Alma Libre

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Me levanto de mi cama con mucha más pereza que cualquier otro día y me dirijo al baño, directamente a la ducha

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Me levanto de mi cama con mucha más pereza que cualquier otro día y me dirijo al baño, directamente a la ducha. No me interesa ver mi reflejo en el espejo, hace tantos días que lo evado.

Abro la llave y espero a que las primeras gotas caigan mientras me quito mi pijama, que no es más que una vieja camiseta que ahora me queda pequeña y unos pantalones sueltos. Hago todo lo posible para no volver a ver hacia abajo pero fallo, porque de manera inevitable mis manos terminan rozando esa zona de mi cuerpo y lo recuerdo, mi impulso me controla y mi vista se fija en mi vientre hinchado.

Me muerdo los labios tratando de obligarme a pensar que no está ahí. ¡Ha! Como si fuese tan fácil olvidarme que un vientre de seis meses de embarazo está ahí, acompañándome día a día.

Suelto un suspiro cansado y me meto bajo las gotas de agua fría, mi cuerpo resiente la temperatura y los vellos de mis brazos se erizan en respuesta. Cierro los ojos y espero lo que viene, cada mañana es igual. Un golpe suave en la parte derecha de mi vientre, es un pequeño pie empujando, como si se quejara por sufrir el cambio de la temperatura también.

Esta vez una sonrisa se me escapa, pues este es el único contacto que me permito tener con el bebé que está dentro de mi. Es la única ocasión en que dejo que mi mano baje y acaricie la zona donde se está moviendo.

Tan solo son unos segundos, pues pasados estos retiro mi mano y continuo con la tarea de lavar mi cabello y fregar mi cuerpo con la esponja. En la soledad que rodea mi pequeño hogar solo el sonido del agua cayendo es lo único que se escucha y eso no hace más que recordarme lo jodido que estoy por querer aislarme del mundo entero.

Si tan solo ellos me comprendieran.

¿O soy yo él que no los comprende?

¿Qué hay de mal en no querer haber sido padre nunca? Fue algo que pude haber evitado, es verdad, pero el hubiera no existe y lo hecho hecho está. Todo lo que me está pasando es producto de mis decisiones.

Y este bebé que me acompaña es solo eso. Una decisión, una muy mala.

Hace poco más de seis meses decidí darme una oportunidad para salir y despejarme del trabajo, ser artista consumía todo mi tiempo. Casi no tenía chance de ir por ahí y crear una vida social, divertirme como los demás, lo único con lo que me hacía ilusión distraerme era con mis pinturas y lienzos.

Pero entonces esa noche mágica apareció él y solo puedo describirlo como un ángel, precioso y con unos hermosos ojos color avellana, brillantes y llenos de vida, los cuales no he podido olvidar y los dibujo cada vez que tengo la oportunidad.

Su nombre es Frank y se presentó de una manera tan única, salvándome de un tipo que me acosaba junto a la barra donde estaba sentado bebiendo margaritas. Frank le había dicho que era mi cita para que me dejara en paz y se había quedado a mi lado durante mucho tiempo. Logré hacer click con él de manera inmediata, me encantó su voz y sus manos, y cada vez él se iba volviendo más hermoso a mi juicio. De un momento a otro detuvimos nuestra charla y nos trasladamos a la pista de baile.

𝐌𝐲 𝐅𝐫𝐞𝐫𝐚𝐫𝐝 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐜𝐞Where stories live. Discover now