Final

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Ahora eran una familia completa. Una que en su momento Stiles jamás imagino tener. Al igual que Derek; su trabajo había hecho que su corazón se ablandara, y que la palabra familia se viera muy lejana para él.

Aquel pequeño de nombre Mike, el cual cuidó desde que se mantuvo en la incubadora; ahora tenía dos años de vida y aquel primer llanto que escucho mientras estuvo entre sus brazos, ahora son remplazado por una linda y suave risa, la cual era melodía para sus oídos mientras ambos jugaban.

Fue difícil. Un camino que ambos chicos eligieron, donde caminaron de la mano del amor, allí estaban... juntos... los tres. Y eso era mucho más especial.

Aquel día era como todos los compartidos entre ellos. Una caminata por el parque, en una tarde cálida que atravesaba la ciudad. Debían de disfrutar sus momentos, pues, estos se volverían escasos en pocos días. Derek iniciaría nuevamente su trabajo, después de unas regaladas vacaciones donde no dudaron en darse todo el amor que podían y buscar los lugares apropiados para sonreír como la familia que eran.

Puede que los padres de Stiles no quisieran conocerlos a él o Mike, pero, eso no importaba. Según palabras del mismo doncel: Él le bastaba y le sobraba, tener a la familia de su novio y a sus queridos amigos. Ellos eran más importantes.

No compartían lazos de sangres, pero se habían mantenido en el camino de Stiles para levantarlo en cada una de sus caídas; para aconsejarlo y no dudarle en darle algunos golpecitos para que reaccionara a lo malo que estuviera haciendo.

Todos estaban seguros de que, con la llegada del pequeño Mike, el chico sería feliz. Y tuvieron razón. Delante de ellos, caminando hacia el altar, luciendo un esmoquin de color blanco hueso y una sonrisa en el rostro, Stiles, caminaba de la mano del tío de Derek, Peter y la madre de Scott, Melissa.

Quienes le habían jurado al chico entregarle como se merecía en el altar y allí se encontraban cumpliendo su promesa. La mujer, quien había sido la segunda madre del doncel, además de eso, no dejaría que Scott llevara a Stiles, porque estaba segura de que este no dejaría que el doncel colocara un pie en la casa y por último Peter, quien estaba muy seguro de que Stiles y su sobrino iban a terminar juntos hasta para morir.

Amigos de Stiles y familiares de Derek, se encontraban en la ceremonia. Esta había sido estrictamente preparada por Scott y su esposa Allison, como regalos para ellos.

Scott se encargó de que su casa, fuera un lugar inolvidable y especial para los prometidos.

―Cálmate, chico pecoso ―comento Peter―. A este paso te desmayaras antes de llegar ―le susurro al oído.

― ¡Peter! ―grita por lo bajo mientras con su mano tapa sus labios―. Solo estoy nervioso.

―Deja al chico, Peter ―regaña la mujer―. Uno no se casa muchas veces, solo una vez. Deja que se desmaye si es necesario.

― ¡Señora Melissa! ―replica Stiles sin dejar que la sonrisa desaparezca de su rostro. En sus mejillas el pigmento rojo de los nervios no desaparecía.

―Lo noté.

Mientras se acercaban todos fueron conscientes de las lágrimas que hicieron acto de presencia Derek. Él trato de contenerlas; coloco la palma de su mano en su boca, queriendo aguantar las mezclas de emociones que en ese instante sentía.

Derek solo miraba a Stiles y no dudaba de que era perfecto, demasiado perfecto para él y lo agradecía. Agradecía que sus miradas hubieran conectado aquella tarde en el orfanato. Agradecía saber que el chico que se encontraba caminando hacia él, seria suyo de por vida.

Peter deja escapar una risa antes de acercarse a su sobrino, sabía que aquello ocurría. El hombre le entregaba la mano de Stiles.

―Querido sobrino, espero que cuides a esta preciosura, porque si no, seré el primero en quitártelo ―Derek frunció el ceño―. Es broma, pero cuídalo, que vale mucho.

―Lo sé.

―Dejare que cuides muy bien a mi segundo hijo, espero yo, que no cometas ninguna maldad contra él, porque te las verás conmigo.

―Señora Melissa, jamás haría algo mal contra Stiles, nunca me lo permitiría ―la mujer asintió complacida con las palabras dichas.

Tomando la mano del chico le sonrió, siendo correspondido por el doncel. Stiles no dudo en limpiar las lágrimas de su futuro esposo, y calmarlo en susurros. Los labios de chico ahora eran su mayor tentación. Poco a poco la voz del sacerdote hizo aparición en su mundo de amor. Aquel sería el primero paso de muchos como pareja. Entonces el momento de los votos había llegado. Iniciado Derek. La mira seria del hombre no se comparaba con el nerviosismo de sus manos.

―Yo. Derek Hale, te tomo como mi esposo y doncel, frente a nuestros amigos y familiares, para amarte con todo mi ser y respetarte hasta que el Dios de la muerte decida separarnos y unirnos en el más allá ¿Aceptas? ―pregunta mientras acerca el anillo al dedo anular del chico, Stiles no duda en sonreí y asentir.

―Acepto.

Había llegado el turno de Stiles, quien sonrió nervioso. Tomo el anillo y hablo:

―Yo. Miecyzlaw Stilinski...te tomo como mi esposo delante de nuestros amigos y familiares, para que le vaya avisando a las cualquieras de quién eres ―carraspeó y continuó―... para amarte jodidamente bien y respetarte hasta que el espíritu del más allá decida separarnos y que falle en el intento ―Derek tapo su rostro, por lo dicho― ¿Aceptas, a este doncel defectuoso? ―pregunta.

―No eres defectuoso, eres perfecto ―contradijo―. Y acepto ―Stiles coloco el anillo.

―Pueden besarse.

― ¿Te he dicho que deseo tus labios? ―susurró el varón a centímetros del rostro del doncel.

Habían soñado con aquel momento, con la unión de sus labios; la sincronización de estos. Aun cuando fueran un casto beso, sabían que habría muchos más. Al separarse no dejaron de sonreír, ahora eran oficialmente esposos.

― ¡Que vivan los esposos! ―el grito de emoción provenía de Scott, haciendo que el chico pecoso sonriera.

Los aplausos se escuchaban y las flores fueron echadas, mientras caminaban por el pequeño pasillo de asientos hasta el final de este.

Stiles recibió entre sus brazos al pequeño Mike, quien lo estaba abrazándolo.

Aquel rayo de luz, que llego en su vida para alegrarle la vida y volvérsela un paraíso. Las manitos de Tomaron la de sus padres, siendo ellos tres. Stiles, Mike y Derek.

― ¡Papi y papá felices! ―exclamo el pequeño.

Aquellas manos fueron el inicio de su vida y de su futuro. Aquel pequeño ser ahora era su bebito y a su lado se hallaba su esposo. Nada le faltaba, ahora estaba completo.

―Los amos ―susurro entre lágrimas Stiles, sin dejar de mirar a su familia.

―Nosotros a ti ―respondió Derek, limpiando el rostro de su esposo, mientras cargaba a Mike entre sus brazos.

―Amor...

―Dime.

―Quiero otro bebé.

Pequeñas ManosWhere stories live. Discover now