Capítulo 11-Nerea

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Gafas de sol. Es todo lo que destaca sobre su outfit la mañana después de la salida de «Lo malo». 

Ha estado recibiendo mensajes toda la noche sobre la evolución de los números en YouTube. Para Spotify aún quedan unas horas.

Entra en las oficinas de la discográfica sin pensarlo mucho, a paso rápido y nervios. Se ha trenzado el pelo, y su ropa deja mucho que desear, pero al menos sabe que las estilistas tendrán algo preparado para las primeras entrevistas.

Ahora eso no importa. Tiene una misión tan sencilla como entrar en su sala, meterse en el estudio y regrabar unas frases. Han pasado las últimas semanas ultimando detalles del disco y, aunque todavía quedan tres canciones por grabar, una de sus favoritas ya está producida.

Pero ahora quiere cambiarla, tocar un par de trozos de la letra y dejarlo como está. Sabe exactamente qué cambiar de «3 minutos diez». Y todo por un sueño, en el que le salían palabras nuevas que encajaban bien, incluso mejor, en esa canción que tan clara ha tenido desde el principio.

En el estudio la encuentran sus amigas cuando suben de risas, con Ana mostrándole algo en el móvil a la castaña, que la hace sonrojar.

—Pero bueno, ¡la desaparecida! —Ana se acerca, de evidente buen humor—. ¿Qué tal la resaca, corazón?

Nerea gruñe y se quita los auriculares. No las gafas, haciendo que ambas chicas alcen las cejas. Aitana aún se siente algo rara tras todo lo sucedido.

—Podría estar mejor —admite con una mueca—, pero entre la borrachera y un momento de lucidez, tuve que ir a cambiar cosas de una canción. No os preocupéis, es en la parte que canto yo sola, he podido volverlo a grabar y lo he remezclado.

—Miedo me das. —Parece broma, pero Aitana ha sentido cada palabra en el estómago.

—¿Estamos celebrando la salida de «Lo malo» y se te ocurre cambiar una canción? Chica, eres rara.

—La inspiración surge cuando quiere, no me juzgues. —Frunce el ceño—. ¿Queréis escucharlo?

Ambas asienten, apoyadas ya en la mesa. Así, Nerea presiona un botón y sus voces comienzan a sonar por toda la sala. Prestan atención a cada detalle, aunque saben que la primera vez que ella canta sola es en la segunda estrofa. Ahí descubren el primer cambio, con la mención del barrio en el que todas viven:

«En Malasaña si tú me ves... dame la espalda también lo haré. Todo lo que me ha dolido a mí, ahora quizás te duela a ti...»

Aitana busca la mirada de Nerea, pero la encuentra muy pendiente de que todo suene bien. Y llega el puente, que lo canta ella entero.

«En aquel baño del Ojalá... o en vacaciones en Cocktail Bar... todo lo que dicen por ahí..., ahora también te duele a ti...»

La simple mención del restaurante la eriza por completo, teniendo que abrazarse a sí misma. No se puede creer que se haya atrevido a decirlo en una canción y ponérsela a Ana como si nada, pero la rubia parece imperturbable en ese instante.

Al encontrar los ojos de Ana, curiosos, sabe que le debe alguna explicación. Por supuesto que sabe que se quedaron solas, pero ¿en qué momento ha decidido que una canción de desamor, que parece más bien una conversación, debe tener referencias a ellas? Es una locura.

Aún peor, ¿cómo se lo tomaría Malena?

—Entiendo... —Es lo único que pronuncia la canaria, entendiendo demasiadas cosas, y a la vez ninguna—. Me gusta mucho lo que has hecho con el puente, cielo, pero...

—Se va a quedar así —declara, sin mover un músculo.

—Genial —consigue pronunciar Aitana—. Me flipa así.

3 melodía: Nuestro caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora