Prólogo

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Los inmensos árboles cubrían la luz de la luna, llenando el bosque de la más oscura de las tinieblas, dando paso a las fieras, reinando en cada rincón, sin imaginarse que en medio de tal oscuridad se oculta el más temible de las fieras. Aquel que no tiene nombre, no tiene rostro, sin embargo es aquel que se conoce como Tenebris.

Aquella historia siempre la  narraba la nana, una mujer de cabellos grises, con mirada cansada de la vida, pero con un corazón de niña. Aquella mujer que no le temía a nada a excepción de él.

 Tenebris.

La pequeña niña que se encontraba en la misma habitación que aquella mujer cansada la escuchaba con temor y un toque de intriga.

Se preguntaba una y otra vez quién era aquella bestia llamada Tenebris, tanto le intrigaba que le rogaba a los cielos conocerlo, después de todo era una niña muy curiosa.

El reloj marcó las ocho de la noche, hora de que la pequeña criatura descansará en sus aposentos.

-Lo has oído- pronunció la nana refiriéndose a las campanadas del reloj -Es hora de que tome su sueño- Tomando las sábanas arropo a la pequeña antes de salir de aquella habitación, sin antes dejar encendida una vela en medio de esta.

El sol ya estaba oculto, y la oscuridad reinaba en el largo pasillo, dando un tétrico panorama. La nana sabía muy bien que esa noche él estaba de caza y eso era lo que más temía. Temía por la niña, y por ella.

La vieja mujer se apresuró a encender toda las velas que encontraba a su paso, deseaba que toda las habitaciones estuvieran iluminadas, sin ningún espacio de oscuridad. Sabia que si existiera algún punto sin luz, él estaría ahí, y eso era lo que más temía -¿y como no?- Si él mató a su familia, esa era la razón por la que no deseaba encontrarse con esa bestia.

Estaba por llegar a la última, cuando todo se hizo oscuridad, reinando todo a su paso. La mujer tragó en seco y temblando de miedo lentamente llego a la cocina, tomo un cuchillo, el más filoso que encontró.

-Esto no es real- dijo en voz alta la mujer, hablando con ella misma.

La nana corrio desesperadamente por los pasillos llenos de oscuridad. Podía sentir que alguien la observaba, y así era, detrás de ella se encontraba él, acechando desde las tinieblas a su presa, deseaba ver a esa mujer en sus garras.

Desesperado por alimentarse de aquella mujer se abalanzó sobre ella justo afuera de la habitación de la pequeña, misma que había salido justo en el preciso momento, cruzándose con la mirada de tenebris.

Como si fuera posible, el tiempo se detuvo para los dos, como para él como para la niña, o al menos eso sintieron. La pequeña se quedó hipnotizada de aquellos ojos color carmesí  tan brillantes, jamás había visto tal mirada, llena de odio, pero sobre todo tristeza.

Él tampoco era la excepción, se sentía extraño por la reacción de aquella niña. -Es realmente valiente- pensó él. No le temía, solo le miraba con curiosidad, y eso le intrigaba.

¿Cómo una pequeña no le temía? si su mirada era realmente maligna- se preguntaba una y otra vez.

-¡Corre!- gritó la nana desesperada.

Aquel grito hizo que el tiempo volviera a su curso para aquellos dos desconocidos. Él fue el primero en reaccionar tomando a la nana del cuello le dio muerte, tan rápido que la niña no pudo reaccionar, solo se quedó ahí, mirando la escena como si nada fuera Real. Estaba consiente que deseaba conocer a el dueño de esos ojos, pero no de esa manera, ni mucho menos en su casa, deseaba verlo en el bosque, donde él era el rey.

Él tomó el cuerpo sin vida de aquella mujer y la arrastro a las sombras, en donde la pequeña no lo pudiera ver lo que iba a hacer a continuación. En otras ocasiones no le importaría que lo vieran alimentándose, era grotesco, y lo sabía, pero se llenaba de ego al ver el miedo de los que estaban presentes. Pero en esta ocasión era distinta, aquella niña le había impactado, no sabía si era algo bueno o algo malo, solo sabía que no quería que lo viera lo que iba ha hacer con el cuerpo ya sin vida de aquella mujer.

Lentamente desapareció de la vista de la niña, todo el tiempo sin dejar de ver sus ojos.

Ojos que nunca podría olvidar.

DAEMONIUM TENEBRARUMWhere stories live. Discover now