CAPITULO II

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El viento helado soplaba en el rostro de la pequeña joven, quien caminaba deprisa en las orillas del pueblo, puesto que se le había hecho tarde en su trabajo, y no era apropiada la hora en que caminaba por la oscuridad, ni mucho menos por la inseg...

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El viento helado soplaba en el rostro de la pequeña joven, quien caminaba deprisa en las orillas del pueblo, puesto que se le había hecho tarde en su trabajo, y no era apropiada la hora en que caminaba por la oscuridad, ni mucho menos por la inseguridad que se presentaba, sin embargo estaba feliz, puesto que había visto a su amado justo a la salida, y eso era lo mejor, podía haber estado toda la noche en su trabajo si su hombre estuviera con ella. Una sonrisa se dibujó en su rostro. El solo recuerdo de su amado la hacía feliz.

El viento soplaba tan fuerte que el aroma de la joven le llegó a él, era magnífico, exquisito, se le hacía agua la boca, y ¿como no? si tenía días sin provocar bocado alguno y todo por culpa de los cazadores que salieron al bosque.

El aroma le llegó hasta la jovencita que caminaba a orillas del pueblo, en su rostro se dibujaba una sonrisa, eso le provocó éxtasis, deseaba borrar aquello, quería escucharla pedí clemencia. Sin más se abalanzó encima de ella, provocando un grito por parte de la joven, quien temblaba y lloraba bajo sus garras.

-¡Ah!

Volvió a gritar la joven, mientras se revoloteaba una y otra vez, pero era inútil, no podía hacer nada, la fuerza de aquella cosa era realmente enorme, ella parecía un insignificante insecto a comparación de aquello.

Él disfrutaba del miedo que le producía a aquella mujer, gozaba los gritos que daba, en como se movía debajo de su cuerpo, en como lloraba y temblaba, todo eso le excitaba, lo hacía gozar. Pero los gritos pronto lo fastidiaron, así que coloco unos de sus garras en su boca, para que dejara de callar.

-Shu- silencio él a la mujer, fue un sonido tan aterrador que la mujer se quedó estática, temblando.

Eso le fascinó aún más. Lentamente recorrió una de sus garras de su cuello hasta sus labios, en donde se detuvo por un segundo, recordando la sonrisa que tenía hace un momento atrás.

La noche era perfecta, absolutamente todo de ella lo era, y eso lo volvía loco, era majestuosamente maligna, y ma hacia aún más por las nubes que cubrían la luna.

Al ver tan más ella situación se le ocurrió algo gracioso a él. Algo que lo iba a excitar aún más, y sin más dejo libre a su presa, quien no dudó en salir disparada.

La joven no paraba de correr, podía sentir como su corazón palpitaba estruendosamente sobre su pecho, sabía claramente que esa bestia la estaba vigilando sobre la oscuridad. Podía sentir su pesada mirada sobre ella, y eso le daba horror.

Estaba a nada de llegar a su pequeña y sencilla casa. Ya podía sentir la seguridad que le ofrecería, ya no le importaba el regaño que le daría su padre, ahora lo que deseaba era estar con alguien que no fuera aquella bestia.

Solo faltaba algunos metros para llegar a su hogar cuando él volvió a someterla, pero esta vez tomando una de sus piernas la arrastró hasta el bosque sin importarle los gritos de horror que soltaba la joven. Esto provocó que los vecinos encendieran las antorchas, sin embargo no llegaron ver absolutamente nada.

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