Capítulo 8

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Habían pasado una semana desde el cumpleaños de Allison y desde el casi beso, de ambos.

Stiles sigue odiando a Scott por interrumpir, pero, mucho no podía hacer. Solo le tocaba esperar a que la oportunidad se presentase otra vez, solo que no sería frente a Scott, él se aseguraría de que fuese así.

El doncel se hallaba cerrando la puerta de casa, pues, domingo era el día de reponer los víveres faltantes. Y lo que le mas le gustaba, es que no lo haría solo.

—¿Traes tu lista, Derek? —pregunta Stiles mientras entra en su auto.

—Sí, además no compro mucho, solo estoy yo en casa —respondió el mencionado, poniendo en marcha el vehículo.

—Eso lo sé, pero, nunca sabes si te puede llegar a faltar algo. Siempre ha sido esencial tener una lista de compras, según mi nana, es más fácil evitar comprar demás.

—Pues, tu nana tiene mucha razón.

Habían tenido la idea de comprar juntos, para pasar el tiempo. Pues, Derek debía de ir disminuyendo las visitas en su hogar. Aquella idea no le gusto a ninguno de los dos, pero, mucho no podían, solo encontrarse en días donde Derek estuviera libre.

Cuando llegaron al supermercado, ambos bajaron del carro y entraron en este. Stiles tenía a Mike en el canguro, mientras que Derek mantenía una carretilla doble para ambos.

Mientras recorrían los pasillos del lugar, estuvieron compartiendo opiniones de que leche debían comprar para el cereal, ¿Vaca o soya? Algo extraña la discusión.

—Te está llamando, Derek...

A Stiles aquello le parecía tierno, pues, el pequeño Mike alzaba sus brazos en dirección del varón y no dejaba de sonreír.

Habían dejado las compras en la casa de Stiles y se encaminaron al parque cerca del hogar, disfrutando del atardecer. Juntos.

—Toma —el doncel coloco en los brazos de Derek a Mike.

Quien no dudo en tocar el rostro de Derek, jugueteo con la sombra de su barba mientras reía y hacia sonidos agudos. Derek le causaba un poco de gracia como el pequeño estaba con sus ojos en línea, debido a sus grandes mofletes.

Continuaron caminando alrededor del parque hasta que llegara el atardecer. Stiles observo a su alrededor y lo columpios fue su distracción.

—Der ¡Vamos a los columpios! —dice Stiles, mientras le hacía ojitos a Derek.

Derek asiente, algo aturdido, pues, aquella abreviación de su nombre, le había gustado.

¿Porque se escucha tan lindo viniendo de él? —piensa Derek — ¿Por qué no puede dejar de ser tan lindo?

Stiles lo arrastraba a los columpios. El doncel se sentó en uno de ellos, mientras dejaba a Derek mecerse suavemente con Mike.

—¿Te puedo preguntar algo, Derek? —Derek asiente—. ¿Como conociste a Mike? Antes me dijiste que fuiste su protector.

—No podemos contar el pasado del pequeño adoptado.

—Anda, cuéntame —ruega el doncel— ¡Por favor!

Derek sonríe, mientras pellizca la mejilla derecha de Stiles, luego suspira.

—Me hubiera gustado que fue como siempre, en el hospital... —bajo su mirada hasta encontrarse con la del pequeño—...pero, fue lo contrario...

A cada uno de nosotros nos asignan parejas específicas y mientras yo estaba en la visita de una de ellas, recibí una llamada. Se trataba de Boyd, uno de mis compañeros.

Pequeñas ManosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora