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   Un silencioso resoplido salió de su boca cuando escuchó al comisario pero no hizo ningún comentario, en su lugar, prestó atención y escuchó las excusas más vagas sobre cómo se necesitaba un nuevo miembro del cuerpo policial.

Claramente Toni no entendió. ¿Por qué un madero nuevo vendría desde América hasta Londres por voluntad propia? No tenía ningún sentido, Londres era una mierda, punto.

Segundo, tampoco entendió cómo es que Gordon necesitaba más personal, quiere decir, había por lo menos 20 policías diarios metidos en radio.

Literalmente estaba todo cubierto, bien es cierto que él podía entender que no todos parecían capacitados pero, aún así le hizo mucho ruido, simplemente por qué tenía que ser de Estados Unidos. Habían más ciudades donde podían conseguir personal más "calificado".

Aún así, él escuchó. Siempre lo hacía.

—Simple, tú sólo ve a buscarlo al aeropuerto, presentate y traelo a comisaría —explica Gordon.

¿Qué?

Entrecierra los ojos y lo mira, esperando que diga «Coño, es broma, Toni»

Pero esas palabras nunca llegan.

Se aclara la garganta y recompone su postura mientras dice:— Gordon, con todos los respetos que te tengo, la verdad no me parece ir de niñero —comenta, su compostura no flaquea, mucho menos la de Gordon.

Alfa tenía que ser.

—Puedes mandar a cualquier mindundi. ¿Alguna razón por la qué tengo que ir especialmente yo?

Gordon le dirije la mirada sin ninguna emoción en el rostro, el rubio sabe que lo hace para intimidarlo, pero, a pasado los últimos años conviviendo con el mayor que simplemente no le afecta.

Al menos se tranquiliza al saber que Gordon tiene puesto sus bloqueadores de olor y no va a intentar nada sucio.

—Confío en ti.

Ah.

—Y el hombre no va a ir con un simple policía, pero sé que al menos reconsiderara ir con el inspector jefe.

«Ah. Hijo de puta, tratando de endulzarme el oído» piensa desganado.

Trata de controlar su aroma. Y evita rodar los ojos a su superior, aun así suelta un resoplido. Si Gordon lo escuchó no comentó nada.

—Bien —dice —, ¿cómo se llamaba el tipo este?, ya mucho misterio.

Nota al castaño mirarlo atentamente pero decide ignorarlo.

—Su nombre es Jack Conway, su rango es superintendente.

Alza una ceja ante eso, pero Gordon no hace ninguno comentario y se dirije a la puerta para despedir al rubio.

Joder.

—Bueno, me encargaré de eso. Te traeré a Conway.

—Los espero. Nos vemos Toni.

Él no le dirige otra mirada y sale de la habitación. Espera que no suceda nada y se dirige a su patrulla.

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No tiene palabras. Toni piensa en qué tuvo que hacer en su vida pasada para que tuviera que encontrarse con esta persona.

—Buenas noches, ¿Es usted, Jack Conway? —pregunta desconcertado. Por todo lo bueno, espera que el hombre lo niegue.

—Hola, ¿qué tal estás? —lo mira con curiosidad. Realmente no sé esperaba que el dicho superintendente tuviera un sentido de la moda tan atroz, no va a comentar nada sobre toda la vestimenta de color dorada y su cabello super amarillento. Tampoco dirá nada del acento tan... Peculiar.

—¿Acaba de confundirme con este anormal?

De repente siente un horrible nudo en la garganta, junto con las fuertes feromonas detrás suya. Cigarro y whisky. Nunca había odiado tanto un olor.

Rechina los dientes y evita gruñir, así que respirando pesadamente se gira sobre sus talones y mira frente a él. Alzado la mirada ligeramente.

—Superintendente Jack Conway, ¿no leíste mi informe?

Retiene un resoplido y en su lugar responde: —No tengo autorización, el comisario Gordon solo me informó su llegada, rango y nombre; también me pidió que viniera a buscarlo, ya que fue transferido.

Ninguno de los dos dice nada. Toni no admitirá que se siente un poco, intimidado. Su orgullo e instintos no lo harán pensarlo, mucho menos decirlo.

La intensa mirada del hombre lo pone incomodo, el tono brusco casi le da una sensación burlesca si no fuera porque jack tiene un semblante serio mientras fuma.

—Ya veo.

Tiene ganas de morder su garganta. Y no de una buena forma. Qué.

—Bien, por aquí está el coche —dice con tranquilidad —, mi nombre es Toni Gambino, soy el inspector jefe, fui enviado por el comisario Gordon, como ya le comenté.

Toni no hace ningún comentario, y Jack tampoco, sus miradas no se cruzan pero el ambiente es tenso. La única cosa que lo tranquiliza es que tiene puesto sus bloqueadores y su aroma no se filtra.

Se gira sobre sus talones y comenza a caminar hacia el auto estacionado a unos metros. No voltea hacia Conway, pero escucha fuertes pisadas detrás suya.

No se que podría esperar de un hombre alfa como él. Por el momento no hará ningún movimiento. Ambos se suben al Mercedes. No se escucha nada. Suspira lo más silencioso que puede y enciende el motor. Nota que Conway a dejado su cigarro pasos atrás.

Y conduce. No se atreve a encender la radio. Solo se dirige a su destino con la mirada al frente.

No volverá a hacer esto. Gordon es un imbecil. «Pero como lo quiero» piensa.

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—¿Gordon no te deja leer los expedientes de tus compañeros?

—Si lo hace —dice, en su defensa —. Lo que no me deja es leer los que tienen rangos mayores al mío, supongo que está vez no me dejó por eso.

Escucha un «mmm» pero decide no preguntar.

En unos minutos, ambos llegan a la comisaría «la del banco» y bajan, la tensión es palpable y es obvio que se nota al ver a su superior Gordon frente a él con una mirada que no puede descifrar.

Toni retiene las ganas de tirarlo a un lado para pasar y en su lugar mueve la cabeza como reconocimiento.

Se adentra al edificio y exhala fuertemente. Nunca había tenido tan mal sus instintos alfa.

«Tal vez mi rutina está cerca» piensa con desgano.

Una rutina alfa no es nada buena si no se tiene un compañero, y él lo sabe muy bien.

Mientras se adentra en sus pensamientos, al mismo tiempo enciende la radio y se asigna sólo y sin compañero.

Hace mucho que no tiene uno.

Y mientras piensa en ello, Gordon abre las puertas radiante.

Oh. No gracias.

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Frío [Tonway] [Omegaverse]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang