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Daehoo era un hijo de puta.

Seokjin y Jungkook habían vivido durante casi diez años en la mansión de los Kim, dentro de la ala de empleados puertas adentro con una madre que trabajaba todo el día, y ellos se habían criado con la servidumbre de ese lugar, aprendiendo a cocinar al lado de los cocineros de los Kim, con el mayordomo de Taehyung enseñándole matemáticas a Jungkook, con el jardinero jugando fútbol en sus días libres, viviendo como una completa enorme familia que se unía en un lugar que no era de ellos, pero que lograban hacerlos partícipe.

Seokjin y Jungkook eran los únicos niños que vivían en esa ala.

Taehyung era el único otro en esa gran mansión, único heredero de la gran fortuna de su familia.

Kim Daehoo era el hermano mayor. Luego venía Kim Seung, el padre de Taehyung y luego la hermana menor, una alocada mujer que hacía lo que quería con la vida y el dinero de su familia, Kim Yuna.

Daehoo estaba casado, pero vivía lejos de su esposa desde hace años.

Seung amaba a la madre de Taehyung con toda su alma.

Yuna... tenía muchos amantes a la vez, y ¿cómo no, si había heredado toda la belleza de los Kim? Incluso Seokjin cuando era un pequeño y entró por primera vez a esa casa tuvo ilusiones con ella, hasta que comprendió que era un ser inexistente para esa increíble mujer.

Luego, toda esa belleza, ese carisma, esa elegancia y ese dinero recayeron en el único heredero: Kim Taehyung.

Seokjin tenía prácticamente prohibido mirarlo a los ojos: era unos dos años mayor que él, así que cuando Taehyung insistía, insistía e insistía juntarse con el mayor de los Jeon, terminó ganando la aprobación de sus padres y de sus tíos, pues nadie veía demasiado como amenaza a Jin, un Jin tímido, un Jin que tartamudeaba en frente de Taehyung, un Jin que agachaba la cabeza de solo entrar Daehoo a la habitación, un Jin que ayudaba a su madre a limpiar los baños cuando a esta los brazos le dolían y que se había enamorado del olor del desinfectante de superficies.

Nunca pensaron que en esos diez años en la casa juntos iban a enamorarse a tal nivel.

Kim Daehoo y Kim Seung fueron los hijos de puta que rompieron a Seokjin.

—¿Verdad? ¿Qué verdad? —Seokjin volvió a la realidad, porque no le hacía para nada de bien permitir que por su cabeza rondaran las imágenes del muchacho.

Taehyung siempre había sido hermoso, pero cuando se separaron... cuando Taehyung se casó, Jin no está seguro si fue porque fue el preciso día en que lo perdió o porque eventualmente la maduración había hecho lo suyo en su expareja... pero cuando Jin perdió a Tae, Tae estaba brillando, siendo lo más hermoso que había sido nunca, viéndose lo más sexy y arrasador que nunca le había parecido a Jin. Incluso sentía que hasta sus labios de forma de corazón en ese día estaban más rosados, llamativos, esperando por Seokjin para que los mordiera... pero quizá era el maquillaje de matrimonio.

Quizá no era bueno que pensara en él.

Seokjin cerró los ojos y rememoró el tatuaje de Nevermind de Park Jimin. Recordó de nuevo las veces que lo besaba, las veces que tomaba su cuerpo pequeño y casi frágil en sus brazos y lo partía contra la pared, la manera en la que aquel muchacho rubio gemía con la cabeza hacia atrás mientras Jin se empalaba en su trasero con toda la fuerza del mundo.

Un estremecimiento recorrió su cuerpo, y quiso estar con Jimin en ese momento más que nunca. Estaba desesperado por tocarlo y por hacerlo suyo, de nuevo.

—Su madre... murió... pero ella nunca les dijo nada, ¿cierto?

—¿Nada respecto a qué? —Jin se estaba impacientando. —Habla de una jodida vez, Seung, para que así te puedas ir de esta casa antes de que rompa tu rostro.

Glimpse of us [Jintae/Taejin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora