cuales se veía claramente como mantenía relación con Nadia. Ahora solo podía intentar mostrar su verdad, pero ¿Cómo lo iba a hacer? Lo más importante era contarle todo a Mía, si ella también dudaba de él no podría soportarlo.

Miro la hora, ya era demasiado tarde para intentar contactar con ella, y el miedo porque Franco se diera cuenta y le retara otra vez, le hizo esperar a verla al día siguiente en el colegio.

ERREWAY: 4 CAMINOS Y 1 DESTINOOnde histórias criam vida. Descubra agora